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- 25/09/2024 00:00
- 24/09/2024 17:08
Rescatar el valor de la palabra, reunirse a conversar, fomentar el amor por la lectura, los libros y la escritura, estos son los objetivos de una serie de talleres y laboratorios que, a través de la Dirección Nacional de Derechos Culturales y Ciudadanía del Ministerio de Cultura, se han ido desarrollando a lo largo del año.
Estos proyectos están a cargo del escritor y promotor cultural Carlos Fong.
“A comienzos del año se hizo la propuesta para arrancar con estos proyectos. Empezamos a trabajar para el sector de Panamá Oeste, pero la idea es también, poco a poco, llevarlos a todo el país. La intención es que otras comunidades se contagien y soliciten estas actividades”.
“Una de estas actividades las vamos a hacer en Chiriquí, San Félix adentro, en cerro Otoe. Para el 10 de octubre está organizada la actividad; tuvimos reuniones con los maestros de manera virtual y estamos listos, vamos a hacerlo”, asegura.
Son varias las propuestas que se están haciendo, algunas desde la Red de Biblioteca Públicas, actualmente bajo la jurisdicción de MiCultura. “Desde la Dirección de Derechos, Culturales y Ciudadanía, donde yo trabajo, vamos a dinamizar un poco más las bibliotecas. Ya empezamos en La Chorrera; es más sencillo porque vivo allá, pero iremos poco a poco a más lugares”, explica el escritor.
‘Cuentos para contar en el parque’ es una propuesta de intervención en la comunidad fuera de la biblioteca. “La idea es convocar a la gente de la comunidad a parques y reunirnos; invitamos a los adultos mayores, y ellos nos cuentan, por ejemplo, cómo era La Chorrera. De ahí van saliendo cuentos, leyendas, mitos, las historias de los personajes del pueblo...”, comenta Fong. El proyecto pretende rescatar el valor social de la palabra; poner en valía la tradición oral.
‘Fiesta de la lectura y el pensamiento’ es otro de los proyectos; este se ha llevado a cabo en Playa Chiquita, en Puerto Caimito y estará en Capira en la comunidad de La Florida. “En principio, es una propuesta para trabajar en las escuelas; intervenimos la escuela. Ese día, en lugar de dar clases, los niños llevan petates, sábanas, toallas, lo que puedan para cubrir el piso y nos ponemos en los patios a leer. Es como un pícnic en el que todos leen, nosotros llevamos los libros y al mismo tiempo los niños trabajan talleres de creatividad literaria enfocados en una propuesta pedagógica etnográfica”, destaca Fong. A través de ordenadores de pensamiento desarrollados con los maestros y los padres de familia, los niños comienzan a escribir y hablar sobre su comunidad.
La red de círculos de lectura con enfoque étnico es uno de los más recientes. “Ya empezamos en Playa Chiquita a reunirnos con adultos, jóvenes y niños. La intención es reforzar las identidades de los grupos étnicos presentes en la comunidad. Les damos cuentos también con enfoque étnico, cuentos en los que se toca de alguna forma el tema de las identidades, aunque se puede leer cualquier cuento. En Playa Chiquita hemos estado leyendo cuentos de Eduardo Galeano, de mitos, de leyendas...”.
Para celebrar el 52° aniversario de la Biblioteca Pública Hortensio De Ycaza de La Chorrera, se realizará la primera actividad del proyecto ‘De trompos y rayuelas, juegos tradicionales y cuentos’. La propuesta pretende rescatar los juegos de antaño, juegos tradicionales. “Vamos a llevar a un especialista en juegos tradicionales y habrá carreras de sacos; también saltarán cuerda, habrá trompos, y al mismo tiempo que los niños, jóvenes y adultos estén jugando, habrá mesas con libros de cuentos para quienes quieran leer”.
