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- 07/12/2025 00:00
El servicio social universitario ha adquirido una importancia creciente en las últimas décadas como mecanismo de vinculación entre la academia y la sociedad. En el contexto latinoamericano y, particularmente, en Panamá, se ha convertido en una herramienta esencial para consolidar el perfil humanista y comprometido del estudiantado. En la Universidad de Panamá, el servicio social se concibe como un trabajo profesional, de carácter temporal, que el estudiante realiza dentro de su carrera, sin remuneración económica: y que tiene como propósito tanto consolidar su formación como brindar beneficios directos a la sociedad (Universidad de Panamá, Reglamento Universitario; Nota N.°414-1 O-SGP, 2009).
El concepto de servicio social
El concepto ha sido abordado desde múltiples perspectivas en las ciencias sociales, con énfasis particular en su papel dentro de la extensión universitaria, la que constituye uno de los pilares fundamentales de la educación superior junto con la docencia y la investigación (Tapia, 2010). En este sentido, la Universidad de Panamá, al integrar el servicio social dentro del currículo de pregrado y grado, da respuesta a una tradición institucional que busca alinear la formación profesional con los principios de solidaridad, equidad y transformación social. A través del servicio social, los estudiantes tienen la posibilidad de aplicar conocimientos en contextos reales, adquiriendo nuevas competencias y fortaleciendo su compromiso ético con las comunidades que más lo necesitan.
Servicio Social como Herramienta Pedagógica
Según Cano Castellanos (citado en Tapia, 2010), el servicio social debe entenderse como un proceso de reconstrucción práctica, en el que el estudiante no solo adquiere experiencia, sino que transforma su forma de pensar y actuar frente a los desafíos de la realidad. Esta concepción conecta directamente con los planteamientos de Tünnermann Bernheim (2008), quien define el modelo educativo como la concreción pedagógica de los paradigmas institucionales, en los que deben reflejarse los valores, objetivos y misión de la universidad. Bajo esta óptica, el servicio social se convierte en una herramienta pedagógica clave para materializar el proyecto educativo universitario.
Servicio social y política pública
Desde la perspectiva de las políticas públicas, Panamá ha consolidado instrumentos fundamentales como el Compromiso Nacional por la Educación, el Plan Estratégico de Gobierno “Uniendo Fuerzas” 2019–2024, y la adhesión a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (particularmente el ODS 4), que orientan las acciones educativas hacia una mayor inclusión, equidad y calidad (Gobierno de Panamá, 2019). En todos estos instrumentos se reconoce el papel de la educación superior en la promoción del desarrollo sostenible, y se enfatiza la necesidad de que las instituciones universitarias contribuyan activamente a reducir la desigualdad y mejorar la calidad de vida de la población. En este marco, el servicio social universitario se inscribe como una práctica coherente con las prioridades del Estado y de la sociedad panameña.
Principios del servicio social
Los principios que orientan el servicio social en la Universidad de Panamá incluyen la solidaridad, el compromiso social, la ética profesional y la participación ciudadana. Según el Artículo 1 del Compendio General Universitario, el servicio social es un conjunto de actividades que, desarrolladas dentro del área de formación del estudiante, deben favorecer prioritariamente a las clases sociales más necesitadas, sin que ello implique remuneración o contraprestación económica. Esta definición pone el acento en la función social de la universidad y en su responsabilidad con la equidad y la justicia social.
El servicio social no solo beneficia a las comunidades receptoras, sino que también tiene un impacto profundo en el desarrollo integral de los estudiantes. Les permite adquirir competencias prácticas, desarrollar una conciencia crítica y fortalecer valores cívicos y éticos. Además, sitúa al estudiante como sujeto activo de transformación, capaz de identificar problemas sociales, proponer soluciones viables y trabajar en equipo en contextos reales. Este tipo de aprendizaje situado y significativo es fundamental para el fortalecimiento de un modelo educativo centrado en la formación de ciudadanos comprometidos con el desarrollo humano y sostenible.
Los datos más recientes proporcionados por la Vicerrectoría de Asuntos Estudiantiles muestran una evolución significativa en la participación estudiantil en los proyectos de servicio social de la Facultad de Humanidades. En los últimos años, se ha registrado un aumento notable de participación, pasando de 93 estudiantes a 284.
En cuanto a los tipos de servicio social realizados, se observó una clara predominancia y preponderancia del servicio social comunitario. Este tipo de servicio se caracteriza por su enfoque territorial y altamente participativo, mejorando en gran manera los cambios de vida de estos lugares y proyectando a la Universidad en la ciudadanía, y ha sido especialmente realizado por estudiantes de Sociología, Historia y Geografía.
Le sigue el servicio social educativo, desarrollado por estudiantes de Español, Geografía e Inglés, quienes colaboran en escuelas públicas y programas de apoyo educativo, mejorando las competencias de nuestros estudiantes con edad escolar. El servicio social en organizaciones sin fines de lucro estuvo liderado por estudiantes de Educación Física y Archivología, mientras que el servicio social ambiental, aunque con menor representación, abordó temas de conservación, reciclaje y sensibilización sobre el cambio climático.
La distribución por escuelas muestra también tendencias interesantes y de gran envergadura, ya que, hacen un aporte significativo, con la utilización de los conocimientos adquiridos en cada especialidad, entregado al apoyo de las necesidades de la humanidad. Los estudiantes de Geografía e Historia lideraron la participación de los proyectos, seguidos por los de Inglés, Educación Física, Español, Sociología, Archivología y Filosofía e Historia. Esta distribución refleja tanto la tradición de compromiso social de ciertas disciplinas como la capacidad de las distintas escuelas para generar propuestas significativas de servicio.
Las fortalezas del servicio social en la Facultad de Humanidades se centran en su articulación con la comunidad, la supervisión docente, la integración curricular y la evaluación formativa. La interacción directa con los sectores sociales vulnerables permite que los estudiantes comprendan mejor las realidades del país, desarrollen empatía y afiancen su identidad profesional. Además, el acompañamiento pedagógico garantiza una experiencia de calidad, que trasciende lo meramente operativo y promueve aprendizajes significativos.
No obstante, también se han identificado áreas de mejora. Una de ellas es la necesidad de fortalecer la coordinación institucional entre la universidad, las organizaciones receptoras y los estudiantes, para garantizar un seguimiento más eficaz. También se recomienda ampliar la formación previa de los estudiantes en habilidades prácticas como la comunicación efectiva, la resolución de conflictos y el trabajo en equipo. De igual modo, es fundamental incorporar transversalmente la perspectiva de género y la interculturalidad, para enriquecer el enfoque ético y político del servicio social.
Finalmente, se resalta la importancia de generar espacios de reflexión crítica, donde los estudiantes puedan analizar su experiencia, cuestionar sus prejuicios, identificar aprendizajes y visualizar su papel como agentes de cambio. Estos espacios deben ser facilitados por docentes y coordinadores, como parte del cierre formativo de los proyectos.
En conclusión, el servicio social universitario desarrollado por la Facultad de Humanidades de la Universidad de Panamá, constituye un mecanismo eficaz de formación integral y de proyección social. Su contribución al bienestar de las comunidades, a la formación ética y profesional del estudiantado y a la consolidación de una universidad comprometida con la transformación social lo convierten en una de las prácticas más relevantes dentro del modelo educativo panameño. El fortalecimiento de esta estrategia requiere apoyo institucional sostenido, políticas inclusivas y una visión compartida entre Universidad, Estado y sociedad civil.
La autora es Socióloga. Docente de la Universidad de Panamá