Alicia Viteri en el territorio de lo invisible

  • 21/09/2025 00:00
Desde el 1 de octubre, la artista colombo panameña Alicia Viteri presentará obra diversa en su individual “La línea invisible”, en la Galería de Arte Banconal

Para Alicia Viteri (Pasto, 1946), nuestro país es su mundo. Es más panameña que colombiana esta artista sin fronteras, ya que ha residido en nuestro istmo más años que los vividos en su suelo natal.

Entre los 12 y los 15 años perdió a su padre y a su madre. Se crio con una hermana dominante y un hermano ingenuo. Y algo por dentro le decía que debía dejar su comunidad para buscar qué había más allá del horizonte.

Un antes y un después fue un viaje grupal que hizo a los 16 años y duró dos meses y medio. Fue un periplo que incluyó Panamá, Costa Rica, El Salvador, Nicaragua hasta llegar a su destino anhelado: Nueva York. El recorrido terminó llevando todos en autobús a Toronto.

Aquel deambular fue increíble. Hoy lo rememora con la claridad de una aparición. Todo esto la impulsa a irse a Bogotá para formarse desde la academia. Optó primero por estudiar Derecho por imposición familiar, pero enseguida descubrió que aquello de las leyes, principios y normas no iba con su personalidad.

Por lo que estuvo unos meses a la libre en la capital colombiana mientras decidía qué hacer. Luego se inclinó por Arquitectura para edificar y construir edificaciones, aunque la parada definitiva fue cuando ingresó a la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Los Andes en Bogotá. Allí encontró su senda.

Curvas más que rectas

La nueva muestra individual de Alicia Viteri recibe el nombre de “La línea invisible” porque sintetiza su trayecto como creadora. Su carrera es prueba de ese proceso que no ha sido una recta sino más bien un conjunto de curvas, donde la transformación ha sido su constancia.

Alicia es la versión pictórica de Kafka, ya que exploró inicialmente los insectos como una especie de retrato íntimo y angustiante de la condición humana y luego pasó a pintar a los seres que se transforman en monstruos a raíz de sus defectos y vicios.

Todo en su obra es un acercamiento al paisaje en general que mira siempre como si fuera la primera vez: el natural, el vital, el onírico, el social, el político, el económico y el simbólico. Esos parajes a veces son tropicales y en otros montañosos; en ocasiones coquetea con los cubistas y en otras transita por el ideario de los expresionistas.

Sus paisajes los desarrolla desde el óleo, el lápiz, el grabado o el carboncillo, o bien desde las manchas más libres o las formas más detalladas de la realidad, así como desde el blanco y negro y en otras desde lo más colorido posible.

“Realmente el arte es una cosa que nace con todos los seres humanos. Pero no todos están predispuestos a seguir una carrera de artista porque es una vaina muy sacrificada. Y hay que irse más por lo que dé el chen-chen, como dicen ahora. Ser artista es muy duro”, confiesa Alicia sentada en la sala de su apartamento rodeada de obras, fotos y libros.

Stephan Proaño

“La línea invisible” es un homenaje a Stephan Proaño, ese notable publicista, cineasta, editor fílmico e intérprete panameño que conoció en Bogotá, cuando ambos eran estudiantes universitarios veinteañeros.

Su encuentro fue en una reunión que organizaron unos amigos teatristas. Ella estaba de vacaciones de la universidad y llegó sin pareja. Stephan, por entonces director del periódico El Tadeista de la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano, también apareció sin acompañante por el convite.

“En el periódico se dio la oportunidad de que entrevistara al padre Camilo Torres. Y trabajó con él en la organización de un grupo de teatro. Después se dedicó a la televisión, fue protagonista de varias telenovelas y se ganó un premio como mejor actor de reparto en Casi un extraño en 1968”, recuerda Alicia mientras disfrutamos de uvas y emparedados acompañados de un frío vino blanco.

Ha confesado que nunca se había enamorado de verdad hasta que lo conoció. Desde ahí, nunca más se separaron. No es inventado. Así fue. Palabra de Alicia.

En 1972, la pareja establece su hogar en Panamá, donde es profesora de la Universidad de Panamá y funda el taller de grabado del entonces Instituto Panameño de Arte.

Esfuerzo valioso

La anterior exposición de Alicia Viteri fue en el 2020. La serie se tituló “Transformaciones” y ocurrió en la Galería Mateo Sariel.

Este prolongado silencio tuvo una poderosa razón: durante ese tiempo transcurrido se dedicó en cuerpo y alma a cuidar de Stephan Proaño (1947-2023), su amor, confidente y cómplice por cinco décadas.

“Estefan fue un compañero maravilloso. Solidario conmigo. Me ha apoyado todo el tiempo. El esfuerzo que estoy haciendo con esta exposición realmente es para él porque se lo merece. Él espera que yo termine con esta promesa. Y octubre es el cumpleaños de Stephan. ¡Es que es increíble! Como que, si yo lo hubiera planeado, pero fue el destino”, comparte.

De todo

En ese paréntesis entre el 2020 y el 2025, esta dama de 78 años siguió haciendo arte, aunque a un ritmo más calmado. Las obras que integran “La línea invisible” tienen la característica que le saben hablar quedo a la pintora sobre lo frágil que somos como especie.

A los que seguimos de cerca su trabajo sabemos que “La línea invisible” es el resultado de una búsqueda permanente que Alicia tiene con lo existencial.

Esta individual será un disfrute para la imaginación inquieta de los espectadores que la visiten desde el 1 de octubre en la Galería de Arte Banconal del Banco Nacional porque nadie se va a aburrir. Promesa.

Contiene pinturas con nuevas miradas, grabados llenos de emotividad crítica, performances para despertar las mentes más curiosas, videoartes de sus muestras plásticas hechos por Stephan, esculturas pequeñas hechas de objetos reciclados, una vitrina con memorabilia de sus exposiciones a lo largo de cinco décadas y un impresionante mural (una obra que le tomó cinco años su elaboración).

Su propuesta, como es la seña de identidad de Alicia, está alejada de ese arte decorativo que tanto detesta y tanto le aburre. Al contrario, su muestra en la Casa Matriz del Banco Nacional en Vía España será vibrante como esta dama que es pura emoción y experimentación.

Los migrantes

Me detengo en el performance y en el mural, ya que ambos son sobre ese fenómeno desesperado y doloroso que es la migración forzada. Ambos son parte de una unidad que el público participará con su vista, sus huellas y sus pensamientos.

Con su performance interactivo propondrá que soñemos y reflexionemos sobre lo que significa dejar el hogar, la familia y el terruño por un mejor mañana. Alicia nos invitará a caminar con los pies descalzos sobre una tela enorme como si volviéramos a ser niños, nos pedirá una idea o un dibujo sobre el valor de esa extremidad que nos permite mantener el equilibrio y echarnos a andar. Que lo hagamos por los migrantes que ya no están y que sintamos lo que es sortear los peligros de una selva y los riesgos de llegar a países extraños que no siempre te reciben con una sonrisa.

Piensa que esta será su última individual porque es una faena muy agotadora organizar esta clase de actividades. Y desarrollar una retrospectiva a futuro, mucho menos. Sí se anima a que le propongan participar en colectivas.

Ojalá Alicia Viteri cambie de parecer y nos vuelva a sorprender a sus incondicionales admiradores como lo hará con “La línea invisible”.

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