Geobiología: ubicación del terreno ideal

  • 22/06/2014 02:00
La ubicación y orientación de nuestro hogar y centro de trabajo ya no son decisiones que dependen exclusivamente de preferencias personales

En la época de los romanos, cuando éstos buscaban ubicaciones para emplazar nuevos asentamientos, lo hacían de un modo planificado, siempre teniendo en cuenta ciertas características en el terreno.

Por supuesto, lo ideal es que se tratara de una zona defensiva, preferiblemente ubicada en un lugar elevado, para facilitar la vigilancia y contrarrestar posibles ataques. De igual modo, la cercanía a una fuente de agua, como un río o a un sitio de acopio de materiales de construcción como una cantera, era considerada como un elemento fundamental para garantizar la factibilidad y permanencia a futuro del asentamiento.

Para que un emplazamiento sea el indicado es necesario primero que se trate de una área salubre. En estos casos los romanos analizaban los cadáveres de animales que encontraban muertos buscando descartar patologías que indicasen la existencia en el terreno de condiciones nocivas para el desarrollo de una vida grupal. Por ello podemos considerar a los romanos como un pueblo precursor de la heobiología, en su concepto de ciencia que estudia la salud y el bienestar de las personas en relación a su entorno y hábitat.

TIPOS DE RADIACIONES

La geobiología tiene como objetivo determinar y cuantificar los efectos nocivos de las radiaciones, las cuales pueden ser de dos tipos: naturales o artificiales.

Las radiaciones naturales emanan de la tierra, y pueden tener un origen geofísico como son los casos de las fallas geológicas y aguas subterráneas, redes geomagnéticas o la radiactividad ambiental. Respecto de las aguas subterráneas y fallas geológicas, la geobiología asegura que pueden provocar alteraciones en el campo magnético y eléctrico de nuestro entorno y afectar negativamente a nuestra salud.

Por su parte, las redes geomagnéticas hacen referencia a mallas invisibles que cubren toda la superficie terrestre, originándose sobre todo en las zonas de cruce de las cuadrículas áreas geopatógenas. Las personas deberían alejarse en lo posible de estas áreas, y sobre todo no vivir o trabajar en ellas, pues la permanencia de muchas horas tendría efectos contraproducentes para su bienestar.

Las radiaciones artificiales. por su parte proceden de muy diversas fuentes, como las antenas de telefonía y repetidores de TV, transformadores y líneas de transmisión, routers Wi-Fi, microondas, computadoras, o celulares que crean contaminación eléctrica y electromagnética. Jamás el ser humano había estado sometido a tal cantidad y volumen de radiaciones, y ante exposiciones prolongadas a las mismas se vienen diagnosticando cada vez más casos de disfunción del sistema inmunológico, adicional a otras patologías como trastornos del sueño, ansiedad o depresión.

Tampoco hay que olvidar que el corazón y el cerebro funcionan con impulsos eléctricos, por lo que son muy sensibles a los campos electromagnéticos.

GEOPATÍAS EN ANIMALES Y PLANTAS

Las radiaciones mencionadas no solo afectarían a las personas sino también a animales y plantas. Con relación al mundo vegetal, pareciera que la existencia de agua en el subsuelo sería indicio de una buena ubicación, por ejemplo, para establecer un cultivo o huerto, pero sucede que hay casos en los que de manera reiterada esa presencia de acuíferos provoca de manera inexplicable el efecto contrario, y las cosechas no prosperan a pesar de los mejores cuidados.

Si bien podemos ser escépticos respecto de la influencia de las radiaciones y el entorno en cultivos y jardines, mucho más tangible resulta en el caso de animales. En el caso de perros, caballos, ganado, o las aves buscan de modo natural vivir en zonas sin geopatías, mientras que exclusivamente los insectos y los gatos prefieren zonas donde hay mayor nivel de radiación. Siguiendo esta idea se ha podido comprobar que el volumen de producción de miel es mayor en una colmena situada en una zona de confluencia de radiaciones, así como que los gatos presentan una gran resistencia a la radioactividad.

En un terreno donde en el que se esté pensando ubicar una casa o establo, es preferible escoger aquel en el que los animales permanezcan más tiempo.

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