Tabo Toral y sus 'doctores de la peste'

  • 27/04/2020 00:00
Su figura se convirtió en la imagen de la muerte, aves apocalípticas que con su presencia hacían huir a todo aquel que se cruzara en su camino
Tabo es considerado uno de los interesantes exponentes de nuestra cultura contemporánea.

Hablar de Tabo es como hablar del hermano mayor, ese familiar que todos hemos deseado tener: serio, discreto, siempre disponible, sobre todo lleno de un humor perspicaz... que te soleva en los momentos de desalientos.

En mi estadía en Europa (1974-2014), primero por correo, después por email y ahora en Panamá, por Whatsapp, me llegan esas páginas con dibujos a manera de “caricaturas” satíricas que tanto me complacen.

Los disparates más impensables suelen ser motivos para que, de su pluma y colores, surja un ángulo crítico, distinto, grotesco, que denota una visión gráfica fruto de una manera de observación analítica de “las cosas”, con una genial interpretación. De ahí, que sale la apreciación de que no se trata de simple sarcasmo... pues para captar en plenitud esas láminas, es obligatorio irnos más allá.

¿Quién es Tabo Toral?

Nació en Boquete en 1950, cursó estudios de Artes Plásticas en Estados Unidos entre 1969-1970 en The Maryland College of Art de Baltimore y en Canadá entre 1971-72 en The Nova Scotia College of Art. Cursó estudios de periodismo en la Universidad de Panamá entre 1973-76, cuando regresa definitivamente a la ciudad de Panamá.

Esta imagen es parte del imaginario colectivo, pues es muy usada en el Carnaval de Venecia.

Debo decir que también es el artista panameño que más he correteado para hacerle una entrevista; sin resultado alguno. Cada vez que lo llamo al celular para pedirle la entrevista, me responde: “Ya yo no pinto más; no soy pintor... me he dedicado al cultivo de plátano en Tierras Altas de Chiriquí”, y seguía con el choteo diciéndome: “Aristides, yo no llevo cutarras como tú, ahora llevo botas de plástico verde de cultivador de plátanos chiricanos”. Es la manera reservada y esquiva del hermano mayor, que más admiro, porque denota una actitud ejemplar, que bien denota la sobriedad y calidad que distingue al verdadero maestro... que espero no me denuncie, por mi atrevida manera de robarle sus últimas sarcásticas producciones –en tiempos de coronavirus– para deleite de los lectores de nuestro Café Estrella.

Uno, por día de cuarentena

Tabo es considerado uno de los interesantes exponentes de nuestra cultura contemporánea. Sus registrados aportes, son documentados en Panamá y a nivel internacional. Perteneciendo a esa generación de los años 70 que supo dar nuevos vigores a la pintura panameña, él, bajo rigores de las nuevas corrientes internacionalizadas, supo sintetizar el llamado del abstraccionismo figurativo, con gestualidades abstractas, sostenidas por un trazo vigoroso donde la gráfica es pernio de sus conocimientos.

El interés por las figuraciones (a veces siluetas) viene filtrada por una extensa compresión del pop art, pero que, en su manera pictórica, es resumida, con precisas voluntades de experimentar conceptos profundamente panameños. A mi manera de ver, la interpretación de las decoraciones existente en las molas, que lo llevan en un primer momento a rayar –en repetición– con breves líneas, y en segundo momento, con trazos largos; con la utilización del pincel y el color (a manera de bolígrafo) para “grafiar” sus telas. Con una manera única, dentro de las expresiones artística panameñas.

Sus fatigas intelectuales no son solitarias: Mora Noli, Julito Zachrisson, Guillermo Trujillo han incursionado en la estética prehispánica y lo decorativo del arte de las molas, con distintos e interesantes resultados.

En síntesis, debemos anotar que existen artistas en una búsqueda lingüística experimentales. Ellos –dedicados a los lenguajes artísticos y a las problemáticas de nuevas maneras– necesitan de un tiempo para que sus búsquedas sean comprendidas y aceptadas por la mayoría de la sociedad. Siendo estas, fronteras de la pedagogía cultural, en sus polos educativos tendrán que ser conquistados, para apreciar los importantes aportes que nuestros mejores artistas han producido.

