Integrantes de la caravana migrante en el estado de Chiapas, en el sur de México, denunciaron este jueves 21 de noviembre que las autoridades les bloquearon...
- 13/06/2020 00:00
- 13/06/2020 00:00
Uno amanece vivo y da gracias
a Dios o al inconmensurable
Universo porque hoy, por ejemplo,
yo podría no estar escribiendo
este poema, podría no estar.
Y sin embargo, las noticias
del mundo son cada vez
más ominosas: la pandemia
que nos azota se recrudece
a pesar de los ingentes
esfuerzos de la ciencia.
En Panamá, tras meses de
obligada cuarentena
para evitar lo más posible
todo contacto con el virus,
sometido a gran presión el
gobierno hoy autoriza
salir finalmente a la calle:
los médicos y demás trabajadores
de la salud
lo consideran un grave error de
cálculo y conveniencia sanitaria,
lo cual critican duramente en un
comunicado de su gremio.
En Estados Unidos la policía racista
asesina cobardemente a un
joven negro inocente
y la gente se enfurece en las calles;
unos protestan masiva
pero pacíficamente,
otros se vuelven locos:
queman, saquean, agreden
todo lo que se les ponga por delante;
en cientos de ciudades pagan
justos por pecadores.
Al mismo tiempo, en
Venezuela y Nicaragua,
Maduro y Ortega,
consecuentes con las más
rancias costumbres
de las dictaduras de antaño
continúan sometiendo a indefensos
ciudadanos a vejámenes diarios,
¿No hay una sola buena
noticia internacional
que redima un poco al mundo
de su ya crónica tristeza?
Debe haberla: pero la gente
digna no es noticia.
Mientras tanto yo sigo creando
-acaso inútilmente-
para lidiar a mi modo
con tanto desamparo.