Cuatro de los cinco jueces de la sala hallaron culpable al líder ultraderechista y a siete de sus aliados, entre ellos exministros de su Gobierno (2019-2022)...






- 13/09/2025 00:00
El asesinato del médico y político en 1985 sigue siendo recordado como uno de los crímenes más atroces de la dictadura militar en Panamá, y un símbolo de la lucha por la democracia y los derechos humanos.
Hoy, 13 de septiembre, se cumplen cuatro décadas del asesinato de, Hugo Spadafora Franco, médico, guerrillero, político y férreo opositor a la dictadura militar, cuya muerte marcó un antes y un después en la historia contemporánea de Panamá. Su brutal crimen no solo sacudió a la nación, sino que también reveló al mundo la violencia y represión del régimen encabezado por Manuel Antonio Noriega.
Spadafora nació en Chitré, en 1940, y desde temprana edad mostró una vocación de servicio. Médico de profesión, se destacó por su labor en comunidades rurales y por su compromiso con causas revolucionarias en Guinea-Bisáu y Nicaragua, donde luchó contra dictaduras y defendió ideales de justicia social. Su carácter contestatario lo llevó a enfrentarse con los gobiernos militares panameños, primero con Omar Torrijos y, tras la muerte de este, con el ascenso de Noriega. Desde el exilio en Costa Rica, denunció la corrupción, el narcotráfico y los abusos de poder que, según él, corroían las bases del Estado panameño.
El 13 de septiembre de 1985, Spadafora fue detenido en la frontera de Panamá con Costa Rica. Horas más tarde, su cuerpo fue hallado sin vida en territorio panameño, decapitado y con signos evidentes de tortura. El horror de su asesinato dejó en shock a la opinión pública, que responsabilizó al aparato militar de la dictadura. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos y diversas organizaciones internacionales calificaron el crimen como una ejecución política, mientras que en Panamá crecía el miedo y la indignación. Aquel suceso evidenció que la represión ya no conocía límites.
El asesinato de Spadafora marcó un punto de inflexión. La oposición política se fortaleció y la comunidad internacional comenzó a ejercer mayor presión contra el régimen de Noriega. La imagen de Panamá quedó manchada en el extranjero, mientras dentro del país la población se sumía en la incertidumbre y el temor. Para muchos historiadores, la muerte de Spadafora fue una de las primeras grietas visibles que debilitaron la estructura de poder de Noriega, hasta desembocar en su caída tras la invasión estadounidense de 1989.
Cuatro décadas después, Hugo Spadafora es recordado como un mártir de la democracia panameña. Su vida y su muerte simbolizan la lucha contra la opresión y la defensa de los derechos humanos en tiempos de dictadura. Cada año, familiares, organizaciones cívicas y defensores de derechos humanos realizan actos conmemorativos en su memoria. No obstante, para muchos panameños, la justicia por su asesinato sigue siendo una deuda pendiente del Estado.
El caso de Spadafora trasciende el hecho individual. Representa la memoria viva de una época de represión y violencia que Panamá no puede darse el lujo de repetir. Recordarlo, 40 años después, es también reafirmar el compromiso de las nuevas generaciones con la democracia, la libertad y la dignidad humana. (El autor estudia Periodismo en la Universidad de Panamá)