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- 29/10/2013 01:00
PANAMÁ. Han pasado 36 días desde aquella tarde negra en la que Juan Carlos Navarro, como secretario del PRD, anunció la apertura del proceso de expulsión contra el diputado Raúl Pineda y ya hay voces que apuestan que el asunto será enterrado.
Las señales son más que evidentes, es la premisa del exsecretario del CEN Mitchell Doens. Tan solo en la última semana se han dado dos acercamientos claves entre Navarro y Pineda.
El primero fue la semana pasada en el hotel El Panamá en una cena de recaudación de fondos para la campaña de Navarro. El otro encuentro que resultó más cercano fue el pasado domingo, en el campo de concentración política de Pineda: el distrito de San Miguelito. Navarro y Pineda visitaron Veranillo. Entre risas y anécdotas, ambos realizaron un extenso recorrido por las estrechas calles, casa por casa, que demoró más de dos horas.
Y fue este último encuentro el que encendió la chispa de la duda. Doens llegó a una sola conclusión: el proceso contra Pineda no va a quedar en nada. Pero esto no es lo peor, exclama el dirigente político, sino el mensaje que se envía a la membresía: ‘un contenido ambivalente e incoherente’, en el que Doens retrata con hartazgo la realidad del partido que comandó y que ahora, parece, vive marcado por un doble discurso, cuyo líder actual, Navarro, ondea primero para imponer sanciones a los ‘detractores’ y luego se le observa junto a uno de los diputados más cuestionados buscando votos.
Pareciera que al final de eso se trata: buscar votos y ganar. Y Pineda, al menos en el circuito que abandera, es líder, ganó la postulación con más votos en junio pasado. Un triunfo que días después le hizo probar un sabor amargo tras divulgarse una supuesta grabación telefónica en la que presuntamente gente de su campaña definía los últimos detalles para acaparar la mayor cantidad de votos. Acá en los barrios bajos el trueque electoral se da a cambio de dinero y droga.
Doens no olvida y lamenta que la dirigencia lo haga. Él, que fue uno de los primeros que impulsó la salida de Pineda, mira con preocupación lo que está pasando, pues cree que el tiempo es oro y ya es momento de que ‘a todos los traidores los saquen del colectivo’.
En esa lista inquietante que plasma Doens, su copartidario Francisco Sánchez Cárdenas se mira. Él cree que el proceso contra Pineda se quedará congelado. El médico habla de un tema de forma más que de fondo.
En la columna dominical de este diario A tiro de Piedra, dice que Navarro se equivocó al vociferar que abriría un proceso a Pineda. Asegura que el líder ‘en privado ha admitido’ su error.
Esta posición la secunda la candidata a diputada Zulay Rodríguez. Ella prefiere que sea el Tribunal de Honor del partido el que emita una decisión. Un fallo que habrá que esperar dos meses para que se resuelva, pero que, al menos por ahora, a la defensa del diputado Pineda no le roba la calma. Su abogado, Silvio Guerra, reitera sin cansarse que el proceso de expulsión que se abrió contra su cliente ‘es una arbitrariedad’. El abogado argumenta que se inició siguiendo instrucciones del secretario del PRD, y de acuerdo con los estatutos, la decisión debió tomarla el Directorio Nacional.
Al final del camino el jurista sabe lo que pasará: el proceso no seguirá su curso, pues antes de haber iniciado ya estaba viciado de faltas. La razón es simple: se violó el debido proceso.