La ciencia de la escritura

La escritura a mano puede revelar mucho más que ideas: desde rasgos de personalidad hasta posibles trastornos psicológicos.

En el mundo del peritaje, se llama grafología al análisis de la escritura a mano de un individuo con la intención de determinar qué tipo de rasgos de personalidad posee; más concretamente, determina el carácter, ayuda a realizar un perfil psicológico o emocional, identifica el tipo de inteligencia y aptitud profesional.

Usted dirá, amigo lector, que es puro cuento y que una letra no indica en nada el cómo es la psique de una persona; si eso fuese así, no se podría estudiar a terroristas, estafadores, asesinos seriales o de masas; como fue el caso de los adolescentes de la masacre de la preparatoria Columbine, que ayudó crear perfiles en jóvenes con rasgos psicopáticos, o el de Nahir Galarza, primera mujer en cumplir cadena perpetua en Argentina y que su letra determinó trastorno de identidad disociativa (TID).

Ahora bien, la grafología es confiable en la medida en que: las condiciones de aplicación de la prueba sean las adecuadas; que la persona no presente lesiones traumáticas o dificultades locomotrices que interfieran con la normal ejecución de la escritura, y que quien la realice sea un perito idóneo en la materia.

De hecho, es una especialidad dentro de la rama de la ciencia de la comunicación no verbal en la que también están: el lenguaje corporal, análisis conductual para perfilación criminal, la kinésica, proxémica, cronémica, microexpresiones, detección de mentiras, proyección personal e imagen y háptica.

Como si fuese nuestra huella dactilar, cada persona tiene su propia forma de escribir a mano y, al ser única, pueden encontrarse trazos muy similares, pero nunca idénticos. A continuación, comparto algunos datos generales:

Tamaño de la letra: una letra pequeña indica introversión y delicadeza, mientras que un tamaño grande significa todo lo contrario.

Presión: cuanta mayor sea la presión ejercida sobre el papel, mayor será el compromiso y se tomará los asuntos de manera más seria. Si la presión es excesiva puede denotar nerviosismo y que esa persona reacciona mal a críticas. Una escritura más ligera es más propia de rasgos sensibles y empáticos, pero también es signo de una falta de vitalidad.

Mayúsculas y minúsculas: si predominando las minúsculas se intercalan letras en mayúscula (al margen de las reglas de puntuación básicas), se relaciona con deslealtad. No obstante, como en las demás especialidades, este rasgo no se debe analizar aisladamente, pues también podría indicar atributos negativos como envidia o la creencia de ser superior a los demás.

Trazos superiores: en letras como la “t” o “l”, si los trazos altos son muy largos indican el tipo de visión hacia los objetivos y metas. Además, en el trazo de la letra “t” podemos observar los niveles de autoestima. Si en la mayoría de las firmas y textos las personas suelen tener el palo de la “t” muy bajo, implica que hay un problema con el amor propio.

Trazos inferiores: letras con trazos inferiores como la “j” o “g” son importantes porque en función de cómo esté hecha la curva indican datos diferentes, por ejemplo, una curva fuerte y completa señala energía. En cambio, la ausencia de curva en la letra “g”, es decir, si termina recta significa impaciencia.

Dirección de línea: este rasgo establece el estado de ánimo, las frases que acaban hacia arriba significa optimismo y, si la dirección va hacia abajo a medida que se acaba la hoja, indica lo contrario.

Espacio entre palabras: separar las palabras es propio de personas a las que no les gusta que les agobien, son muy celosas de su libertad y odian los espacios llenos. Dejar poco espacio entre palabras suele ser habitual en personas que no pueden estar solas.

Inclinación de letras y palabras: las personas que no inclinan sus letras suelen ser más lógicas y racionales, no permiten que sus emociones afloren. Si las letras se inclinan hacia la derecha, hablamos de personas que les gustan las nuevas experiencias. Las letras inclinadas a la izquierda son habituales en gente a la que no le gusta hacerse ver. Curiosamente, si esto ocurre en personas zurdas, suele asociarse a personas rebeldes.

Márgenes en las páginas: dejar un margen a la izquierda es propio de personas que suelen vivir en el pasado y les cuesta más pasar página. Aquellas que escriben por toda la hoja sin dejar un margen no son capaces de quedarse quietos. Los que dejan un margen a la derecha temen lo desconocido y se preocupan por el futuro.

Firma: las firmas ilegibles son habituales en personas reservadas, difíciles de “leer” o entender, mientras que si una firma se entiende a la perfección, la persona se siente más segura y cómoda en su propia piel y no necesita fingir algo que no es.

En la era del touch, digital, inteligencia artificial, chat GPT, etc., es más complicado analizar los rasgos de un individuo, sin embargo, las grandes empresas que se toman en serio, dentro de sus entrevistas de trabajo, contratan a grafólogos expertos y piden a los candidatos hacer cuartillas explicando el porqué quieren trabajar en dicha empresa.

En la criminología y lo judicial se han podido catalogar rasgos comunes entre personas muy peligrosas, resolver estafas, determinar verdades o mentiras y, en especial, se han podido entrenar a entidades bancarias, financieras, médicas, educativas y que se dedican a la comunicación y, aunque no lo crea, ha salvado vidas y evitado tragedias.

Virginia Woolf decía: “la escritura es una forma de descubrimiento hacia la verdad y autenticidad” y vaya que tenía razón, más ahora que se está transformando en un arte en peligro de extinción y, justamente por ello, se hace más necesaria que nunca.

Lo Nuevo