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- 25/04/2017 02:02
El cielo sangriento de ‘El grito' del pintor noruego Edvard Munch no es solo símbolo de angustia vital, sino que refleja de forma realista unas raras nubes que aparecen a gran altura en el norte de Europa.
Esta es la teoría presentada ayer en Viena por un equipo de científicos noruegos —en la mayor reunión anual sobre geociencia en Europa— para explicar el rojo intenso del cielo de la famosa pintura convertida en un icono del expresionismo y con cuatro versiones pintadas por Munch entre 1893 y 1910, además de una litografía.
En el cuadro una figura humana grita en mitad de una senda con una barandilla bajo un ondulante cielo rojizo sobre el fiordo de Oslo. Toda la escena transmite una sensación de angustia y desesperación.
Pero ese cielo amenazante no era una elaboración simbólica, sino que el artista habría reflejados las conocidas como ‘nubes de nácar', que aparecen en la estratosfera en latitudes septentrionales durante el invierno, a unos 20 o 30 kilómetros de la tierra.
Los expertos argumentan que el artista se inspirase en este fenómeno para pintar su cuadro.