Así lo confirmó el viceminsitro de Finanzas, Fausto Fernández, a La Estrella de Panamá
Los tratados Torrijos Carter: un logro de Nixon, Ford y Kissinger
- 25/09/2016 03:00
¿Es posible que se haya sobredimensionado el papel de figura ‘esencial' asignado a Jimmy Carter (1977-1981) en la firma de los tratados del Canal de Panamá en 1977?
Carter era todavía senador del estado de Georgia cuando ya los estadounidenses habían prometido a Panamá un nuevo tratado en reemplazo del Hay Bunau- Varilla, de 1903.
El presidente Richard Nixon (1969-1974) estuvo decidido a concluir las negociaciones durante su mandato. A pedido suyo, el secretario de Estado Henry Kissinger prestó especial interés a las negociaciones y presionó para que el tratado pudiese enviarse al Senado en 1975.
Como prueba de su compromiso, el mandatario norteamericano asignó a su más hábil diplomático, Ellsworth Bunker, como cabeza del equipo negociador.
Tras la renuncia de Nixon (caso Watergate), el 8 de agosto de 1974, Gerald Ford retuvo a Kissinger como secretario de Estado y con ello la política exterior que daba prioridad a la firma del tratado con Panamá.
Bajo las órdenes de Ford, las negociaciones continuaron a ritmo progresivo durante las elecciones presidenciales estadounidenses de 1976 y hasta el fin de su mandato, en enero de 1977, aunque el presidente pidió al equipo panameño mantener ‘estricta confidencialidad', con el fin de evitar que sus oponentes políticos tergiversaran su posición y perjudicaran su aspiración reeleccionaria .
En junio de 1976, en una reunión realizada en Santiago de Chile, Kissinger comentó al entonces ministro de Relaciones Exteriores panameño Aquilino Boyd que ya se habían resuelto casi todos los puntos importantes de la negociación y que Ford estaría listo para llevar el tratado al Senado en enero de 1977. Si los demócratas (Carter) ganaban las elecciones, aseguró Kissinger, se verían obligados a seguir con este compromiso.
‘El no puede evitar la negociación. Yo confío en que no buscará una confrontación con Panamá si gana las elecciones', repitió Kissinger al embajador Nicolás González Revilla, en octubre de 1976.
Para entonces, Panamá se había convertido en uno de los temas prioritarios de la política exterior estadounidense.
Todo ello se desprende de la lectura de más de 400 páginas del Volumen XXII de documentos de Política Exterior de Estados Unidos, desclasificados el año pasado. Este recoge minutas de reuniones, cartas, memorándums y notas sobre las negociaciones de los tratados, entre los años 1973 y 1976.
El documento resume las posiciones del general Omar Torrijos, del ministro de Relaciones Exteriores Juan Antonio Tack, de los presidentes estadounidenses Richard Nixon y Gerald Ford, del secretario de Estado Henry Kissinger y de otros importantes funcionarios de ambos gobiernos.
En él se muestra que los presidentes estadounidenses desde Lyndon Johnson hasta Gerald Ford estuvieron convencidos de que el estado de cosas en Panamá era insostenible y que había que poner fecha de salida de la Zona del Canal, lo antes posible.
Esta política fue consultada y aprobada por los expresidentes Harry Truman y Dwight D. Eisenhower, consultados por Johnson después de los hechos del 9 de enero de 1964.
Desde 1960, Estados Unidos había apoyado los acuerdos para un régimen de descolonización en todas partes del mundo. Su presencia en Panamá contradecía ese compromiso y restaba credibilidad al país, algo que preocupaba a los presidentes.
‘El Canal de Panamá, la zona que lo rodea y nuestra presencia en Panamá están gobernados por los términos de un tratado firmado en 1903. El mundo ha cambiado radicalmente durante estos 70 años en que este tratado ha estado vigente. Los términos de nuestra relación deben reflejar esos cambios de forma razonable', dijo Nixon en un reporte al Congreso de Estados Unidos en 1973.
La hábil política del general Omar Torrijos de convertir el tema canalero en uno multilateral logró que América Latina y al mundo no alineado se identificaran con los reclamos panameños y que el país se convirtiera en un ‘símbolo' para estos, según reconociera el mismo Kissinger
De hecho, Kissinger consideraba que un nuevo tratado sería un logro mayúsculo para la política exterior de Estados Unidos, sobre todo en el ambiente latinoamericano.
