Plinio Ruiz: 'El productor nacional debe tener inventiva para competir en el mercado local'

Actualizado
  • 22/08/2020 00:00
Creado
  • 22/08/2020 00:00
El presidente de la Asociación de Cafés Especiales de Panamá está convencido de que solo la creatividad con planes estratégicos permitirá darle al café de especialidad, proveniente de nuestras fincas, el sitial que merece en el mercado nacional

Plinio Ruiz, presidente de la Asociación de Cafés Especiales de Panamá (SCAP) y vinculado a una larga historia familiar que ha mantenido por generaciones su pasión por el cultivo de este producto, conversa abiertamente sobre los esfuerzos de nuestros cafetaleros en Tierras Altas; un distrito rico y pintoresco, donde la producción del café de especialidad marcó un antes y un después en el carácter de la mirada internacional hacia Panamá. Ruiz también lidera Best of Panamá (BoP), una plataforma que atiende a los productores panameños interesados en la especialización de cafés de alto nivel. Deste esta posición, y como brazo ejecutor de iniciativas que visibilizan la calidad del café proveniente de nuestro suelo, confiesa que lograr que el producto nacional alcance buenos precios y nuevos mercados ha sido una estrategia difícil de ejecutar por la falta de presupuesto, además, la competencia “es enorme”. “Hay una gran cantidad de países y de fincas ofreciendo café de calidad y a un menor precio que nosotros; penetrar ese mercado y hacer el milagro de que se compre el café de Panamá es un esfuerzo muy grande, que hacemos los cafetaleros”. Desde Boquete, el presidente de SCAP nos habla en una entrevista e insiste en la necesidad de educar al consumidor local para elevar la posición de nuestros productos a los que no siempre se les da la oportunidad.

Plinio Ruiz apuesta por la necesidad de innovar, ejecutar nuevos esfuerzos e impulsar la industria nacional de café de especialidad.
Plinio, The Best of Panamá se llevó a cabo hace un par de semanas. Allí los jueces evaluaron los mejores lotes de café 'gourmet' panameño. ¿Qué sabor te dejó la experiencia de este año?

Esta edición XXIV exigió de cada uno de nosotros poner en práctica los conocimientos adquiridos en lo que se refiere no solo a la producción de café, sino en materia de logística, coordinación de envíos internacionales, de transmisión de comunicación y en la coordinación de toda la entrega de premios y reconocimientos, lo que requería que estuviésemos totalmente alineados como si fuese una producción televisiva o de eventos. Fue una experiencia totalmente nueva, pero gracias a Dios la llevamos a cabo muy bien.

Históricamente, ¿cuál fue el punto de inflexión que nos posicionó en el foco internacional en cuanto a la producción de café de especialidad?

Esto trae una historia de generaciones de productores y siempre el café de Tierras Altas se distinguió por tener una muy buena calidad. En el año 1996 se fundó la Asociación de Cafés Especiales, con un pequeño grupo de caficultores muy estudiados, que soñaba con el producto para hacer cosas que no se habían hecho nunca antes. Con ellos, en el año 2000 se realizó la primera subasta electrónica de café en el mundo. Posteriormente, descubrimos en la Asociación que no se pueden vender lotes muy grandes en las subastas, sino lotes pequeños, que ya estaban destinados a ser una herramienta de mercadeo del café panameño; al comprender eso, entre los años 2002 y 2003 comenzamos a educarnos y traer a las personas que tenían un mayor conocimiento acerca de lo que era el café especial alrededor del mundo; trajimos a gente de Brasil, Inglaterra, Estados Unidos, y nos fueron nutriendo con conocimiento. En 2004, durante un taller, uno de los más destacados catadores internacionales, Ric Rhinehart, de la Asociación de Cafés Especiales de Estados Unidos (SCAA), descubrió que entre las muestras que se habían presentado había un café extraordinario y le pidió a la familia Peterson que las muestras se presentaran en una competencia internacional, y resultó salir ganadora por la votación del 99,9% de los jueces, y al final del año teníamos a mucha gente buscando ese café en Panamá; ese fue el descubrimiento del geisha que revolucionó la industria de café especial en el mundo. A partir de allí, el geisha comenzó a recibir mucha promoción, publicidad y nombre, y se fue incluyendo en The Best of Panamá; con ello surgió el interés de muchos jueces internacionales de venir voluntariamente para catar el café. Hemos tenido hasta el año pasado mucho éxito trayendo a jueces internacionales, de tal manera que el evento se transformó al punto de que las personas interesadas en el café de la más alta calidad del mundo esperaban venir a Boquete o Volcán, para ser catadores de estos lotes de cafés, preparados por los panameños. La misma política (del evento) hace que la subasta produzca suficiente ruido mediático y de mercadeo para que el producto de Panamá pueda alcanzar buenos precios y los mejores mercados que apetecen los cafés de calidad. Ha sido una estrategia difícil de llevar a cabo porque no tenemos el dinero, pero se puede lograr a través de la calidad del producto que presentamos.

