Conciertos en Panamá: la crisis de infraestructura de la que poco se habla

Un experto en la industria del entretenimiento analiza los desafíos que tiene el país para ofrecer eventos de alto nivel.

Se encienden las luces y ahí está Camilo, comenzando su concierto, tocando un tambor que salpica agua cada vez que recibe el golpe de la baqueta. Niños y niñas se apoderan del lugar, los adultos que los acompañan también bailan y cantan. Todos gozan, a pesar del calor que evidencia la incapacidad que tiene el aire acondicionado para enfriar el centro de convenciones Amador, antiguo Figali. “¡Qué calor! ¿Sí o qué? El calor que está haciendo es por el respiro de la tribu junta”, dice el artista con su marcado acento paisa.

Ese concierto fue en abril de 2023, el primero en hacerse en el lugar después de que funcionara como el Centro de Atención Covid-19, durante la pandemia. El aire acondicionado no funcionaba. Miles de personas estuvieron cantando y bailando, sudorosas. No había agua ni sodas; las bebidas se agotaron a mitad del concierto. Meses después, arreglaron el aire y se celebraron más eventos en el lugar.

“En Panamá tenemos un atraso de unos 20 años en infraestructura. Hay espacios genuinos para entretenimiento, pero no han sido renovados en el tiempo. Por ejemplo, en el gobierno de Martín Torrijos se renovó el Roberto Durán [2009]. Hicieron una renovación bastante intensa del espacio. Pero, por algún motivo, los palcos que se construyeron nunca se han utilizando”, revela Alfredo Arias, CEO de Showpro.

Arias explica que las adecuaciones que se hicieron en el espacio no cumplieron los estándares necesarios para un evento de alto nivel. “Después el techo que se había planificado en la arena Roberto Durán terminó no siendo un techo lo suficientemente potente para aguantar el peso que se requiere y poder guindar las estructuras para las luces y el sonido. Entonces, cuando uno va a hacer un concierto ahí, hay que colocar una estructura de techo dentro del techo”.

“En la Roberto Durán no se puede usar el último aro de asientos porque Sinaproc considera que el techo está como débil y clausuraron esa área hace cinco años. Te hablo específicamente de la Roberto Durán, pero te podría hablar del proceso de cada espacio y la metamorfosis que ha tenido y que no ha sido positivo, porque de los impuestos se hace una inversión, pero termina siendo como tapando con una curita a la que no se le hace mantenimiento y luego se abre”. explica.

Panamá sin el Teatro Anayansi

El pasado 28 de abril, la segunda fecha del tour “20 Años” del cantante español Melendi fue suspendida como medida preventiva, luego de que se detectara un desprendimiento en el techo del teatro Anayansi, ubicado en el centro de convenciones Atlapa.

Según Omar Smith, director general del Sistema Nacional de Protección Civil (Sinaproc), tras una primera inspección realizada el martes 29 de abril, se observó el desprendimiento de entre 10 % y 25 % del material del techo. Un fuente anónima del lugar dijo a La Decana que lo que cayó fue repello o material superficial, sin embargo, queda pendiente una visita de este medio para recorrer el espacio y conocer sobre el plan de mantenimiento que llevan a cabo.

Sólo el teatro Anayansi está cerrado mientras se realizan las inspecciones correspondientes. Las demás áreas de Atlapa están siendo utilizadas con normalidad.

El centro de convenciones Atlapa (Atlántico-Pacífico) fue inaugurado en 1980. Este es el lugar de congresos, convenciones, ferias, conciertos y reuniones nacionales e internacionales de ámbito cultural, artístico y empresarial. Tiene capacidad para más de 10.600 personas y cuenta con el Anayansi, el teatro más grande del país, con 2.806 butacas.

“Lo que pasó en el teatro Anayansi es algo que no es de ayer. Ya nosotros habíamos visto que caían pedacitos del techo desde hace más de cinco años. Es una lástima, porque es una institución del entretenimiento en Panamá. Teníamos un concierto ahí y lo suspendimos, Magic Dreams también”, expresa el CEO de Showpro.

¿Hay dinero para la infraestructura?

Arias declara que no existe un plan de contingencia con respecto a lo que pasó en el Anayansi, “porque si hay un daño en la infraestructura del teatro, lo lógico es que esto sea reparado. Puede que sea un tema de presupuesto o de administraciones pasadas. El problema es persistente y repetitivo en los espacios que el Gobierno administra”.

En el Presupuesto General del Estado para la vigencia fiscal 2025 no se especifica una partida presupuestaria asignada directamente al mantenimiento de teatros o centros de convenciones como Atlapa, Figali o espacios similares para conciertos.

Sin embargo, para el Instituto Panameño de Deportes —que administra los estadios donde a veces se hacen conciertos—, hay un monto de $7,3 millones asignado para el diseño, construcción y mantenimiento de obras e instituciones. La Autoridad de Turismo de Panamá tiene asignados $40,2 millones para gastos generales, pero no hay un monto específico establecido en el presupuesto para los espacios que administran, como Atlapa. El Ministerio de Gobierno tiene asignado un monto de $14,9 millones para mejoramiento de infraestructuras y el Ministerio de Cultura cuenta con $10,7 millones para mantenimiento y restauración de obras.

De acuerdo con Arias, “lo que pasa en Latinoamérica —y por eso digo que estamos 20 años atrasados— es que los gobiernos ya no están llamados a administrar directamente este tipo de espacios. Si miras a los países de la región, en su mayoría ya han pasado de administraciones públicas a administraciones privadas para estos recintos. ¿Por qué? Porque los gobiernos no son buenos administradores de este tipo de infraestructuras”.

En los últimos 30 años, según el experto, se ha comprobado que estas estructuras son mucho mejor aprovechadas y utilizadas cuando están bajo una administración privada. “Un ejemplo claro es el del Panamá Convention Center, que fue construido por el Estado, pero hoy es administrado por una empresa independiente del gobierno”.

Alfredo Arias
CEO de Showpro
Lo que pasa en Latinoamérica es que los gobiernos ya no están llamados a administrar directamente este tipo de espacios. Si miras a los países de la región, en su mayoría ya han pasado de administraciones públicas a administraciones privadas para estos recintos. ¿Por qué? Porque los gobiernos no son buenos administradores de este tipo de infraestructuras”.
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