Avances y retos de la investigación en humedales y áreas marino-costeras

Actualizado
  • 02/02/2024 00:00
Creado
  • 01/02/2024 13:56
El 2 de febrero se conmemora el Día Mundial de los Humedales. En Panamá hay múltiples iniciativas de investigación científica sobre estos ecosistemas

Aunque muchas veces los humedales no son apreciados en su justa dimensión, estos ecosistemas son indispensables para la humanidad y la naturaleza porque aportan beneficios y servicios, entre ellos: alimentos, agua, transporte, captura de carbono, actividades económicas como la pesca y el turismo, recreación y protección contra mareas, tormentas huracanes y tsunamis.

Su rol para la biodiversidad es incuestionable ya que, a pesar de cubrir alrededor de 6% de la superficie terrestre, albergan un 40% de todas las especies de plantas y animales.

Para concienciar a la población sobre el valor de estos ecosistemas, el 2 de febrero se conmemora el Día Mundial de los Humedales y este año el tema es “Los humedales y el bienestar humano”, haciendo énfasis en la relación de los humedales con la salud física, mental y ambiental.

Según la Convención Ramsar -un tratado internacional sobre los humedales- se entiende por humedales: “las extensiones de marismas, pantanos y turberas, o superficies cubiertas de aguas, sean éstas de régimen natural o artificial, permanentes o temporales, estancadas o corrientes, dulces, salobres o saladas, incluidas las extensiones de agua marina cuya profundidad en marea baja no exceda de seis metros”.

Panamá tiene sitios Ramsar o humedales de importancia internacional en la bahía de Panamá, el golfo de Montijo en la provincia de Veraguas, San San-Pond Sak en Bocas del Toro, Punta Patiño en Darién y Damani Guariviara, en la comarca Ngäbe Buglé. En el país también se encuentra uno de los cuatro centros a nivel mundial que apoya la implementación de la Convención Ramsar.

Compartir información

A finales de 2023, varios equipos de científicos afiliados a universidades, instituciones y oenegés participaron en el “Encuentro de investigadores en humedales y áreas marino-costeras”, organizado por la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt), para compartir detalles de los estudios que realizan en varias regiones de Panamá, los componentes que evalúan, avances y resultados.

El objetivo era identificar problemas comunes, vacíos de información y las amenazas para los ecosistemas y áreas protegidas, para hacer recomendaciones basadas en la ciencia, poner al corriente a las comunidades y tomadores de decisiones, y en algunos casos, para elaborar planes de manejo.

Los grupos participantes fueron: Grupo Manglar Bahía de Panamá-UTP; Grupo de de investigación marino-costera UTP; Grupo de UMIT, Grupo humedales y migración de aves-Audubon Panamá; Grupo Manglar de Parita-Creho; Ccimbio Cruv Veraguas UP, Grupo Oteima de Chiriquí; y Grupo de manglares de Matusugaratí, UTP en Darién. Los expositores brindaron detalles sobre investigaciones de hidrología, intrusión salina, contaminación, botánica, aves acuáticas, aves playeras migratorias, microorganismos y cocodrilos en humedales, desde la perspectiva de la biodiversidad, conservación, gobernanza y la capacitación.

De igual forma, los investigadores fueron enfáticos en indicar que en Panamá se requiere un monitoreo sistemático de los humedales y manglares del país que permita identificar, no solo el estado de estos ecosistemas, sino para contar con información sobre los cambios y afectaciones producto de la incidencia del calentamiento global y el cambio climático.

También se presentaron avances del proyecto “Manglares centinelas del cambio climático: monitoreo, vulnerabilidad y resiliencia de los ecosistemas marino-costeros en las bahías de Panamá y Chame”, liderado por la Senacyt y la Ciudad del Saber. Los investigadores de este proyecto vienen realizando monitoreo de los manglares de la Bahía de Panamá (en Juan Díaz, Don Bosco, y Costa Sur), y en los manglares de Bahía Chame).

Se trata de los ecosistemas ubicados en el Pacífico de Panamá, pero que reciben descargas de agua, sedimentos y desechos sólidos de forma diferenciada. Los manglares de la Bahía de Panamá son los más afectados por la contaminación antropogénica.

