La mentira, ¿cómo afecta los negocios?

Actualizado
  • 01/08/2020 00:00
Creado
  • 01/08/2020 00:00
Cuando hacemos negocios, no esperamos mentiras, no las buscamos. Sin embargo, oponemos poca resistencia a los engaños, en especial cuando se trata de interacciones que nos gustan y reconfortan

La honradez es lo recomendable, pero el engaño y la deshonestidad, lamentablemente, son parte también del ser humano; es como una bola de nieve, cuanto más tiempo se hace rodar, más grande se vuelve. Mentir no es solamente el acto de decir algo que es falso, también al ocultar la verdad o cierta información, se está mintiendo; se puede mentir incluso sin utilizar palabras (sonrisas falsas, maquillajes que ocultan o disfrazan parte de nuestro cuerpo).

De acuerdo con el psicólogo Robert Feldman, de la Universidad de Massachusetts (EEUU), todos mentimos, pero no todas las mentiras son iguales. Las personas mienten y dicen la verdad para alcanzar un objetivo: “Mentimos si la honestidad no funciona”. La verdad se da naturalmente; mentir requiere esfuerzo y una mente aguda y flexible; sin embargo, la mentira es parte del proceso de desarrollo, como caminar y hablar. Los niños aprenden a mentir entre los dos y los cinco años, y lo hacen en mayor medida cuando ponen a prueba su independencia.

¿Por qué se miente en los negocios? Todos mentimos alguna vez; el que diga lo contrario, ¡está mintiendo!

La historia de los negocios está llena de mentirosos hábiles y experimentados; a veces, la gente miente para mejorar su imagen; fingimos saber algo para impresionar a un colega o para esconder su mal comportamiento. Un antiguo socio afirmó que él había logrado la contratación de una persona respetando el código de ética, y sucedió lo contrario, violando el postulado de no contratar a familiares o personas con vínculos sentimentales.

Lo que motiva este incremento en la sofisticación de la mentira, es el desarrollo de la capacidad de las personas para ponerse en los zapatos de alguien; conocida como la teoría de la mente, es la facilidad que adquirimos para entender las creencias, intenciones y conocimientos de los demás.

Un ejemplo claro es ver cómo en las redes sociales la verdad y la mentira se confunden, cambiando radicalmente los hechos a diario.

Cuando hacemos negocios, no esperamos mentiras, no las buscamos. Sin embargo, oponemos poca resistencia a los engaños, en especial cuando se trata de interacciones que nos gustan y reconfortan, ya sea el elogio falso o incluso la imposibilidad de tener altos rendimientos de inversión, y aunque no lo creamos, damos un voto de confianza.

Como es difícil evitar la mentira, lo prudente es implementar un código de ética. Un código de ética fija normas que regularán los comportamientos de las personas dentro de tu negocio. Aunque la ética no es coactiva (no impone castigos legales), el código de ética supone una normativa interna de cumplimiento obligatorio.

Te sugiero conceptos importantes a incluir en el código de ética de tu empresa:

No divulgar información confidencial.

No discriminar a los clientes o compañeros de trabajo por motivos de raza, nacionalidad o religión.

No aceptar sobornos.

No contratar a familiares ni personas a las que estemos unidos sentimentalmente.

Estos son algunos de los postulados que suelen estar en los códigos de ética, pero puedes agregar los que consideres convenientes para el buen desarrollo de tu negocio en el corto y largo plazo.

Hasta la próxima.

El autor es escritor y empresario.

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