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- 06/02/2017 01:00
A las 6:30 de la tarde, hora de la cita, pocas sillas quedaban libres. En el recién estrenado centro cultural de la Fundación Arte Panamá cuelgan de sus paredes las obras de su colectiva inaugural que se presentó el pasado 14 de diciembre.
En esta, la primera de muchas exposiciones, de acuerdo con Arlene Lachman, de Fundación Arte Panamá ‘fue muy difícil escoger una cantidad de obras representativas de nuestra historia del arte, desde el principio, hasta hoy'.
Justamente sobre los artistas representados en la colectiva se llevaría a cabo el primer conversatorio Hablemos de... Arte. Sobre el programa, Lachman estableció que se espera abordar distintas temáticas. ‘No solo vamos a hablar de los artistas sino de situaciones, hechos, espacios y circunstancias del arte en Panamá', detalló.
‘Vamos a conversar, no se trata de un tratado de arte, tampoco es una critica de arte, tal cual. Hemos invitado a nuestros amigos quienes han sido coleccionistas de arte, que los han representado, que han escrito sobre ellos', explicó Lachman a los asistentes antes de iniciar la sesión.
La mecánica sería sencilla. Cada invitado hablaría sobre el artista designado por no más de 3 minutos. Luego de esto, cualquier otro asistente podría agregar alguna información adicional. Este espacio no debía durar más de 5 minutos
Raúl Castro Záchrisson, sobrino del pintor Julio Záchrisson inició la tertulia. Se refirió a su tío como una persona entrañable, alguien muy cercano aunque vivió lejos mucho tiempo. ‘Un personaje surrealista, mágico, cómico, divertido, con una obra muy extensa, uno de los grandes grabadores no solo de Latinoamérica sino del mundo y alguien que a pesar de los años no ha perdido su espíritu'.
Nancy Calvo de la Fundación Arte Panamá continuó el programa, destacando de Brooke Alfaro que es un pintor que no se apura en terminar una obra. ‘Le importa que su obra esté en el momento en que considera que está terminada'. Sobre su obra, sus palabras son rotundas. ‘No puede uno huir de un cuadro de Brooke, te atrapa, sus personajes te embelezan, la intención que pone en las obras llega al espectador. Lo que queda es que el espectador imagine todo lo demás'.
El siguiente turno fue para María Magela Brenes, quien habló sobre la vid de Tomás Cabal quien llegó a Panamá como sacerdote, pero que se retira de la vida sacerdotal en circunstancias que no están del todo aclaradas y que más adelante contrae nupcias con Beatriz Miranda. Ambos, profesores, trabajaron en la Escuela Normal de Santiago por varios años y luego se mudaron a Cerro Punta, Chiriquí. ‘Su obra tiene mucho de esa naturaleza, de los paisajes que él veía desde su buhardilla'.
David de Castro, publicista y fotógrafo habló puntualmente sobre el efecto que la obra de Sandra Eleta le produce: ‘No hay condescendencia por parte de sus interlocutores, hay una fascinación del uno por el otro [El artista y el personaje]. En las fotografías de Sandra hay entre ellos una igualdad de tú a tú. Ella los mira y ellos la miran a ella. Esto sucede porque la vida le da a ella esa oportunidad de entrar en el mundo mágico de los congos. Captura una luminosidad en el blanco y en el negro que hace que el resto de los colores estén de más. Y en su obra hay felicidad, a pesar de los desafíos que plantean'.
La velada continuó con la intervención de la galerista Alexandra Arias sobre Ignacio Esplá. ‘Su trabajo era más bien monocromático centrado en la composición. Llega a Panamá y descubre la naturaleza muy particular que tenemos, el trópico, la exhuberancia de la vegetación. [Esplá] Rompe con el típico paisajismo que se pintaba en la localidad y el paisaje termina siendo una excusa porque lo que él pinta son sensaciones, Se siente el calor, el olor, la brisa, proyectó sentimientos en un canvas.
Olga Díaz, por su parte, se refirió a su gran amiga Olga Sánchez Borbón. ‘Toda su obra es fuerte pero a la vez sencilla. apasionada. Todo lo que hacía lo hacia con gran acierto, pero con mucha sencillez y humildad'. Tal vez por eso, considera su tocaya, no se le dio a su trabajo el valor que merece.
Paola Schmitt dedicó palabras a Alicia Viteri con quien no solo comparte el amor por el arte sino su condición de sobreviviente de cáncer. ‘Es una gran profesional, muy interesada en hacer su trabajo como se debe hacer, pero además, una persona con mucha sensibilidad y calidez humana. Para Schmitt, Viteri fue una millenial antes de que los millenials nacieran. ‘En una época en que la gente se preguntaba cómo usar su computadora, Ella ya estaba trabajando en diseño digital. Ha estado adelantada, ha sabido siempre reinventarse'.
A Rodrigo Eissenmann le correspondió referirse a Lolo Silvera, ‘uno de los seres humanos más cultos ue he conocido en mi vida'., dijo. ‘En los últimos años de su vida, y llegó casi a los cien, estudiaba sánscrito', comentó. Como caricaturista, tuvo una presencia política tremenda. Como pintor, empezó haciendo arte figurativo y luego entró al arte abstracto.
Eissenmann compartió una anécdota. ‘Las primera obra que compré de Lolo fue un trueque por un puente dental'. De esa obra, Eissenmann destaca ‘un manejo del color y del claroscuro que hacía que del cuadro emanara luz cuando las luces de la sala se apagaban'.
Gabriela Esplá se refirió al trabajo abstracto de Antonio Alvarado y Teresa Icaza. ‘De Alvarado es importante mencionar su trabajo de degradación, profundidad contraste y superposición de planos, mientras que Teresa Icaza hablaba ella misma de la selva mágica, no la real sino la que está en al imaginación. En el abstracto, a pesar de que no hay narrativa hay un reflejo de l lugar de donde venimos'.
Nancy Calvo destacó sobre Isabel de Obaldía, presente en el conversatorio, una habilidad y fuerza física y mental para hacer su trabajo [escultura en vidrio] que es para quitarse el sombrero. Los personaje de sus cuadros los saca de allí y los convierte en vidrio'.
De Obaldía, hablando sobre sus inicios dijo ‘vivir con Guillermo Trujillo [su padre] fue un lujo'. Y recordó una ocasión en que le pidió a su padre que le enseñara pintar. como respuesta tuvo:
¿Como te voy a enseñar a pintar? ve allá y pinta lo que estás viendo...'
Olga Sinclair, también hija de artista, fue la última oradora de la noche. sobre su padre, el maestro Alfredo Sinclair dijo ‘Revolucionó el arte en Panamá, trajo el modernismo', un gran orgullo, pero reconoció que fue muy difícil hacer en paralelo una carrera con una figura tan reconocida como él.
‘Recuerdo mi primera exposición. Unos decía ‘no le compres porque el papá le pintó los cuadros' y otros decía ‘sí cómprale porque si el papá el pintó los cuadros van a valer'. Y coincide con Isabel en el hecho de que sus padres, les dieron la mejor enseñanza, que ‘la disciplina y el trabajo consuetudinario es la única forma de legitimar tu obra'.
La velada fue muy amena, interesante y muy reveladora. Permitió conocer aspectos de los artistas que no se encontrarán en reseñas de galerías ni libros de texto. Hubo muchas risas y también lágrimas y el firme propósito de no perderse el siguiente encuentro.