A través de esta iniciativa de investigadores en humedales y manglares de Panamá, se espera compartir metodologías e información científica, que permita formar una red de expertos que puedan actuar y prever situaciones adversas en los manglares.

Antecedentes Bahía de Panamá

Entre 2015 y 2016, los manglares de Panamá Viejo y Juan Díaz fueron afectados severamente por un fenómeno que causó la decoloración del follaje y la pérdida de hojas de los árboles de mangle. Para conocer la causa, se formó un grupo colaborativo de investigación de diferentes instituciones locales y expertos internacionales, quienes monitorearon insectos, hongos, aves y el bosque de manglar, características geográficas de la cuenca del río Juan Díaz y la subcuenca del río Matasnillo; se tomaron mediciones de carbono almacenado y se realizaron pruebas fisicoquímicas del suelo y del agua. “Iniciamos el trabajo en los manglares en 2016. Se encontraron lesiones foliares en las cinco especies de mangle en el área, donde está la planta de tratamiento de agua, pero consideramos que los hongos no eran los causantes”, mencionó en el taller, el Dr. Luis Mejía, investigador del Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología de Panamá (Indicasat AIP), en representación del Grupo manglar bahía de Panamá-Chame (Senacyt-Ciudad del Saber).

Con financiamiento disponible en 2017 se empezó a hacer un estudio de línea base de las comunidades de microorganismos. Se estudiaron bacterias y se compararon con bases de datos para identificarlas. Se hicieron visitas mensuales a Juan Díaz y giras al manglar de Bayano, y se compararon las comunidades del suelo en ambos lugares. En Juan Díaz había una gran contaminación por basura sólida y desarrollo humano; la vegetación era diferente a la de Bayano, que estaba menos contaminado.

Identificaron 20 mil especies de bacterias y encontraron que la diversidad era mucho mayor en Bayano que en Juan Díaz. Compararon muestras colectadas a finales de 2017, con las de la estación seca de 2018.

La diversidad de bacterias era mayor en la época lluviosa. El cambio en la abundancia y diversidad de las bacterias en función de la estación en Juan Díaz tiene que ver con los ciclos bioquímicos de carbono, nitrógeno, fósforo y azufre. Bacterias importantes en la rizosfera son promotoras de crecimiento del manglar y contribuyen a que los mangles sean más resilientes al estrés ambiental.

En cuanto a los hongos, se analizaron más de 75 muestras foliares de las cinco especies de mangle. La diversidad era diferente según la especie de mangle, lo que sugiere que hay asociaciones específicas para cada especie, aunque hay muchos hongos que son comunes a todas las especies de mangle.

También aislaron hongos patógenos de lesiones foliares en los mangles de Juan Díaz. El equipo de científicos, al que se ha integrado recientemente la Ing. Enith Rojas, ha estudiado la diversidad de hongos en suelo de la Bahía de Chame y ha constatado que la comunidad de hongos Coiba es diferente a la de Chame.

Más adelante van a comparar estos resultados con los de Bayano y Juan Díaz. Los expertos determinaron que la afectación de los manglares se debió a múltiples causas, entre ellas: la variabilidad climática, eventos extremos en los manglares de la zona del Pacífico Tropical, particularmente por dos eventos Niña, dos eventos Niño y algunas tormentas tropicales que impactaron en la dinámica de la cuenca y la costa.

Otro componente que pudo afectar fue el impacto humano: cambios en el uso de suelo, manejo inadecuado del agua servida y el desarrollo urbano desordenado no planificado que, entre otras consecuencias incrementa la sedimentación, la cantidad de desechos sólidos y contaminación que se acumulan en las zonas de manglar.

Centinelas

El proyecto “Manglares centinelas del cambio climático: monitoreo, vulnerabilidad y resiliencia de los ecosistemas marino-costeros en las bahías de Panamá y Chame” ha sido concebido como un seguimiento al trabajo conjunto realizado en 2017 y 2018 en el Humedal Bahía de Panamá.

Biólogos, especialistas en botánica, entomología, oceanografía, geofísica, química analítica, hidrodinámica, fitopatología y ecología de la Universidad de Panamá, la Universidad Tecnológica de Panamá, Universidad Especializada de las Américas, Indicasat AIP, Senacyt y del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales realizan monitoreos y estudios en manglares, planicies intermareales en la Bahía de Panamá y Bahía de Chame.

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