El jardín como arte: la travesía creativa de Fernando Wong

  • 01/11/2025 00:00
El diseñador panameño ha construido una carrera en el Sur de Florida donde la arquitectura, el arte y la naturaleza dialogan con elegancia tropical

Desde Miami y Palm Beach en el sur de Florida, los proyectos de diseño de jardines y paisajismo del panameño Fernando Wong encarnan una estética tropical, donde cada jardín cuenta una historia y cada planta ocupa un lugar en una composición pensada para ser vivida.

En sus manos, el jardín deja de ser un adorno para convertirse en una forma de arte: un espacio donde la belleza y la funcionalidad conviven bajo el sol del trópico. La editorial Vendome ha publicado recientemente el libro The Young man and the Tree, una recopilación sobre el trabajo de su firma.

Los comienzos en Panamá

Fernando Wong nació en la ciudad de Panamá, de padres veragüenses, en el área de Villa Lucre. Desde niño combinaba los estudios con el deporte, especialmente la natación, disciplina que lo llevó a competir en el pentatlón moderno.

Esa exigencia física marcó un rasgo que lo acompañaría toda su vida: la disciplina. Ya en la etapa universitaria, decidió ingresar a la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Panamá.

De esos años recuerda su interés por las clases de dibujo y representación artística, cuando recorría las calles del Casco Antiguo. También se destacaba en geometría y diseño técnico, áreas que más tarde se convertirían en herramientas fundamentales de su oficio.

Además de la arquitectura, sentía interés por el diseño gráfico y el diseño de interiores, convencido de que estas disciplinas ofrecían un acceso más directo al mercado laboral.

Completó la carrera de Diseño de Interiores en la Ulacit mientras trabajaba con el interiorista panameño Jorge Ruiz Díaz. En paralelo, realizaba trabajos decorativos como faux painting y trompe-l’œil, con los que comenzó a desarrollar su propio lenguaje visual.

Como muchos jóvenes creativos, le ilusionaba con vivir cerca del mar. Pero su idea de la “vida junto a la playa” no era precisamente la ciudad de Panamá, sino que idealizaba las costas cariocas de Brasil, donde viajó a Río y São Paulo, una experiencia que amplió su visión estética y cultural.

El salto a los Estados Unidos de Norteamérica

Por invitación de unos amigos, Wong viajó a Estados Unidos. Pasó primero por Georgia, pero fue el sur de la Florida el que capturó su atención. Miami, con su luz y su diversidad, se convirtió en el escenario donde continua el desarrollo de su carrera.

Se estableció en el área de Aventura, donde recibió su primera oferta laboral. En un principio trabajó con contratistas generales, pero su rumbo cambió cuando uno de sus clientes —una empresa de paisajismo— le ofreció integrarse a su equipo.

Allí descubrió un mundo nuevo: el del diseño de jardines y el paisajismo. En esa oficina, rodeado de libros sobre arte, jardinería y arquitectura, comprendió la estrecha relación entre naturaleza y diseño.

Sin embargo, el camino no fue sencillo. A pesar de su formación, debía conducir camiones cargados de plantas y realizar tareas de albañilería o montaje de pisos. “Me preguntaba si realmente era feliz haciendo esto”, recuerda.

Esa introspección, sumada a los años de aprendizaje técnico y sensibilidad estética, lo llevó a fundar su propia empresa: Fernando Wong Outdoor Living Design. El nombre reflejaba su visión amplia: no limitarse al jardín, sino integrar el interior y el exterior en un mismo estilo de vida.

El estilo y las influencias

Entre sus referentes más influyentes se encuentran Geoffrey Bawa, el arquitecto de Sri Lanka conocido por fusionar arquitectura y naturaleza tropical; Russell Page y Luciano Giubbilei, maestros de la estructura y la proporción en el jardín; y el español Fernando Caruncho, cuyas composiciones minimalistas le resultan una lección de orden y espiritualidad. También menciona a Bunny Mellon, autodidacta y símbolo de la elegancia natural en el paisajismo.

En Florida, Wong se encontró con una mezcla de culturas y estéticas: allí se combinan el estilo mediterráneo, el colonial británico, el afro-caribeño y el mid-century modern.

Esa diversidad, según explica, le permitió entender cómo las fronteras entre los estilos arquitectónicos e históricos se habían ido diluyendo con el paso del tiempo, así como la evolución de sus propios gustos. También incorporó bambú en varios proyectos, hasta descubrir los altos costos de mantenimiento que implicaba.

El empresario del verde

Además de su sensibilidad artística, Wong ha sabido desarrollar una habilidad fundamental para el éxito: la de conectar con las personas. Su carisma y capacidad para construir redes de contacto han sido claves en su crecimiento profesional. Uno de los momentos decisivos de su carrera fue cuando el Miami Herald publicó un reportaje sobre uno de sus proyectos en el fascículo Home and Design. A partir de esa exposición mediática, su estudio comenzó a recibir encargos que pronto se transformaron en una sólida base de clientes.

En la actualidad, su firma combina creatividad y rigor técnico. Junto a su socio Tim Johnson, Wong acompaña a los clientes en cada etapa del proceso: desde la conceptualización hasta la visita a los viveros y la selección de materiales.

El proceso creativo

El trabajo en su oficina comienza siempre con el dibujo. Wong plasma sus ideas iniciales en bocetos a mano, esquemas o planos conceptuales, que luego se complementan con mood boards y referencias visuales.

También incorpora imágenes y ejemplos que los clientes aportan para expresar sus deseos o inspiraciones. A partir de esa base artística, el equipo desarrolla planos técnicos, renders tridimensionales y presentaciones animadas que permiten visualizar el proyecto final con precisión.

Una vez aprobado el diseño, se elabora el presupuesto y se planifica la ejecución en etapas, según las posibilidades de cada cliente. Algunos prefieren jardines que luzcan maduros desde el primer día, con plantas adultas; otros optan por versiones que crezcan lentamente, revelando su belleza con el paso del tiempo.

El arte de habitar la naturaleza

El caso de Fernando Wong demuestra que el talento panameño puede desarrollarse también más allá de las fronteras cuando se combina con disciplina, curiosidad y sensibilidad artística.

Su trayectoria no solo ilustra el esfuerzo individual de un creador que ha sabido reinventarse, sino también la importancia de mirar el paisaje —ese espacio intermedio entre la arquitectura y la naturaleza— como un reflejo de la cultura y del modo de vida contemporáneo.

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