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El folclore como semilla de identidad en la educación
- 17/03/2021 00:00
El folclore es la identidad cultural de un país, conformada por danzas, costumbres, tradiciones, vestimentas y demás insignias que se convierten en los diferenciadores de la cultura.

En Panamá, la necesidad de incentivar a las nuevas generaciones a aprender, apreciar y formar parte del folclore ha aumentado con el pasar de los años, aun con la falta de enfoque en la enseñanza de este pilar sociocultural en los centros educativos del país.
Eric Broce, diputado de la Asamblea Nacional, presentó el 21 de julio de 2020 el proyecto de ley 499 que “establece la enseñanza obligatoria de la asignatura de folclore en los centros educativos oficiales y particulares de la República de Panamá”, y que el pasado 22 de febrero llegó a primer debate en la Asamblea Nacional, para ahora seguir el proceso en un segundo debate.
Según Viodelda Garcés de Castillo, vocera del grupo Folclore Educa, docente e investigadora folclorista, la propuesta de ley llega como una respuesta positiva al trabajo de diseño curricular educativo que ella, junto a otros 17 profesionales del folclore, iniciaron hace más de una década.
A través del grupo Unidos por el Folclore en la Educación, más de 60 asociaciones de folcloristas e investigadores de esta ciencia del saber popular se unieron para promover y apoyar el proceso de aprobación del proyecto de ley 499, ya que consideran que traerá mayores bondades al currículo escolar de escuelas oficiales dentro del país. “Nuestro objetivo es dar impulso al proyecto de ley que busca elevar la asignatura de folclore en el sistema educativo nacional desde preescolar hasta noveno grado, según está propuesto hasta el momento”, explicó.
El trabajo de Garcés junto a otra decena de profesionales fue crear un diseño de estructura curricular educativa que presenta guías, talleres y herramientas que propician la enseñanza del folclore para los estudiantes de distintos niveles y de forma regional.
Esto implica que se podría implementar la historia cultural y folclórica de la provincia donde se encuentra el centro educativo como tema principal desde preescolar hasta cuarto grado de primaria, para luego continuar con la implementación de folclore de otras provincias hasta llegar a una enseñanza de conocimientos generales desde séptimo hasta noveno grado de secundaria.
Esta labor de investigación ha servido de base para el proyecto de ley 499, abriendo puertas para una mejor iniciación de los procesos y un posible programa piloto de dos años en los colegios oficiales del país. “Luego de estudiar la Ley 4 del 28 de enero de 1988, nos dimos cuenta de que hacía falta una herramienta que promoviera la inclusión del folclore como una asignatura oficial en el currículo escolar y no solo en actividades folclóricas externas, que aunque son importantes, hay una mayor urgencia en enseñar a las nuevas generaciones la importancia de las costumbres, tradiciones e historia de cada región del país”, indicó la docente.
La Ley 4 del 28 de enero de 1988 fue aprobada por el legislador Alberto Alemán Boyd tras presiones por parte de diversos gremios folcloristas liderados por la escritora y folclorista panameña Dora Pérez de Zárate (1912-2001), en la que se destaca la misión encargada al Ministerio de Educación (Meduca) de “fomentar la difusión y el conocimiento general de las expresiones folclóricas nacionales a nivel escolar y comunitario”.
Sin embargo, al no ser reglamentada la ley, no se ha establecido obligatoriedad alguna para la inclusión del folclore como objeto de estudio básico en los centros educativos, lo que se presenta en la nueva propuesta de ley.
“En los últimos años ha habido un auge en el interés de la población joven por aprender más del folclore nacional, lo que se muestra como un camino abierto para formar a los futuros profesionales con valores y conocimientos de nuestra identidad”, comentó Garcés, quien ha formado parte de la promoción del proyecto de diseño curricular del folclore desde 2009 y cuyo colectivo ha presentado sus inquietudes a los gobernantes de tres periodos electorales (2009, 2014, 2019).
