¡Alabado seas por la madre tierra!

Actualizado
  • 01/11/2015 01:01
Creado
  • 01/11/2015 01:01
De manera poco ortodoxa, el papa Francisco advierte con información científica sobre los problemas y los negociados con recursos naturales, e inst...

Laudato Si , o su traducción al español, alabado seas, mi señor, es un cántico religioso cristiano compuesto por San Francisco de Asís en dialecto umbro a finales del año 1224 o principios del 1225, poco antes de su muerte. También, es el nombre de la encíclica del Papa Francisco.

La encíclica Laudato Si , inicia con el ‘Cántico de las Creaturas' de San Francisco de Asis: ‘Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sustenta , gobierna y produce diversos frutos, con coloridas flores y hierbas', como una motivación de ‘apertura al estupor y a la maravilla de la creación'.

El Santo de Asís nos ‘propone reconocer la naturaleza como un espléndido libro en el cual Dios nos habla y nos refleja algo de su hermosura y de su bondad'.

Evidentemente, la encíclica se sale del prototipo tradicional de los comunicados papales, desde su nombre, que no está escrito en latín, sino en una lengua indoeuropea extinta que hablaba San Francisco de Asís, santo inspirador de Jorge Bergoglio en cuanto a la renovación de la iglesia.

Las encíclicas son cartas solemnes sobre asuntos de la Iglesia o determinados puntos de la doctrina católica dirigidas por el Papa a los obispos y los fieles católicos de todo el mundo. Tienen su origen en las epístolas del Nuevo Testamento y son los documentos más importantes que escribe el Pontífice.

LA ENCÍCLICA VERDE Y LA CIENCIA

Así, 800 años después, Francisco retoma la línea del santo italiano. Además del componente espiritual, lo hace en base a los descubrimientos de la ecología, la física o la química. En cierto modo, estas son luces de un nuevo momento en la Iglesia.

Si antes sus miembros acusaron a Galileo por su base científica, ahora es con la misma ciencia que Francisco denuncia el incremento del efecto invernadero, la mala calidad del agua en el mundo o la constante exposición a contaminantes atmosféricos que aquejan a las sociedades del presente siglo. Es la primera vez que un papa publica una encíclica acerca del daño ambiental, la cual propone una extraña coalición entre la ciencia y la fe.

El tema dominante de la encíclica Alabado Seas es la ‘ecología integral', que vincula el cuidado del medio ambiente con una noción bastante desplegada en la doctrina católica, cuyo principio básico es ‘para amar a Dios hay que amar a nuestro prójimo, el hombre, y hay que amar y cuidar del resto de la creación'.

El sumo Pontífice cita de la Biblia el libro de Génesis (2,15) que menciona que ‘el hombre tiene dominio sobre la tierra y, por tanto un derecho irrestricto sobre sus recursos'.

Ciertos creyentes usan ese concepto bíblico de ‘dominio' para justificar prácticas como la minería y la pesca con redes de malla. ‘Esta no es una interpretación correcta de la Biblia como la entiende la iglesia', señala Francisco.

La Biblia enseña al hombre a ‘labrar y cuidar' el jardín del mundo.(Génesis 1,28) Esto implica una relación de reciprocidad responsable entre el ser humano y la naturaleza.

LAUDATO SI Y LOS CULTIVOS TRANSGÉNICOS

En la encíclica ecológica Laudato si se aborda el tema de los cultivos genéticamente modificados (transgénicos), no por su uso en sí o por su origen, sino por sus consecuencias económicas y sociales.

En muchos lugares, tras la introducción de estos cultivos, se constata una concentración de tierras productivas en manos de pocos debido a la progresiva desaparición de pequeños productores que, como consecuencia de la pérdida de las tierras explotadas, se han visto obligados a retirarse de la producción directa.

El papa Francisco manifestó en el capítulo 3 de esta encíclica que ‘los más frágiles se convierten en trabajadores precarios, y muchos empleados rurales terminan migrando a miserables asentamientos de las ciudades'.

