Ingenieros biomédicos: las acciones invisibles para la sociedad

Actualizado
  • 08/10/2022 00:00
Creado
  • 08/10/2022 00:00
La pandemia por la covid-19 puso de manifiesto la labor de los profesionales en ingeniería biomédica, aquellas personas que conocen y aplican los conocimientos de la ingeniería en los campos de la salud para mejorar, hacer eficiente y más seguro el uso de dichas tecnologías, instalaciones y ambientes. Aquí el testimonio del fundador de la carrera en el país. Uno de los primeros graduados reseña el valor de la función en el engranaje salud
En el ION la función de los ingenieros biomédicos es velar por el funcionamiento adecuado de todos los equipos médicos con que cuenta la institución.

Usan largas capas. Corren por los pasillos del hospital tratando de salvar vidas. Esta podría ser la escena de una de las series sobre la labor de agentes de la salud. La realidad, en esta ocasión, es otra. No usan capas ni corren por el centro hospitalario, pero de ellos depende que importantes tratamientos médicos sean aplicados a cientos de pacientes. Se trata de los ingenieros biomédicos.

“En la línea de salud consideramos que el ingeniero biomédico es un aliado en todo el ciclo clínico; en la parte médica apoyamos no solo al personal médico, sino también al de enfermería, al técnico, al de radioterapia y de radiología para crear un grupo interdisciplinario”, manifiesta Joany M. Delgado G., jefa de la Unidad Biomédica del Instituto Oncológico Nacional Doctor Juan Demóstenes Arosemena (ION).

“¿Apoyamos en qué sentido?”, prosigue Delgado, “en que –los diferentes departamentos del Oncológico– siempre cuenten con equipos de tecnología o equipos en buenas condiciones, operativos”. Estos profesionales les dan mantenimiento y en caso de que haya algún daño, gestionan la reparación o compra de piezas “en el menor tiempo posible”.

Sentada en el taller de la Unidad Biomédica del ION, rodeada de equipos médicos, Delgado reflexiona sobre su estadía en el Oncológico como ingeniera biomédica. Sus palabras y gestos faciales revelan satisfacción por la labor desempeñada, con un equipo de trabajo formado junto con tres colegas.

“La pandemia por la covid-19 puso de manifiesto la calidad de profesionales en ingeniería biomédica de nuestro país”: Ernesto Ibarra.

“Es de orgullo para nosotros que siempre buscamos tiempos más cortos de reparaciones. En 16 años que tengo de trabajar aquí, puedo contar con los dedos de una mano las veces que hemos tenido por más de dos meses un equipo de baja”, dice.

La profesional considera “normal que equipos de más de 15 años presenten daños. Lastimosamente, no contamos con la totalidad de fondos para la adquisición de tecnología de alto nivel o el recambio según el descarte, y tratamos de mantener los equipos. Sí, es verdad, presentan daños, pero por un tiempo tan largo no”, afirma; a la vez que reconoce la importancia del buen funcionamiento de los equipos. “Las bajas –de equipos– afectan de manera directa el día a día por el volumen de pacientes que tenemos. Se usan equipos de respaldo”, manifiesta.

Frente a la complacencia por el desempeño, la jefa de Unidad Biomédica del ION plantea la necesidad de seguir trabajando “con esmero”. Un equipo en mantenimiento, reparación o reemplazo recarga la labor diaria, según Delgado. Situación que genera tensión, pero es abordada con “empatía” por el equipo de profesionales.

“Es difícil, pero he aprendido bastante... recuerdo las primeras ocasiones que entré a cuidados intensivos. Siempre entraba calladita, todo bajito y la jefa de enfermería me dijo: 'por qué entras así, aquí no hay nadie muerto, aquí están todos vivos, y empezó a llamar a los pacientes por sus nombres, aunque estuvieran intubados o bajo sedación, ella les hablaba con alegría. Cuando ella hizo esa acción, hubo un cambio y de allí empecé con lo que es la empatía en todo momento, con pacientes y sus familiares”, recuerda Delgado.

Unidad Biomédica del ION: Jonathan Mendoza, Nubia Urriola, Joany Delgado y Rodrigo Quintero

La ingeniera biomédica fija la mirada, señala algunos de los equipos en el taller. “Nos acaban de llegar. Estos son de una empresa”, dice, apuntando a su izquierda, “y los de allá”, ubicados frente a ella, “de otra”.

Afirma que en estos momentos existe complejidad para adquirir piezas o equipos. “En esta época de problemas externos tenemos una complicación con la llegada a tiempo de los equipos. Ya no es como antes que había para entrega inmediata. Tenemos una afectación en fabricación a nivel mundial. Nos cotizan con un tiempo de entrega que puede ser hasta cuatro o seis meses, creo que no solo es en el área salud, abarca todo lo que es repuesto y manufactura”, detalla.

En el ION, la función de los ingenieros biomédicos “es velar por el funcionamiento adecuado de todos los equipos médicos con que cuenta la institución. Asesoramos a todos los jefes de servicios para el proceso de adquisición de equipos y participamos activamente en todos los procesos de compra institucionales”, explica la profesional.

En Panamá, la Ulatina y la Udelas imparten la ingeniería biomédica.
Biomédicos en tiempo de pandemia

Durante la pandemia por la covid-19, este recurso humano ha desarrollado una labor fundamental en los procesos de adquisición, instalación, regulación y mantenimiento de equipos críticos indispensables.

Jhonathan Guerra, presidente del Capítulo Profesional de Ingeniería en Medicina y Biología del Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos en Panamá (EMB-IEEE-Panamá, siglas en inglés) expone que “durante 2020 y 2021, años más críticos de la pandemia, se destacó la función tan relevante que desarrollan los profesionales de la ingeniería biomédica para garantizar la continuidad de los servicios de diagnóstico, tratamiento y monitorización de la salud de los pacientes en las instituciones sanitarias”.