Para la investigadora, la implementación del folclore ayudaría no solamente en el estudio de las costumbres regionales, “sino al desarrollo integral del comportamiento, responsabilidad y carácter de las futuras generaciones, ya que actualmente existe una desigualdad en este estudio entre escuelas particulares y oficiales”.
Con la inclusión de la asignatura de folclore, Garcés apuntó que se “creará un espacio para enseñar a conocer, valorar y amar el folclore, que es parte de quienes somos, nos empodera y nos da sentimiento de orgullo”, además de que apuesta por “sembrar la semilla en la niñez panameña que luego germinará en mejores panameños a mediano plazo y que en 15 años serán fruto de lo que podremos hacer a través de la ley”.
“A lo que inició Dora Pérez de Zárate, le daremos seguimiento como una cadena generacional de cambio integral en la población panameña más allá de la ciudad capital”, expresó la folclorista. Tras años de trayectoria como docente en distintas asignaturas, Garcés conoce los resultados de incentivar a los jóvenes a interesarse por la historia y cultura nacional, e hizo hincapié en que “antes estábamos muy cómodos con que solo hubiera conjuntos folclóricos en los colegios, pero ahora tenemos que hacer más”, dado que a razón de la virtualidad hay una mayor facilidad de transmitir enseñanzas y mostrar piezas claves de las ramificaciones del folclore.
De ser aprobado el proyecto de ley 499, Panamá se uniría a otros países latinoamericanos que han incluido el folclore, como México, Guatemala y Argentina que en diciembre de 2019 promulgó la Ley 27535 sobre el derecho de recibir educación sobre el folclore, y que establece que “todos los educandos tienen derecho a recibir educación sobre el folclore, como bien cultural nacional, en los establecimientos educativos públicos, de gestión estatal y privada de las jurisdicciones nacional, provincial, de la ciudad autónoma de Buenos Aires y municipal”, y cuyas pautas de incorporación de contenidos curriculares sobre el folclore se llevarían a cabo bajo la dirección del Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología, en consulta con el Consejo Federal de Educación, para el nivel inicial, primario y secundario.
Por otra parte, el colectivo Unidos por el Folclore en la Educación, considera que “aún queda mucho por hacer” y su objetivo es que en un futuro, la ley sirva como herramienta que haga valer el derecho universal a recibir educación equitativa en cuanto a derechos culturales.
Asimismo aspira a que con la ley se refuerce en las nuevas generaciones el “sentido de pertenencia local, regional y nacional, fomentando valores que representan la semilla, que bien abonada en las aulas de clases y el entorno, germinará en la comunidad educativa: la solidaridad colectiva, el apego a las tradiciones y manifestaciones folclóricas y a la valoración de su identidad como nación”.
El representante del colectivo Panamá Cultural, Donatilo Ballesteros, manifestó a este diario su oposición a la eliminación de la Ley 4 de 1988 porque considera que “ya es un hito de triunfo para los pioneros en el estudio del folclore y su funcionalidad recae en la inclusión del folclore en la educación”, asimismo destacó que en el evento de ser aprobado el proyecto del ley “se deberían incluir modificaciones para dar oportunidad de enseñar a los más de 2 mil folcloristas empíricos que puedan obtener su certificación formal en los conocimientos del folclore”.
Ballesteros enfatizó que se deben “buscar los beneficios para el país dentro de la ley y no solo de ciertos colectivos”, y puntualizó que la asociación Panamá Cultural ha llevado a cabo capacitaciones para folcloristas, y acercamientos con casas de estudios superiores para la formación calificada de los miembros de la asociación “para ser reconocidos como especialistas en el folclore patrimonial, que se diferencia de la investigación del hecho folclórico y es importante en la enseñanza educativa”.
“A los niños les debemos una educación cultural integral, que toque cada ramificación de nuestro folclore y que lo muestre como el todo absoluto que es, ya que envuelve el conocimiento que guardamos de nuestros pueblos, lo que nos representa en la puntada de un marcado de cruz en una pollera, en las armonías de un acordeón, un golpe congo, un bullerengue caliente y demás representaciones de nuestras raíces, que deben ser celebradas en las aulas de clases”, apuntó.