‘La expansión de la frontera de estos cultivos arrasa con el complejo entramado de los ecosistemas, disminuye la diversidad productiva y afecta el presente y el futuro de las economías regionales', sigue el documento.

En varios países se advierte una tendencia al desarrollo de oligopolios en la producción de granos y de otros productos necesarios para su cultivo, y la dependencia se agrava si se piensa en la producción de granos estériles que terminaría obligando a los campesinos a comprarlos a las empresas productoras'.

No por nada esta encíclica es criticada por grupos relacionados estrechamente con el capitalismo más salvaje, el libre mercado y las grandes empresas biotecnológicas.

EL PAPA FRANCISCO Y EL IPCC

Sin embargo, el conductor del catolicismo se alinea con lo más avanzado de la ciencia. El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) y la mayor parte de la comunidad científica consideran que el calentamiento global existe, que es un peligro grave y se debe en buena parte al uso de combustibles fósiles como petróleo y carbón.

Distintos reportes del IPCC afirman que los efectos del cambio climático, ‘en un 95% responsabilidad de la actividad socioeconómica', ya se están sufriendo en todos los continentes y en los océanos.

Olas de calor, sequías, inundaciones, incendios forestales, afectaciones sufridas por ecosistemas y especies, falta de seguridad alimentaria y de agua, problemas en los modos de vida y en la salud de las personas, junto a la ‘amenaza para la seguridad humana' por las dificultades para acceder a los alimentos, al agua y al refugio, junto con las destrucción de pertenencias de las poblaciones vulnerables. Otra forma de plantear lo que exhibe la encíclica.

GOBIERNOS, POLÍTICOS Y COMUNIDAD INTERNACIONAL

El documento papal pareciera destinado a Panamá, ante lo que él llama ‘el clamar de la hermana tierra', denuncia la debilidad de las reacciones de quienes tendrían que haber protestado, fustiga particularmente a la clase política: detrás de la destrucción del medioambiente campea la corrupción.

La razón de actitudes viles puede encontrarse en el numeral 26 del Laudato si : ‘muchos de aquellos que tienen más recurso y poder económico o político parecen concentrarse en enmascarar los problemas o en ocultar los síntomas'.

Además, advierte que ‘las predicciones catastróficas ya no pueden ser miradas con desprecio e ironía', considerando que ‘a las próximas generaciones podríamos dejarles demasiados escombros, desiertos y suciedad'.

Sin demasiadas vueltas, Francisco atribuye gran parte del problema a la voracidad de las grandes compañías y a la falta de una adecuada gestión de los gobernantes.

EL TONO DEL PAPA

De este modo, la voz de Francisco resulta poderosa en el contexto contemporáneo. En Laudato si no teme señalar que gran parte de la crisis ambiental se debe a la inoperancia de ciertos organismos gubernamentales que ceden frente a las presiones de las transnacionales que lucran de la explotación minera o forestal. A la problemática añade la postura consumista, que dota a las personas de más y más tecnología a un alto costo de impacto ambiental.

En aras de la equidad, sobre el derecho al agua potable está avalada por la encíclica. ‘El derecho al agua potable y segura es un derecho humano básico fundamental y universal', sostiene.

La encíclica hace explícito un nuevo pecado, que puede llamarse el ecológico. ‘Que los seres humanos destruyan la diversidad biológica de la creación divina, que los seres humanos degraden la integridad de la tierra y contribuyan al cambio climático o destruyen sus zonas de húmedales. Todo esto son pecados'.

A las puertas de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que tendrá lugar en París del 30 de noviembre al 11 de diciembre próximo, apuntando a constituir un marco de referencia el papa escribe: ‘el sometimiento de la política ante la tecnología y las finanzas se muestra en el fracaso de las cumbres mundiales sobre medioambiente'. Con ello, critica abiertamente que estos encuentros se conviertan en reuniones sin sentido.

De principio a fin, el texto es un apasionado llamado a que las personas, las sociedades, los políticos, los gobiernos y las empresas asuman su responsabilidad para detener el desastre.

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