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Carlos Núñez: 'Debemos cambiar el chip para balancear la economía con ciudades de calidad'
- 04/07/2020 00:00
“El boom inmobiliario y económico ha generado un skyline representativo, un símbolo de modernidad y prosperidad económica y, sin duda alguna, ha traído inmensos beneficios para la economía del país”, así expone el arquitecto Carlos Núñez una reflexión sobre el impacto del diseño arquitectónico en ciudad de Panamá. Núñez ha participado en importantes proyectos en Colombia y Reino Unido. Desde su práctica como profesor universitario, propone un enfoque integral de diseño entre la escala urbana y arquitectónica, buscando propuestas sostenibles en términos ambientales, sociales y económicos, consciente de que en Latinoamérica la producción de viviendas “ha sido usada como uno de los principales motores de nuestras economías; mientras siga siendo vista exclusivamente como un instrumento de producción económica, la exclusión social y física de las ciudades se seguirá agudizando”. Sus proyectos han recibido reconocimientos como el Beverly Bernstein Award (2013), otorgado por el programa 'Housing and Urbanism' de la Architectural Association School of Arquitecture en Londres. Actualmente funge como socio fundador de la firma Arquitectura en Estudio (aRE), y desde su natal Colombia, el arquitecto nos platica sobre el protagonismo de los espacios en el entorno y sobre cómo se funden con una concepción que integra la interacción humana y la calidad de vida después de la pandemia, un escenario en el que “el uso de lo local, la consolidación de pequeñas comunidades, evitar las grandes aglomeraciones y sustituir lo masivo, serán aspectos importantes de las ciudades en el cercano futuro”.

Por un lado, Panamá como la mayoría de las ciudades latinoamericanas se ha desarrollado bajo la lógica de una profunda fragmentación espacial y económica. Dos de los grandes desafíos son, por un lado, cómo hacer ciudades más incluyentes y sostenibles, tanto ambiental como socialmente, y por otro, como sucede con Panamá, cómo planear ciudades resilientes al cambio climático. Este liderazgo debe venir desde las políticas públicas, soportadas y ejecutadas en parte por entes privados y para lograrlo se necesita trabajar de la mano. Debemos cambiar el chip y las prioridades, y mantener el correcto balance entre la producción económica que ha sido el motor de desarrollo, y la búsqueda de ciudades de calidad para las personas. A futuro, deberíamos pensar en modelos de ciudad que no dependan del transporte particular y pasen al público, la bicicleta, caminar, adaptando modelos de ciudad más compactos y policéntricos, de usos mixtos que faciliten que las personas, sin importar su condición social, vivan cerca de su lugar de trabajo.
Desde Arquitectura en Estudio, como arquitectos y urbanistas y sin conocer en detalle la normativa local, el boom inmobiliario y económico ha generado un skyline representativo, un símbolo de modernidad y prosperidad económica y sin duda alguna ha traído inmensos beneficios para la economía del país; si lo miramos desde un punto de vista de la calidad del espacio urbano versus la densidad de habitantes que estas áreas pueden albergar, se podría hacer uno una reflexión, con el objetivo de mejorar las condiciones urbanas en términos de espacios públicos, renovaciones de redes de servicios, regulaciones que definan aislamientos y perfiles viales que faciliten una escala adecuada entre el espacio libre y el espacio construido, que favorezcan una mejor relación entre el primer piso con el peatón. Algunas ciudades del mundo han desarrollado normativas exitosas, definiendo esquemas de cargas y beneficios que les permiten tener más espacios públicos a medida que los edificios suben en altura. Los procesos de redensificación sobre tejidos urbanos existentes deben estar acompañados de instrumentos que permitan la reposición de redes de servicios, la generación de espacios públicos adecuados y la definición normativa de alturas y aislamientos que garantice las mejores condiciones de habitabilidad para las personas.
Existen aspectos que definitivamente van a cambiar para mejorar la forma de vivir, sin que esto implique replantear radicalmente los espacios. Así como la arquitectura moderna y el París de Haussmann, respondieron en gran medida a solucionar problemas de salubridad, también lo hicieron a otras corrientes de su tiempo con la tecnología y la postguerra. Para este nuevo escenario no creemos que vaya a nacer una arquitectura postcovid-19, pero sí pensamos que se nos plantean retos muy interesantes en cuanto a tener espacios más flexibles, la forma y los tiempos para usar los lugares. El deseo ahora es contar con áreas más amplias; la relevancia del espacio exterior es hoy una prioridad, así como la forma de usar la ciudad. La situación nos lleva también a una reflexión acerca de cómo queremos vivir: con ciudades más compactas, usos mixtos y espacios en donde el vivir y trabajar se puedan hacer desde la casa.