El ingeniero biomédico es un profesional que conoce y aplica los conocimientos de la ingeniería en los campos de la salud. En la imagen Joany Delgado

El ION, durante la pandemia, continuó dando todos sus servicios. Al igual que en el resto de las instituciones de salud y empresas en general se implementaron cambios y aplicaron nuevas estrategias de trabajo, entre ellas las citas virtuales.

“La experiencia en pandemia fue crítica, pero salimos adelante”, dice Delgado. Califica el proceso de adquisición de equipos durante este tiempo como “complicado”. “Era una competencia entre todos los países. Nosotros con nuestros pacientes oncológicos y todos los otros hospitales comprando para sus pacientes. Una complicación muy grande conseguir al vendedor que nos hiciera la cotización. Algunos países, por ejemplo Alemania, cerraron las puertas a la venta para priorizar a su población. Nosotros contamos con muchos equipos del área de ventilación y anestesia que vienen de Alemania”, asegura.

Considera que “los biomédicos salieron a la luz porque todos los clínicos necesitaban los equipos funcionando a totalidad, principalmente en intensivo y en el área de urgencia, y nos tocaba apoyarlos con las evaluaciones, mantenimiento y reparaciones de manera adecuada. Fue complicado el tema de la llegada de las piezas y compras que necesitábamos con urgencia por las restricciones que se impusieron a nivel nacional y mundial”.

Ernesto Ibarra, coordinador de la Escuela de Ingeniería Biomédica e Instrumentación de la Universidad Latina de Panamá (Ulatina), manifiesta que “la pandemia por la covid-19 puso de manifiesto la calidad de profesionales en ingeniería biomédica de nuestro país, destacando en diversos campos que incluyen la investigación, la innovación y el desarrollo de soluciones tecnológicas en salud”.

Antes de los ingenieros biomédicos
En la actualidad se han formado en Panamá 393 profesionales de ingeniería biomédica.

En el año 2003 se graduó la primera generación de ingenieros biomédicos en Panamá. Sin la presencia de ellos, ¿cómo se gestionaba el trabajo que hoy ellos hacen? Álvaro Mejía, físico médico en el ION y propulsor de la carrera de ingeniería biomédica en Panamá, explica que en el país los que se dedicaban a esta labor tenían un nivel técnico en el área de electricidad. Arreglaban los equipos en la parte electrónica, pero había una necesidad, Se debían desarrollar nuevas técnicas y modalidades e incorporarlas a los hospitales, y esto iba a requerir estudios más especializados”, dice.

Mejía, discreto al hablar, desde su puesto de trabajo y casi sin levantar la mirada solicita que se le espere. “Me dan unos minutos, esto puede tardar, pero debo terminarlo”. Revisa unas imágenes en su computadora. Minutos después llega al lugar de la entrevista. Con naturalidad explica que los viernes hay más carga laboral. “Tenía que entregar unos resultados, son muy importantes, el paciente lo estaba esperando. Como es fin de semana, llegan más urgencias y hay que atenderlas”, explica.

Se acomoda el abrigo y recuerda que la idea de crear la carrera de ingeniería biomédica le surge tras visualizar el futuro. “Todo apuntaba a nuevas técnicas, nuevos equipos, más sofisticados y computarizados, con una electrónica más avanzada, algo necesario en el futuro. En este campo ya iba creciendo el conocimiento, lo técnico se quedaba corto”.

Unidad Biomédica del Instituto Oncológico Nacional

Considera que el principal desafío que enfrentó fue tener los equipos y herramientas para el entrenamiento de los estudiantes. “Agradezco a la empresa privada que fue un soporte en la parte de entrenamiento”, dice. En 1998 empezó a dictarse la especialidad en la Facultad de Medicina de la Universidad Latina de Panamá. Los primeros ingenieros biomédicos se graduaron en 2003 “y empezaron sus prácticas. Gustó mucho, tanto en la parte gubernamental como en la privada. Los primeros ingenieros biomédicos casi terminando su formación quedaron en las instituciones de gobierno y empresas privadas, muchos son jefes en el departamento de biomédica a nivel nacional, en la Caja de Seguro Social y en el Ministerio de Salud”, asegura.

La primera promoción de biomédicos en Panamá, en el año 2003, fue en la Ulatina, y en 2007 en la Universidad Especializada de las Américas (Udelas). En la actualidad se han formado en Panamá un total de 393 profesionales de la ingeniería biomédica, de los cuales 134 son egresados de la Ulatina, y 259 de Udelas.

Ibarra, coordinador de la Escuela de Ingeniería Biomédica e Instrumentación de la Ulatina asegura: “En Panamá, la mayor demanda de estos profesionales es principalmente en la especialidad de electrónica biomédica, involucrándose en todos los procesos relacionados desde la adquisición, y aplicaciones clínicas, hasta el descarte de tecnología biomédica tanto en instituciones de salud como en la industria de equipos médicos”.

La primera promoción de biomédicos en Panamá fue en el año 2003.

Los especialistas aseguran que aún la labor del ingeniero biomédico es poco conocida. La Udelas anota en su página web que el “Ingeniero biomédico es un profesional que conoce y aplica los conocimientos de la ingeniería en los campos de la salud, para mejorar, hacer eficiente y más seguro el uso de dichas tecnologías, instalaciones y ambientes”. “En pocas palabras”, dice Degado, jefa de la Unidad Biomédica del ION, “nuestro objetivo es ayudar a que los médicos tengan todas sus herramientas funcionando, se escucha sencillo, pero en la práctica es de relevancia”.

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