9 DE ENERO
El compromiso de Estados Unidos se sustentaba principalmente en el temor de que surgieran nuevamente situaciones como la del 9 de enero de 1964, movimientos guerrilleros o ataques terroristas al Canal, de parte de grupos radicales.
Torrijos aprovechó este temor para conseguir avances en las negociaciones y para que se le hicieran concesiones al margen de estas.
Según los documentos, el general estaba convencido de que su habilidad para mantenerse en el poder estaba ligada a los avances de las pláticas y se ponía nervioso cuando estas se trancaban.
También, de acuerdo con el volumen, el énfasis primordial del gobierno de Torrijos era la soberanía sobre la Zona del Canal, lo que lo diferenciaba de la clase gobernante tradicional, que había presionado principalmente por beneficios económicos.
El volumen XXIII inicia con un telegrama enviado desde Venezuela por petición del exembajador estadounidense en Panamá (1964-1965) Jack Vaughn, tras una reunión con Torrijos, el 15 de enero de 1973.
Según el exdiplomático, Torrijos le habría dicho que estaba ‘harto de los gringos'.
‘Hemos estado negociando durante nueve años y no hemos avanzado nada', habría seguido el general, para después advertirle que tenía listos dos batallones de élite para un ataque a la Zona del Canal.
De acuerdo con los funcionarios del gobierno estadounidense (como se refleja en los documentos) Torrijos presionaba y amenazaba periódicamente, pero en otras ocasiones, a conveniencia, prometía mantener a la prensa y a los estudiantes a raya o bajar el tono de sus discursos.
‘Llevo cuatro años de mantener este país tranquilo y no me lo quieren reconocer', insistía Torrijos al embajador William Jorden en una ocasión.
En otra oportunidad, comentó a los norteamericanos que en 1971 había 200 mil panameños dispuestos a entrar en la Zona del Canal, pero que él había evitado que eso sucediera.
A pesar de los deseos del presidente Ford, Torrijos no bajaría la guardia en el año electoral de 1976, cuando en plena campaña entre Ford y Carter insistió en que el caso de Panamá fuera presentado de forma beligerante en reuniones internacionales: la Asamblea General de la OEA en Santiago de Chile (junio); un encuentro de jefes de estado latinoamericanos (también en junio de ese año); un encuentro de jefes de estado de países No Alineados en Colombo, SriLanka (agosto); una reunión del consejo de Seguridad de la ONU (septiembre).
En julio de 1975, el presidente de Costa Rica Daniel Odúber había enviado una carta a Kissinger para anunciarle que tanto él, como los presidentes de Venezuela y Colombia estaban dispuestos a acompañar a Torrijos en una caminata en la Zona del Canal como una muestra de solidaridad con la causa panameña.
Pero ya la rama ejecutiva del gobierno estadounidense estaba convencida de la necesidad del tratado.
No era solo porque el Canal tenía entonces, según estimados de expertos, un periodo de vita útil de entre 30 y 50 años.
Los hechos del 9 de enero habían mostrado que la principal amenaza para el canal de esclusas no eran las potencias extranjeras, sino los propios panameños: ‘la falta de consentimiento de los panameños a la presencia de Estados Unidos en la Zona del Canal va a traer conflicto', decía Kissinger. ‘Si no se enfrenta ahora, el problema seguirá y cada vez se hará peor'.
Según los documentos, en los más altos niveles del gobierno estadounidense no preocupaba en lo más mínimo los zonians, (‘No estamos aquí para defender privilegios especiales', dijo en una ocasión Kissinger al ministro Tack).
Tampoco sobredimensionaban los beneficios que representaba el Canal para su economía (apenas $100 millones al año).
La mayor ventaja de estar en Panamá para los estadounidenses era la defensa de su territorio (‘y no de Panamá').
‘El objetivo de seguridad último se centra en una vía acuática eficientemente operada a la que puedan tener libre acceso las naves estadounidenses y que pueda ser negada a los enemigos en tiempos de guerra' (Memorándum al secretario de Defensa Schlesinger, en junio de 1974).
En la próxima entrega continuaremos con más detalles de los documentos.