La ropa de los 'doctores de la peste' también tenía un uso secundario: asustar y advertir a los curiosos.

Nuestro interés por presentar este interesante material ilustrativo 'Los doctores de la peste,' viaja bajo esta curiosidad de comprender la evolución de Tabo, en una técnica y trabajos que parecieran de menor importancia... pero que en absoluto lo son, ya que, en su madurez artística, son la concepción ya adquirida, la estrada maestría que sostiene su producción.

“Colega... estamos dibujando mientras seguimos encerrados. Aquí los médicos de la peste negra, uno por cada día 24 x 32 cm”. A mi Whatsapp llega este mensaje de Tabo, donde me anuncia que cada día, por el tiempo que durará este confinamiento, estará produciendo. Es así que cada día espero la llegada de estas interesantes ilustraciones, que vamos a analizar.

Los doctores de la peste
Su figura se convirtió en la imagen de la muerte, aves apocalípticas.

Esta imagen es parte del imaginario colectivo, pues es muy usada en el Carnaval de Venecia. Conocida por muchos, es usada para protegerse del contagio en las distintas épocas en que la ciudad estuvo azotada por las pestes (1348, 1423, 1575, 1630). Solían vestir un atuendo característico que les daba un aspecto de aves apocalípticas.

Estos personajes eran los llamados 'Médicos de la peste', que llevaban una máscara con forma de pico. Una creencia común de la época era que la plaga se extendía a través de las aves. Por eso se creía que vestir con una máscara con pico de ave, podría alejar la terrible enfermedad.

La ropa de los 'Doctores de la peste' también tenía un uso secundario: asustar y advertir a los curiosos.

Su figura se convirtió en la imagen de la muerte, aves apocalípticas que con su presencia hacían huir a todo aquel que se cruzara en su camino. La máscara incluía lentes de vidrio rojo, que hacían del doctor una horrible figura que había que evitar. El pico de la máscara era a menudo rellenado de especias y hierbas aromáticas para purificar o neutralizar el contagio a través del aire. El vestuario se completaba con un largo abrigo de cuero –generalmente negro– con guantes y sombrero de ala ancha. En la mano derecha, un palo blanco con un reloj de arena alado, utilizado para mover o examinar al paciente; en aquella época se creía que el contagio de la enfermedad estaba relacionado con su desagradable olor, razón por la que los doctores adoptaban esta medida de protección.

Las láminas sarcásticas

Frente a estas “intenciones”, que surgen a través de su continua repetición, la serie se transforma en imágenes para desacralizar el temor. Un acto que se construye desde lo más oscuro de nuestras intimidades... En mí, los recuerdos infantiles, de horribles lechuzas, gallinazos pica muertos, garzas de tuliviejas, bichos nocturnos, que acompañan las abusiones desde el cementerio a la capilla de la parroquia de San José de Montijo. Hasta llevarme a desenterrar antiguas leyendas, del sacerdote italiano de Venecia, muerto ahorcado, que aparecía vestido con máscaras de Carnaval, por los cañaverales de la Central Azucarera La Victoria, en Veraguas, al inicio de cada cuaresma.

Tabo en su acción artística, hoy como ayer, usa su potente discurso creativo... atornillar las figuras, usar una silla, desnudar una nave pasando el canal, desacralizar el miedo, destronar el poder a través de sus sarcásticas láminas; acciona el mecanismo crítico, desmitificador que le es congenial y hace de él un intérprete muy audaz de nuestra contemporaneidad... sin temor a utilizar los nuevos lenguajes visivos.

Apreciar, con tanto entusiasmo, las fatigas de nuestro hermano mayor, es un acto de júbilo y de íntimo agradecimiento, pues cuando el punto central de todas las dinámicas es discreción, humildad, solidaridad, profesionalidad y seriedad, las puertas de cada uno de nuestros lectores se abren a tan maravilloso relato.

Tabo, sigue maravillándonos con tus creaciones, una por día... como haces desde tu escondido taller.

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