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- 07/11/2020 00:00
La vida nos presenta pruebas a superar, pero nunca antes sin avisar.

Imagina a una persona conduciendo por una autopista a 150 kilómetros por hora. Confiada del camino que está tomando, decide ignorar las señales que le dejaban saber el desvío correcto ¿El resultado? Terminó en ningún lado, rápido.
En muchos casos, todos nuestros problemas se pueden resumir en una sola expresión: falta de enfoque ¿Problemas matrimoniales? Tu pareja dejó de ser la prioridad. ¿Problemas con tus hijos? Dejaste de dedicarles tiempo. ¿Problemas en tu trabajo? Renunciaste a crecer profesionalmente.
Las distracciones ocuparon un espacio que le dedicábamos a algo que solía ser importante para nosotros. Hay quienes dirán “no, lo sigue siendo, solo me distraje”, pero las prioridades se revelan en cómo usamos nuestro tiempo, no en la historia con la que nos queremos autoconvencer de que todo está bien.
¿Cuáles son tus prioridades? Si tuvieras que tomar el micrófono en una conferencia de 5,000 espectadores donde el tema a tratar es 'Cómo vivo mi vida: mis 3 prioridades', ¿cuáles saldrían de tu boca? Para responder esto, solo debes darte un paseo por tus horas. Es tu tiempo quien conoce la verdad sobre ti, el problema es que no controla tu boca.
Por eso muchos mienten, por esto muchos muestran vidas que no pueden respaldar con actos. A la mayoría de las personas les gusta moverse rápido a expensas de la verdad.
Estos son 3 pequeños pasos para recuperar tu rumbo, poner tus prioridades en orden y no terminar viviendo una vida que te recrimine cada vez que te miras en el espejo.
1. Siéntate en silencio: no podemos seguir conduciendo en la autopista por tiempo ilimitado sin recargar gasolina. Como seres humanos, necesitamos tiempo de recarga; la diferencia es que algunos utilizan estos momentos para distraerse con dispositivos electrónicos que en la mayoría de los casos solo nos apartan más de nuestras prioridades.
Debemos hacer una “parada inteligente”, acostumbrarnos al silencio, a la reflexión y a escuchar nuestra verdadera voz. Algunos meditan, otros caminan, pero la medicina para cualquier ser humano que sienta que ha perdido su norte, es sentarse en silencio, solo, por al menos 10 minutos al día.
2. Despégate de los dispositivos: nos encanta distraernos, el problema es que lo disfrazamos de entretenimiento. Mientras no aceptemos la verdad sobre porqué pasamos en muchos casos todo el día pegados a una pantalla, nunca pondremos en orden nuestras prioridades.
Las redes sociales son el enemigo a combatir para la mayoría. Iniciamos con solo 5 minutos para terminar atados por las próximas 4 horas. Con tan solo revisar las estadísticas de nuestro teléfono, podemos darnos cuenta de cómo desgastamos nuestra vida útil, tanto la nuestra como la de nuestro dispositivo, en una red social. Para otros es la televisión, la computadora, la tableta, etc. No importa el dispositivo, pantallas sin propósito son distracciones tóxicas.
3. Pienso en positivo sin compararte: durante tu tiempo de silencio, solo, vas a imaginar una mejor vida en la que solo tú estás en control de tu tiempo, tus decisiones y tu destino. Crea ese escenario donde no hay excusas, personas a quienes culpar o algo de lo cual quejarse.
La razón por la que en muchos casos nos movemos rápido hacia ningún lado, es por querer encajar en un mundo en el que todos corren sin dirección clara. Debemos trasladarnos a otro universo donde no nos podamos comparar con nadie más.
Recuperar nuestro enfoque, rumbo y dirección es más un trabajo de dejar atrás algo, que de hacer algo. No hay plan, tarea o mapa que podamos seguir cuando nuestra mirada está en el lugar incorrecto.
Sentarnos en silencio solos, despegarnos de los dispositivos y pensar en positivo sin compararnos son 3 pequeños pasos que debemos dar para no terminar perdidos en cualquier lugar. El resto es entender que no existe éxito real si este no puede ser compartido; las prioridades más importantes siempre serán las personas que nos hacen más ligero el camino.