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- 23/12/2012 01:00
E s uno de los principales protagonistas de las fiestas de fin de año. Muchos le achacan esta costumbre en nuestro país a la influencia norteamericana, sin embargo, datos históricos revelan que esta costumbre es bastante más antigua.
De acuerdo con H. R. Ellis Davidson, autor de Gods and Myths of Northern Europe, se trata de una tradición de los pueblos germánicos, un sacrificio a Frey, dios nórdico relacionado con los jabalíes, la cosecha y la fertilidad. Este sacrificio era parte de la festividad de Yule, una celebración que se lleva a cabo durante el solsticio de invierno y que tiene su origen en la Escandinavia precristiana.
Constituía sobre todo una fiesta familiar y estuvo siempre dedicada a la fertilidad, donde también se recordaba a los ancestros, los amigos ausentes, y la mesa donde se celebraba la fiesta se preparaba con esplendor y magnificencia, ante la tumba de los parientes fallecidos y priorizando la hospitalidad hacia los forasteros.
Con la llegada del cristianismo, luego de establecerse el 25 de diciembre como la fecha del nacimiento de Jesús, el hijo de Dios, estas tradiciones pasaron a formar parte de la celebración de la Natividad.
Sin embargo, otros consideran que la festividad de San Esteban (26 de diciembre) puedo haber heredado también parte del legado de Frey ya que en el arte sueco antiguo, Esteban aparece cuidando a los caballos y llevando una cabeza de jabalí a la comida de Yule.
La tradición se fue extendiendo a los países vecinos. En Inglaterra, por ejemplo, folcloristas como James Spears, en The ‘Boar’s Head Carol’ and Folk Tradition establecen que fue iniciada con toda probabilidad en la Isla Británica por los anglosajones, aunque sabemos que procede esencialmente de la época medieval. ‘[En la antigua tradición nórdica] los sacrificios tenían la intención de implorar a Frey que mostrase su favor al año nuevo. La cabeza de un jabalí con una manzana en la boca era llevada al salón de celebraciones sobre un plato de oro o plata al sonido de trompetas y canto de juglares’.
Más adelante, la iglesia católica utilizaría el jamón como una prueba de conversión sincera. Persecuciones a judíos en la edad media fueron sucedidas por la expulsión de estos en el año de 1492. Muchos de estos judíos debían convertirse al crisitanismo ya fuese de forma obligada o para evitar la persecución. La mayoría, luego de su bautismo mantenían secretamente sus prácticas religiosas, por lo que el jamón se convertía en una prueba irrefutable. Los marranos (forma despectiva como se llamaba a los judíos conversos) declinarían comer el jamón de Navidad, mientras quienes no mantenían afecto alguno por su antigua religión lo comerían sin ninguna dificultad.
Con la llegada de los europeos a América, también llegaron sus tradiciones. Los ingleses, galos, portugueses y españoles las transmitieron a sus colonias. Como resultado, el jamón se convirtió en un plato tradicional de la celebración navideña en toda América.
¿PREPARA USTED JAMÓN EN NAVIDAD?
Repasemos algunos consejos para que el suyo sea el mejor.
- Compre el jamón con tiempo suficiente apra que se descongele de forma gradual. Así tendrá mejor consistencia.
- Verifique si el jamón es fresco o ha sido salado. De ser así es recomendable retirar el exceso de sal remojándolo en agua ates de cocerlo. Algunos prefieren cocerlo con agua endulzada para neutralizar el sabor.
- El jamón requiere de pocos ingredientes en su preparación. Lo más importante será una salsa con qué acompañarlo. Puede hacer un glaseado, la clásica salsa de piña o con miel y mostaza. Pero si desea hacer algo diferente, encontrará ya sea en un libro o a través de internet, una infinidad de recetas con base de frutas (cuya dulzura combina muy bien con el jamón) que mantendrá el espíritu de la fecha con un giro distinto.
- La mayoría de los jamones ya vienen cocidos, por lo que no es necesario que este pase largas horas en el horno.