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El futuro de Latinoamérica: exploración y desarrollo sostenible
- 15/12/2020 00:00
- 15/12/2020 00:00
La pandemia ha trastocado a las sociedades globales en un momento en que la preparación para una interrupción al ritmo normal del sector salud era mínima. Los gobiernos han tratado de establecer soluciones a los problemas que aquejan a la población mundial frente al aumento de la pobreza, las enfermedades y una baja en la calidad de vida.

Desde el Festival Gabo, llevado a cabo por la Fundación Gabo, en Colombia, expertos en planificación económica, social y política se reunieron para listar las acciones que se deben llevar a cabo para asegurar una restauración regional en 2021.
Durante la charla '¿Qué le espera a América Latina para 2021?', realizada el pasado 11 de diciembre, se contó con la presencia de la secretaria general Iberoamericana y ex vicepresidenta de Costa Rica, Rebecca Grynspan, la directora de Análisis de Pobreza, Desigualdad y Cultura Democrática en el Gobierno de República Dominicana, Rosa Cañete Alonso, y el rector de la Universidad de los Andes en Bogotá, Alejandro Gaviria, quienes desmenuzaron las problemáticas a las que se enfrenta la región y cómo se podrán encarar en el futuro cercano aun en medio de la pandemia.
Fragilidad, humildad y colaboración activa fueron algunos de los elementos que los expertos identificaron como aprendizajes durante este año. “Aprendimos a las malas que nuestros déficits estructurales no son gratis, que no haber resuelto los problemas que nos aquejaban hace años hizo que el impacto de la pandemia fuera mucho más profundo en nuestra región y que amplificaran los efectos de la covid-19”, comentó Grynspan, “pero también aprendimos a ser más humildes, y que nuestra arrogancia es nuestra destrucción”.
Para la experta en estrategias de impulso social, la deuda regional con la ausencia de liderazgo fortalecedor ha traído consigo “una serie de debilidades del siglo XX” debido a no “cerrar las brechas” que siguen afectando a la población latinoamericana actual. Además, Grynspan indicó que para superar estos obstáculos “necesitamos un nuevo pacto social en la región porque el actual o los acuerdos del siglo pasado no sirven para afronntar los retos de este siglo”.
Las desigualdades también fueron un tema profundizado en la ponencia, donde Cañete enfatizó que en la región “hemos visto la deslegitimación de los Estados a partir del alto nivel de corrupción que se ha venido observando” y por lo tanto, “un descontento importante de la población hacia ellos”.
Con la proposición de un nuevo pacto social, Cañete indicó que la pandemia “nos ha hecho ver que no podemos enfrentar los retos con soluciones individuales, por lo que necesitamos Estados eficientes y capaces de transferir y producir soluciones colectivas”.
Así mismo, la experta en desigualdad y pobreza señaló que para tener cualquier tipo de pacto o contrato social “es importante tener confianza entre los actores y eso se ha perdido fuertemente en la región, y por eso se imposibilita de gran manera la construcción de un nuevo pacto social”.
A su vez, consideró necesario “mejorar la calidad del gasto y eliminar la corrupción público-privada, que no es un problema exclusivo de la clase política y de los sectores públicos como a menudo se presenta en los discursos”.
Se puntualizó el rumbo de toma de decisiones unificadas entre varios países latinoamericanos en pro de la restauración económica y social como clave para afrontar los retos del futuro. Según Gaviria, la fragilidad de los acuerdos globales y la caída de la economía mundial han desnudado la desigualdad latente en la región y, en países como Colombia, “la disminución del 30% de ingresos por familia ha borrado décadas de progreso”, evidenciando la inflexibilidad fiscal al “fallar dar respuestas unificadas a través de los gobiernos regionales”.
Para los expertos, la restauración económica debe ser prioridad en la región, así como el fortalecimiento de la defensa de los derechos humanos, los servicios públicos y la democracia latinoamericana. “Es necesario hacer que el costo de la crisis recaiga en quienes pueden afrontarlo, reduciendo sus ganancias, y no en quienes solo lo pueden afrontar reduciendo sus derechos”, comentó Cañete, “para esto es importante entender que no es posible una alta calidad de la democracia con los niveles de desigualdad que se viven en Latinoamérica actualmente. Debemos recordar que hay un lazo directo que une la igualdad con la democracia”.
En la arena económica, Cañete anotó la importancia de empezar el proceso de gravar las riquezas sobre el capital de los países para “afrontar el costo de las políticas necesarias para enfrentar la pandemia”. “Hasta ahora nuestros sistemas fiscales han sido fuertemente influenciados por los intereses de las élites, tenemos sistemas tributarios casi feudales que privilegian a los propietarios y a los dueños del capital frente a los trabajadores”, apuntó la líder en análisis de desigualdad. Según un estudio llevado a cabo por el Gobierno dominicano –que aún no está publicado internacionalmente–, solo cuatro países de la región tienen impuestos a la riqueza neta (Colombia, Argentina, Guyana y Uruguay) y solo ocho países tienen impuestos a las herencias.
