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- 23/09/2008 02:00
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PANAMÁ. José Félix Llopis, a través de su fundación, desarrolla una importantísima tarea en la difusión del arte. En la isla Contadora, donde se encuentra la sede, alberga su inmensa colección de arte y, además, es el orgulloso anfitrión de artistas de América y España. A continuación sabremos de sus comienzos y también de las variadas personalidades que le tocó conocer, desde Picasso al Che Guevara, pasando por Christian Dior.
Abandona España en 1937 y se establece en Paris, ciudad donde permanece hasta 1950, para luego viajar a Venezuela. En Caracas practica el periodismo y fue co-fundador de France Press. “Fue una gran experiencia. Además editaba un semanario bilingüe que se llamaba Realidad-Realités, el cual no duró mucho tiempo por razones políticas” comenta.
En 1956 empieza sus actividades en París trabajando para Dior, casa de modas que lo obliga a viajar mucho llevándolo a Cuba, donde pensó instalarse. “Estuve con el Che Guevara en una reunión y me di cuenta en ese momento del carácter de su pensamiento” agregó Llopis.
Su padre era médico, y conocía a muchos artistas en Paris. Lugar donde nace el interés de Llopis por el arte. En Paris conoce a Spitzer, un grabador experto en la impresión de pinturas. Llopis comenta que “gracias a una técnica perfeccionada por él mismo, pudo realizar extraordinarias reproducciones de obras de artistas con un tiraje muy limitado, que eran firmadas por artistas como Picasso, Braque, Juan Gris, Matisse o Chagall. Eso fue lo primero que pude comprar”. De su experiencia al conocer al maestro Picasso, Llopis recuerda “cuando estudiaba cine con los Duvivier, me tocó filmar y entrevistar a Picasso, en la época en que él se dedicaba a realizar cerámicas en la Costa Azul. En el transcurso de la jornada, Picasso me propuso conocer el casino de Montecarlo. Aunque yo nunca había jugado acepté su invitación. Una vez allí, mientras veía jugar al punto y banca, al bacarat, observé que un italiano ganaba siempre. Así, simplemente, comencé a acompañarlo en el juego y terminé ganando mucho dinero. Con ese dinero compré los grabados, por eso digo que tuve mucha suerte”.
En la década de los años 60, a Don José Llopis le gustaba ir de pesca a Bahía Piñas y de regreso pasaba por la hermosa isla. Recuerda que “en esa época no había nada. Luego, empezaron a construir. Antes de que comenzaran a hacer el hotel, el propietario traía vagones de ferrocarril para que las personas se alojaran en ellos. Más tarde, cuando se empezó a desarrollar, me fascinó el paisaje, y empecé a comprar lotes para construir una casa”. Posteriormente se dedicó al arte latinoamericano llegando a coleccionar cerca de 2000 obras, de las cuales algunas decoran su hermosa casa en Contadora.
Su amor por el arte es incondicional, al punto que, nunca ha vendido una de sus obras adquiridas y orgulloso dice “prefiero regalarlas a Museos o fundaciones, me parece que vender es un desprendimiento”.
Aunque él mismo no se considera artista, reconoce que en su familia hay dos sobrinas que sienten inclinación por el arte. Este amante de los habanos, del arte precolombino, de la plata colonial y de las molas kuna, es también un gran impulsor del arte y de nuestro país, consiguiendo como embajador de Panamá en la Unesco, la proclamación del Casco Viejo como patrimonio mundial de la cultura. Llopis, un caballero por el arte.