Aventura en las riberas del Canal

Actualizado
  • 04/01/2019 00:00
Creado
  • 04/01/2019 00:00
Creado por comunidades que fueron trasladadas durante la construcción del lago Gatún, hoy en día Gamboa es un pueblo canalero con opciones de hospedaje ecológico

Jungle Land Panamá había estado en mi lista de lugares por visitar durante años. Hasta que un día conduje mi automóvil hasta el muelle público de Gamboa, justo después de la cárcel “El Renacer”. Al subir al bote me encontré con cuatro franceses. Después arribaron 18 holandeses, que eran parte de la tripulación de la aerolínea KLM.

Travesía canalera

Desde el muelle de Gamboa pasas por debajo de dos puentes: uno fue inaugurado hace tres semanas; el otro posee 110 años de antigüedad. El puente, que es atravesado por los rieles del ferrocarril de Panamá, continuará en uso. Al cruzarlo entras a las aguas del Canal de Panamá.

Se trata de un recorrido histórico que atraviesa parte del antiguo Camino de Cruces. Son seis o siete kilómetros, que forma parte del tránsito de los españoles a través del Istmo.

Durante el periplo, el guía Juan Chávez muestra la diversidad de la zona. Es el hábitat de especies como cocodrilo americano, caimán, tortugas, lagartijas, peces y aves como gallaretas pico rojo, jacana y caracoleros.

Islas del Gatún

La selva rodea a las islas, que antes de ser inundadas fueron las cimas de montañas. En 1911, los norteamericanos desplazaron a los pueblos que existían en la zona a Gamboa. Lo hicieron para poder crear el Gatún, que entre 1913 y 1935 fue el mayor lago artificial del mundo, antes de la construcción de Hoover Dam. Fue el mismo año en que fue creado el lago Alajuela, que en Panamá sirve de reserva para alimentar al lago Gatún, en caso de las fuentes de aguas probaran ser insuficientes.

Estas islas eran alquiladas por los norteamericanos a un costo de $100 por año y los locales construían pequeñas infraestructuras para pasar los fines de semana. Cuando el Canal fue devuelto a Panamá, prohibieron esta práctica, pero aún quedan los recuerdos entre la jungla.

La isla más famosa es Barro Colorado, un Centro de Investigación del Smithsonian. Juan, nuestro guía de Jungle Land Panama, nos prometió que antes del almuerzo íbamos a observar tres de los siete tipos de monos que habitan en Panamá.

Y así fue. Llegaron monos tití y cariblancos a comer los bananas y cacahuetes que teníamos. A los aulladores los vimos de lejos. Juan cuenta que ha visitado el lugar unas 200 veces y que siempre encuentra por lo menos dos de los tres tipos.

‘Lodge’ flotante

Parte de la aventura de entrar a Jungle Land Panamá consiste en pasar por un canal en la jungla. Las plantas acuáticas cubren todo el camino con aves que caminan sobre ellas. Unos palos de bambú sirven de red para mantenerlos fuera del perímetro cercano al lodge, donde la gente nada.

El almuerzo consistió de tamales y arroz con pollo. Cuando los turistas se fueron a practicar kayak, aproveché para conversar con Carl Dean Davis, el propietario. Le pregunté acerca de cómo arribó a Panamá. Me contestó que fue cuando estaba en el ejército norteamericano. Nunca estuvo acantonado en el Istmo, solo vino a entrenar. Posteriormente, empezó a trabajar en la industria de cruceros. Estaba buscando un destino nuevo, que pudiese interesar a los cruceros pero no que estuviera “sobredesarrollado”.

Originalmente pensó en Costa Rica, pero no estaba seguro. Durante unas vacaciones en Key West, Florida, se encontró con una publicación que anunciaba una casa barco para la venta. Fue entonces cuando todo le hizo sentido: una casa barco en el lago Gatún. Solicitó a una fabricante que le construyera un casco, enviando las partes de la casa a Panamá en el 2001. Pasó los siguientes nueve meses montando la “casa barco” y negociando con los permisos de la Autoridad del Canal de Panamá.

Empezó ofreciendo tours a los cruceristas en la parte norte del lago Gatún. Al principio llevaba a las personas a visitar las islas Brujas y Tigres, pletóricas en flora y fauna. Posteriormente, concretó un acuerdo con el Hotel Royal Decameron Panamá para ofrecer tours a los canadienses que arribaban en los vuelos chárter.

El problema era que la parte norte estaba muy lejos, así que decidieron trasladarse al lado sur, como a un kilómetro de la ubicación actual. Tramitaron un permiso de tres años con la Autoridad del Canal. Fue entonces cuando decidieron parar de navegar.

Durante los últimos once años han realizado sus giras en pangas, que salen desde el muelle público del Río Paja.

Todo incluido rústico

Carl cuenta que deben ofrecer un producto todo incluido para competir con el Hotel Royal Decameron Panamá. Pero el concepto no puede ser más diferente, ya que Jungle Land Panamá solo cuenta con ocho cuartos, que pueden modificarse según la necesidad de los clientes. Por ejemplo, una pareja puede disponer de una cama king, de dos camas dobles o camarotes. De esta manera, es posible acomodar hasta ocho personas por cuarto.

El entorno es rústico, pero con baños especiales, donde se elabora compostaje con astillas de madera. Carl comenta que existe una expresión en inglés cuya traducción al español no puede ser más clara: “no quieres ensuciar tu nido”. El cuidado para evitar derramar o dejar algo precipitarse al agua es enorme.

Originalmente disponían de letrinas portátiles y transportaban los desechos a tierra firme. La Autoridad del Canal de Panamá les proveía de un tanque de servicio para que coordinaran con una empresa que manejaba las letrinas. Ahora, cada cuarto cuenta con unidades de recogida. Los desechos son transferidos a una plataforma flotante con una base de fibra de vidrio para su tratamiento.

A los huéspedes se les ofrece comidas, meriendas y bebidas. Los que van a pasar el día tienen derecho a almuerzo. Aparte de los kayaks, con los que es posible alcanzar una pequeña cascada situada a un kilómetro de distancia, Jungle Land Panamá ofrece otro tipo de actividades.

Es un sitio para que los amantes de la pesca prueben suerte atrapando pescados como pavón (peacock bass), róbalo (snook) y sábalo (tarpon) en el lago Gatún.

El lugar dispone de senderos para observar las aves y la naturaleza. En las noches se realizan safaris nocturnos, con linternas para ubicar a los animales: cocodrilos, conejos ponchos y búhos.

Aquellos que busquen un ambiente más relajante, pueden acceder al piso de las hamacas o tomar el sol en el solárium. De verdad que Jungle Land Panamá es una de las mejores opciones turísticas que ofrece Panamá.

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