La arquitectura define los espacios donde vivimos, pero no los limita, se enriquece de las ideas y el comportamiento de las personas. Actualmente, en medio de la pandemia existe una especie de paranoia colectiva, que ha creado un miedo generalizado cuando uno sale por la calle, y vemos cintas y acrílicos por todos lados, pero en el corto y mediano plazo esto irá desapareciendo y retornaremos a una 'nueva normalidad'. Es ahí donde los arquitectos y diseñadores tenemos el reto de ir más allá, debemos aportar al pensamiento las nuevas necesidades que la pandemia nos dejará. Los espacios que diseñamos deberán contemplar estos nuevos comportamientos; los ritos que se han generado en el diario vivir, las nuevas costumbres y la forma de relacionarse serán los determinantes de diseño. Esta nueva forma de ver los espacios nos plantea retos en los que tenemos que ser muy innovadores.
El exterior debe volverse el área más segura; lo vemos como esa gran oportunidad para repensar los espacios públicos. Los estudios recientes muestran que los lugares cerrados y sin ventilación son los más riesgosos para la propagación del SARS-CoV-2; muchas ciudades en el mundo como Vilnius, Madrid y Nueva York están adaptando los estacionamientos y las calzadas vehiculares como zonas para extender restaurantes, cafés, y permitir que más gente los habite, cuidando el distanciamiento físico. Esta será una gran oportunidad para que el peatón reclame el lugar que por muchos años el vehículo le quitó.
Los seres humanos somos sociales; la interacción es parte intrínseca de nuestra naturaleza; la tendencia debería enfocarse en un desescalamiento de lo masivo y lo homogéneo, hacia lo local y lo pequeño. Es decir, cómo cambiar la escala de los espacios para permitir la interacción de grupos más pequeños y contenidos. Por ejemplo, cómo replantear el concepto de grandes bufetes y hoteles a espacios más personalizados y locales, o ir de los multitudinarios malls cerrados y climatizados a tiendas que den hacia la calle, donde haya una ventilación y se pueda generar un distanciamiento social.
La arquitectura siempre ha sido un reflejo de su propio tiempo. Siempre vivimos en una incertidumbre sobre el futuro. Los espacios deben ser flexibles y adaptables, lo que hoy en día es un edifico de oficinas podría llegar a convertirse a través del tiempo y del diseño, en un edifico de usos mixtos que albergue vivienda, trabajo y comercio. Ya hemos visto cómo grandes superficies de exposiciones en el mundo se han vuelto hospitales temporales, cómo hoteles se han vuelto hospitales. La flexibilidad de las estructuras y los sistemas técnicos es muy importante para pensar en posibles cambios a futuro.
El diseño y la arquitectura se nutren de las experiencias y de la forma de vivir, en ningún momento se puede imponer una forma de interacción. Por ende, el tema del autocontrol y autocuidado es muy importante en este momento, a futuro no podemos pretender que los espacios estén llenos de barreras físicas, cintas y acrílicos, eso va en contra de nuestra naturaleza.
El trabajo en casa para muchos será uno de los legados positivos del covid-19, para esto, hablando de la vivienda, debemos pensar en varios temas y soluciones que se adapten al tipo de familia y sus necesidades. Primero en cuanto a flexibilidad, preguntarnos de qué manera el mismo espacio puede tener varias funciones a lo largo del día. Lo segundo es la privacidad, en estos casos un espacio abierto sin muros puede ser un problema. El reto es cómo los edificios logran esa versatilidad en su estructura así como a través del mobiliario y diseño interior, para acomodarse a las necesidades específicas de cada usuario; por esto es tan importante el tema del descalamiento de lo masivo.
Por un lado, usando las zonas públicas y volviendo a mirar hacia la calle, se podrá ampliar el espacio útil y reducir los sitios confinados, pensando en nuevas tipologías de centros comerciales a cielo abierto, integrados con la ciudad y con la naturaleza. Por otro lado, están los casos de lugares cerrados en donde será necesario crear espacios y usos segregados que permitan que lo que antes era una gran masa de personas y grupos, ahora se vuelva grupos más pequeños de personas.
En Latinoamérica, la producción de viviendas ha sido usada como uno de los principales motores de nuestras economías; mientras siga siendo vista exclusivamente como un instrumento de producción económica, la exclusión social y física de las ciudades se seguirá agudizando. Las políticas públicas deben liderar las iniciativas para generar ciudades de calidad, incluyentes y sostenibles económica, ambiental y socialmente, mediante instrumentos de planeación, manteniendo un balance y colaboración entre lo público y lo privado.
Panamá tiene una vegetación maravillosa y exuberante, y el museo está en un sitio excepcional. Esta podría ser una oportunidad para usar ese entorno geográfico como parte de la exposición del museo. Se podría buscar la forma de integrar el museo al parque, permitiendo que algunas exposiciones puedan estar incorporadas, o siendo parte el mismo museo, lo que supondría un mayor aforo y el cumplimiento del distanciamiento físico, sin reducir la capacidad de personas en el lugar y ampliando la experiencia.