La mentira como un instrumento de poder

Actualizado
  • 28/07/2013 02:00
Creado
  • 28/07/2013 02:00
Desde el inicio de los tiempos, lo primero fue el verbo en sus diferentes modalidades y códigos, luego se aprehendió y fue utilizado par...

Desde el inicio de los tiempos, lo primero fue el verbo en sus diferentes modalidades y códigos, luego se aprehendió y fue utilizado para comunicar y también para dominar. Entonces la palabra se constituyó en una herramienta y recurso para ejercer el poder, a través de muchas formas, y surgió así la mentira como un mecanismo y práctica para someter y contradecir la verdad, con tal de obtener beneficios y garantizar el control de las mentes y corazones de los individuos, en un primer momento, y posteriormente de la humanidad como meta ideológica.

LA MENTIRA Y EL PECADO ORIGINAL

Ya en el primer paraíso la mentira mimetizada se arrastró y enredó con dulzura, envenenando la fruta mordida y prometiendo como recompensa, a la acción desobediente, el acceso a la sabiduría infinita y al conocimiento reservado para los dioses, en una suerte de lógica perversa y maniquea. El bien fue tentado y sucumbió ante el mal que, desde ese momento, ha sido perseguido y lo será hasta el final de los días. Pero hasta que llegue ese momento victorioso, el mal y la mentira se irán adaptando a los tiempos, siempre con la finalidad de dominar utilizando para ello cualesquiera instrumento, precio y medida; el fin justifica los medios.

MENTIRAS, ENGAÑO Y TRAICIÓN

Mientras tanto, la mentira también se ha hecho acompañar del engaño y de la traición. Como mecanismo de dominación, ha sabido transformarse y adaptarse para competir contra la verdad, utilizando igualmente los avances tecnológicos coyunturales para convertirse en espejo de las realidades sociales en los que se refleja, y proyectarse de manera imperceptible para algunos, y apoyados por otros como vehículo del poder.

De esta suerte, la verdad ha tenido que enfrentar a la mentira desde su propia raíz, pues también en el fondo la mentira construye sus argumentos con cierta dosis de veracidad, lo que al final compromete la certidumbre como parámetro de lo legal y ético. La mentira se hace creíble y la voluntad del poder define los valores, y elabora el pensamiento único racional y coyuntural. Así, la mentira como auto de fe cohesiona voluntades alrededor de esperanzas pretendiendo de esta manera probar que es más confiable que la verdad, para lo cual también recurre al miedo como mecanismo y acicate de control político, social, económico, cultural y militar.

¿VERDAD O MENTIRA?

En este largo andar se ha dicho que la mentira aparece como la única verdad que contamos los seres humanos. Sobre esto ya Platón señalaba que la mentira, en determinadas circunstancias, es válida; mientras que para Aristóteles, San Agustín y Emmanuel Kant nunca se debe mentir. En tanto, Santo Tomás de Aquino sostuvo que la mentira tiene una utilidad en función de los propósitos, aunque es maliciosa y mortal.

En este sentido, se ha sostenido que la mentira como falsa estrategia no desaparecerá en su totalidad en ninguno de los ámbitos arriba mencionados, tampoco dejará de estar presente en la justicia, diplomacia, periodismo y en otros lugares de la vida cotidiana, en tanto constituye parte intrínseca del mapa de las emociones de las personas; asimismo de los políticos y de los Estados. Lo anterior tiene sentido en el discurso del histórico canciller alemán Otto Von Bismarck, quien advirtió, en su momento, que nunca se miente más que después de una cacería, durante una guerra y antes de las elecciones.

LOS ESPACIOS PROPIOS DE LAS MENTIRAS

Desde esta perspectiva, la mentira ya alcanzó a construir su propio espacio en los escenarios de lo público en donde tiene mayor incidencia, dada la naturaleza de los programas y proyectos instrumentados por los distintos gobiernos, pero igualmente en lo privado en donde adquiere matices ideológicos y de simulación, que es otra herramienta en la que se apoya la mentira.

A esta altura del análisis es bueno señalar que la mentira se ha convertido en una necesidad para recrear entornos e inventar mañanas, muchas de las cuales nunca amanecen dado la fortaleza y vitalidad engañosa de sus promotores. Sin embargo, como se trata de percepciones resultantes de conductas y opiniones modificadas mediante la manipulación de signos e imágenes, la mentira emerge cargada de recompensas y realizaciones.

LOS CÓMPLICES DE LA MENTIRA

En buena parte de los países, incluidos algunos del primer mundo, la mentira funciona estructuralmente a través, y con la complicidad, del dinero, la corrupción y la impunidad. Asimismo, el cohecho como una práctica tradicional da cuenta de las recompensas otorgadas a funcionarios públicos por torcer las decisiones de los juicios, a favor de terceras personas. En estos casos el poder ejerce influencia ilícita e ilegítima, ocasionando distracciones en el manejo de los fondos públicos para uso privado.

El desarrollo de esta práctica ha propiciado una conducta perversa en ciudadanos que justifican las actuaciones de políticos y ciertas élites en todo lo que signifique corrupción, siempre y cuando sus actuaciones derramen beneficios, lo que en el lenguaje popular equivale a ‘bañarse con regadera’; por lo que meter la mano es un detalle que se olvida y da paso a nuevas oportunidades para recoger migajas caídas de la mesa del poderoso.

SOPORTES DE LA MENTIRA

Este recorrido parcial emprendido alrededor de la mentira no puede dejar de lado la existencia de otros soportes y procedimientos utilizados por ésta, para lograr sus objetivos. Se trata de las difamaciones con el ánimo de causar daño, transitorio o permanente, a las personas, sean naturales o jurídicas, mediante distintos mecanismos hablados, incluidos los rumores. Hoy el avance tecnológico es un nuevo soporte que trae consigo un valor agregado, en cuanto a la capacidad destructora de la mentira.

En este sentido, el uso pernicioso de la tecnología como soporte de la mentira contribuye a destruir reputaciones, erosionar la credibilidad de los adversarios políticos, empresariales, sindicales, académicos, así como de otros sectores organizados de la sociedad ci vil. En otras dimensiones, como en el caso de la geopolítica, la tecnología y la mentira establecen relaciones de subordinación y conflicto; esto último genera odios irreconciliables y conduce a enfrentamientos, que incluso pueden alcanzar expresiones de violencia que afectan internamente el complejo edificio social, y origina nuevos alineamientos entre los Estados en la esfera internacional.

El conjunto de estas prácticas que se proyecta como el ordenador de una gran parte de lo que acontece en la vida pública, subsiste en la superficie y al interior de los individuos como una cultura enraizada; no obstante, es responsabilidad de todos extirpar las raíces de la mentira como instrumento del poder y rescatar la verdad, como necesidad para la construcción de una sociedad más justa y democrática.

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