Las maras: un fenómeno al asecho de la sociedad

Actualizado
  • 21/08/2011 02:00
Creado
  • 21/08/2011 02:00
ESPECIAL PARA LA ESTRELLA. PANAMÁ. El jefe de la Policía de El Salvador, Carlos Antonio Ascencio Girón, advirtió a Panamá sobre la exist...

ESPECIAL PARA LA ESTRELLA

PANAMÁ. El jefe de la Policía de El Salvador, Carlos Antonio Ascencio Girón, advirtió a Panamá sobre la existencia de las pandillas denominadas ‘maras’ y aseguró que este país aun está a tiempo para evitar la proliferación de este flagelo.

‘Es una problemática que aun Panamá está a tiempo de evitar, aseguró el jefe policial del país centroamericano y explicó que se trata de jóvenes sanguinarios que extorsionan a las personas, a las empresas, negocios, y de ahí hacen su base económica que les permite armarse para hacer todas sus fechorías.

Ascencio Girón, médico de profesión con especialidad en pediatría, manifestó su profunda preocupación por un fenómeno que, según dijo, ‘ha mutado y se ha convertido en mucho más allá de lo que pudiese ser un movimiento de jóvenes’.

‘Se trata de una estructura violenta, criminal; el fenómeno se ha radicalizado a tal punto de que hoy día, en El Salvador, un 53% de los casos de homicidio está relacionado con el fenómeno de las pandillas’, informó.

Agregó que la situación se torna cada vez más delicada toda vez que existe, primero, una guerra intestina entre ellos mismos; y, segundo, la metodología que utilizan para subsistir es la extorsión.

Ascencio Girón estuvo en Panamá la semana pasada para buscar asesoría en la instalación del Sistema de Emergencia 911 en su país. Realizó una visita de cortesía al Canal de Panamá, donde tuvimos la oportunidad de conversar con él sobre temas relacionados con su trabajo.

En El Salvador actúan principalmente la Mara Salvatrucha (MS) y la Pandilla 18 (P18), que tuvieron su origen en los años 80 en la diáspora salvadoreña dispersa en varias ciudades de Estados Unidos.

La policía estima entre 10.000 y 13.500 los miembros de ambos grupos salvadoreños que mantienen una rivalidad mortal; y entre 60.000 y 120.000 en toda la región. En sus primeros años las integraban sobre todo jóvenes, para transformarse luego en grupos conducidos por mayores de 40 años de edad, aunque se les sumaran niños inclusive de 10 años. El Salvador vivía entonces una guerra civil entre el insurgente Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN, hoy convertido en partido político) y fuerzas del Estado, que dejó 75.000 víctimas civiles y 8.000 desaparecidos, hasta que el presidente Alfredo Cristiani y la guerrilla firmaron la paz, en 1992.

Pese al serio problema que representa para El Salvador la existencia de estas pandillas, el jefe policial se mostró en desacuerdo con que los menores sean juzgados como adultos. No obstante, dijo, los que sí tienen que ir a la cárcel, sin ninguna contemplación, son los cabecillas de estas agrupaciones ilícitas que tanto daño le están haciendo a nuestros países. De acuerdo con Ascencio Girón, jefe de la Policía de El Salvador, desde junio de 2009, el pandiller ismo es un movimiento complejizado, porque la ‘narcoactividad’ instrumentaliza también el fenómeno de pandillas para encubrir el trasiego de drogas, realizar actividad de sicariato y, al final, todas esas actividades se las pagan con droga, lo que ha dado lugar a una actividad delictiva que conocemos como ‘narcomenudeo’, es decir, el mercado de la droga en nuestro país ‘en pequeñas escalas’, que es precisamente ‘el que nos está dejando un saldo de homicidio tremendamente alto’.

‘Es un fenómeno triste, duro, trágico, dramático y complejo, al que hay que ponerle atención desde que se empieza a ver’, advirtió finalmente el médico pediatra. Dijo que es fundamental crear un entorno para que eso no surja; darle realce a la educación y luchar por neutralizar factores de riesgo que afectan a nuestros jóvenes: alcohol, drogas e iniciativas empresariales que brindan hechos como la trata de personas, por ejemplo.

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