“El capital se grava con tasas inferiores que las rentas del trabajo, mientras que las rentas del capital no tributan en muchos países, por eso es importante hacer una expansión de las políticas de gasto, hacer gastos de calidad y financiar políticas con un sistema tributario justo que ponga a pagar la riqueza improductiva con el castigo que se le hace a las rentas de los trabajadores e inversionistas”, puntualizó Cañete.
Por su parte, Gaviria hizo hincapié en la importancia de reformar el pacto social con impuestos progresivos en la riqueza y una mejor distribución del gasto, “porque el gasto pensional en Latinoamérica es regresivo y se necesita mayor equidad”, así mismo, “será importante ver cuál será la transformación y nuestra inserción en la economía global”. Explicó que los temas de sostenibilidad y las narrativas esperanzadoras que pueden surgir en Latinoamérica se deberán a “la superposición de nuestra biodiversidad y diversidad social”.
Señaló que aunque es difícil “la implementación unilateral que grave las riquezas”, se deberán tener en cuenta, en un primer debate, “las capacidades estatales y su agenda perdida”. “Desde Colombia las capacidades estatales para implementar políticas efectivas de salud pública no son muchas y nada haríamos con aumentar la recaudación de fondos si no se aumentan las capacidades”, agregó.
Mientras, Cañete y Grynspan coincidieron en que la grabación de riquezas y recaudación de impuestos a las mismas ayudarían a fortalecer los servicios públicos, la ponente dominicana anotó que “no se pueden fortalecer servicios universales de salud, educación si no se garantiza a la clase media que dejen de tener que proveerse de forma privada e ir poco a poco fortaleciendo de forma simultánea la parte tributaria como prioridad en los países regionales”.
“Es ahora o nunca, si ha habido un momento en los últimos 15 años en América Latina en que los Estados han tomado mayor nivel de legitimidad es ahora, durante la pandemia, y donde la población está entendiendo la importancia de tener recursos para responder ante las adversidades”, instó Cañete. A esto, Gaviria añadió: “Si gravamos la riqueza, debemos rediseñar los sistemas de apoyo económico y se deben enfocar en las poblaciones urbanas vulnerables que han sufrido y se han empobrecido mucho más durante la pandemia”.
Para Grynspan, otra de las claves para superar la pandemia en la región latinoamericana es determinar soluciones para salir de una “dinámica polarizante y confrontativa”, en un tiempo en el que avecinan diversos ciclos electorales en los próximos tres años. “Tenemos que poner sobre la mesa temas donde las personas puedan acordar qué es lo mejor para ellos”, enfatizó, “si la sociedad empobrecida no ve una acción decidida que permita una redistribución económica que dé esperanza, también podríamos caer en una dinámica destructiva”.
Con las propuestas de nuevas directrices económicas, mayor equidad de riquezas y una visión de poder para los pueblos regionales, los expertos en el panel convergieron en que una de las mayores problemáticas con respecto a la riqueza es “la falta de información sobre ella, porque la mayoría de países latinoamericanos no cuentan con información de la riqueza de sus contribuyentes”, ya que, “la protección a los dueños del capital es tan fuerte, que ni siquiera dejan a la vista información sobre ellos, y eso debe cambiar”.
“Construimos un mundo en el que la dinámica normal fue de polarización y desigualdad, así como la segregación social”, comentó Grynspan, “nos volvimos indiferentes ante los indicadores de alerta que teníamos presente, y los tratamos solo como números en vez de como vidas que necesitaban nuestra ayuda”. Sin embargo, instó a un cambio integral dentro de las sociedades de la región, para alcanzar una protección a los derechos humanos y los servicios públicos de mayor interés como la salud, la educación y la alimentación.
En el último punto de la ponencia, los expertos afirmaron que, además de los planes económicos y de igualdad social, las características propias de cada país en materia cultural serán clave para la reanimación de los pobladores en un año donde “la desesperanza y la desilusión trataron de secuestrar la cultura”.
“La cultura es uno de los grandes activos que tenemos para salir adelante tras la pandemia”, apuntó Grynspan, “tenemos que valorar la cultura en lo humano que nos proporciona, las redes, afectos, capacidad de empatía y rescatar el sector cultural que ha sido generoso y está sufriendo, dado que los artistas están vulnerables en gran manera. Si vamos a valorar la cultura y creemos en ello como un activo importante, también debemos rescatar a sus actores de la crisis que vive y valorar lo intangible y el valor que la cultura nos da”.
Por otro lado, para Gaviria y Cañete, la solidaridad y la empatía colectiva, así como la defensa de las identidades y las historias han prevalecido como pilares de la sostenibilidad poblacional más allá de las adversidades presentadas por la emergencia sanitaria global. “La empatía y solidaridad entre pueblos de América Latina se ha puesto en contraste con los pueblos europeos donde el individualismo ha tomado batuta, haciendo evidente la formación de lazos colectivos ante la ausencia del Estado para enfrentar los retos”, comentó Cañete.
“América Latina tiene un nivel de bienestar mayor a lo que cabría esperar, a la forma como hemos defendido nuestra identidad, nuestra capacidad de contar historias, la solidaridad y la forma como tenemos de crear comunidades amplias”, enfatizó Gaviria, “por lo que soy optimista de que estos elementos ayudarán a la restauración y nos darán un poco más de sentido a la vida después de esta experiencia”.