Debido a que este año todos los eventos se han hecho de forma virtual, los costos del The Best of Panamá fueron un 30% menores que en 2019, ¿migraremos a un modelo de cata más práctico?

Nada como visitar el lugar, y en nuestro caso, estos sitios presentan características muy favorables para la visita de los jueces internacionales. Si tenemos que mantenernos en una cata virtual, vamos a tener que ser más innovadores y dar con una fórmula que también exhiba a los jueces para que puedan ser vistos, porque lo que se ve, es lo que se vende, y en el caso del café lo que se ve y se prueba, es lo que se vende. Esperamos que el descubrimiento de la vacuna y los tratamientos nos permita tener una apertura en el mundo en unos meses.

¿Existe una valoración sociocultural real de nuestro café?

Internamente Panamá es un mercado muy abierto; recibimos cafés de todas partes del mundo y casi no hay barreras para impedir que entren cafés de donde sea. Últimamente negociamos con el Ministerio de Comercio e Industrias para que durante unos meses o unos años podamos tener los aranceles de contención al tope, porque la industria nacional necesita vender su producto. El buen café es un ritual; es un espacio de tiempo que nos permite meditar y disfrutar de nuestros productos, que a su vez consumen en otros lugares del mundo y muchas veces despreciamos; tenemos muchos productos de nuestro sector agropecuario de muchísima calidad y no se les da la oportunidad. El pacamara, por ejemplo, es una de las variedades que ha alcanzado renombre; en la competencia de este año han surgido dos nuevas variedades que ganaron posiciones y premios, como maragogipe y mocca, que son parte de la innovación que los cafetaleros de cafés especiales han ido introduciendo.

¿Está Panamá lista para continuar capacitándose en la producción del café?

Es algo que de manera privada hemos hecho todos los caficultores, prepararnos y educarnos. Tenemos a muchas personas preocupadas por la educación en esta materia. Muchas veces en la Facultad de Agronomía, no se consigue que se pueda seguir dando esta especialización, así que luchamos para que lo hagan instituciones educativas internacionales y hay influencia en la Universidad Agrícola Zamorano en Honduras, también en las universidades de Estados Unidos en Gainesville, Florida, Texas y en California. Se trabaja a esos niveles porque muchas veces localmente no se le da importancia y es imprescindible que el café se pueda mantener en estudio.

¿Qué tan atractivo comercialmente es nuestro producto y qué nos diferencia en el mercado internacional?

El geisha de Panamá es muy atractivo por el nombre que ha adquirido; ellos (los vendedores) necesitan tener el geisha de Panamá, necesitan tener pacamara de Panamá y los lotes que producimos, por el nombre que hemos alcanzado, y ahí es donde aprovechamos el esfuerzo que se hace en The Best of Panamá y en la subasta internacional para colocar también el resto del café que se produce.

La constancia de nuestros caficultores ha sido clave en la producción de un café prestigioso como el geisha. ¿Cómo describes al productor nacional?

El productor nacional es una persona muy sufrida, porque espera todo un año y solo unos pocos reciben premios (risas). Además de eso, tenemos que cosechar el producto a mano, utilizando mano de obra indígena, lo que representa tener una familia extendida, donde debemos atender a estas personas si se enferman, si hay que vacunarlas, y muchas veces no contamos con las condiciones ideales para ello. Nuestros hermanos ngäbe buglé ya saben, han aprendido cómo se cosecha el geisha, el typica, el catuay, el caturra, y es una mano de obra que ya se está especializando. El productor debe estar detrás de todos los detalles para obtener un café de calidad, de lo contrario, al final tu producto será mediocre.

Desde SCAP, ¿cómo proyectan el mercado para los próximos meses?

La cosecha de café se efectúa hasta abril. Un café especial de alta calidad necesita mínimo 100 días de reposo para añejar la bebida; entonces nuestros cafés están listos para la venta en los meses de junio y julio, lo que viene a ser en el hemisferio norte, la época de verano, cuando se aprovisionan los tostadores para otoño e invierno y el momento de más alto consumo de café. Debemos ser lo suficientemente capaces de colocar los cafés mientras los tostadores en el hemisferio norte tienen capacidad de compra. Para Asia y Australia, el mercado es diferente y tenemos que calcular las fechas de celebraciones, como el Año Nuevo chino, la Navidad, y colocarlo en las cafeterías de más prestigio, lo que requiere una inversión para visitar estos países. Lo que hacíamos en SCAP era asistir a los shows de café que se hacen en Seúl, Tokio, Taipei y Australia, para generar la necesidad de que tengan café panameño; pero la competencia es enorme, hay una gran cantidad de países productores y de fincas ofreciendo café de calidad y a un menor precio que nosotros, entonces penetrar ese mercado y hacer el milagro de que se compre el café de Panamá es un esfuerzo muy grande que hacemos los cafetaleros cuando vamos, y la única manera es que la gente tenga la experiencia de probar el café.

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