El próximo 28 de octubre, en El Prado, comunidad en el corregimiento de Herrera hacia El Trapichito en La Chorrera, se llevará a cabo la actividad ‘Para caminar con las manos’. “Es una propuesta de más de 12 talleres de creatividad literaria y pensamiento creativo enfocado en el tema de las manos. Igual que en ‘Fiesta la lectura y del pensamiento’, se hace el estudio etnográfico desde la mirada de los niños, jóvenes y adultos. Además de leer cuentos, la idea es que los muchachos escriban lo más que puedan y dejen sus pensamientos”, destaca Fong. Los talleres tienen temas como ‘Así sueño mi país’, ‘Si yo fuera presidente', ‘El árbol de los pensamientos’. Es también una propuesta política, pero desde la mirada de los muchachos y la cultura”, agrega.
Fong ha desarrollado también otros talleres; el de creatividad literaria destinado a un público de la tercera edad. “Se llama ‘Volvamos a conversar’, y lo que hacemos es reunimos dentro de la biblioteca con los adultos mayores y a través de consignas y disparadores creativos que yo les pongo ellos escriben y conversamos a través del tema de la memoria. Ya tenemos una buena convocatoria. En el primer taller participaron más de 10 personas y la próxima reunión la tenemos mañana jueves”.
Otro taller se llama ‘Escribo, luego existo’, para que jóvenes adolescentes desarrollen reflexiones filosóficas. “Recientemente, ellos tocaron el tema de la muerte. Les dimos dos cuentos sobre este tema y ellos reflexionaron y discutieron sobre la muerte y la vida y fue muy rico el debate”, afirma el promotor cultural.
Está el club de lectura, Ezequiel Cedeño, que lleva el nombre de un reconocido y recordado maestro de La Chorrera. El círculo de lectura se reúne el tercer viernes de cada mes y ha contado con la participación de algunos escritores.
Y en proceso de organización, un programa destinado a personas con discapacidad, adultos mayores en asilos, niños recluidos en albergues. “Falta la gestión cultural para este grupo de personas. Lo que queremos es que los bibliotecarios vayan a estos espacios y hagan actividades con ellos, que los ayudemos a leer, hablar, conversar. Se llamará ‘Nosotros también contamos’. Esas son las actividades que por ahora tenemos. Vienen más, pero hay que ir despacio”, advierte el escritor.
Fong hace la salvedad de que estos programas son mucho más que actividades efímeras; son procesos cuyos resultados no serán visibles de forma inmediata. Para algunos de ellos tomará incluso años medir sus efectos. Por lo pronto, hay pequeñas victorias. “En Playa Chiquita hay serios problemas de analfabetismo, aunque los maestros están haciendo un gran esfuerzo, hay muchos niños que no saben leer. En uno de los talleres había un niño que no quería participar porque sentía que no podía y, poco a poco, hemos estado con él leyendo y lo está haciendo cada vez mejor, se le nota que hace el esfuerzo, que va rompiendo esa barrera, pero esas cosas van a tomar tiempo. No es fácil. Este es un trabajo de la escuela, pero nosotros podemos ayudar con las lecturas”, asegura.
En el caso de los adultos, inicialmente no se atrevían a hablar en el círculo de lectura, pero en poco tiempo el cambio ha sido notable. “Ahora, los vieras comentando los cuentos... es una cosa impresionante. Lo mismo pasó con los cuentos en el parque. Teníamos temor de que la gente llegara y no hablara, pero uno de los participantes comenzó a contar la historia de La Chorrera y allí todo el mundo se animó. Esto es importante para nosotros y quisiéramos en el futuro tener los recursos para registrarlo, por ejemplo, tener equipo audiovisual para hacer las grabaciones, grabar esos testimonios, porque es algo que se pierde”, sugiere Fong. Igualmente, sería valioso publicar los trabajos finales de talleres como ‘Escribo, luego existo’, aunque para ello es necesario un presupuesto más robusto.
Se trata de un trabajo bastante extenso, pero no es irrealizable. Con el apoyo de las comunidades y su vínculo con las bibliotecas comunitarias estas experiencias son replicables. “Nosotros podemos hacer la asesoría de manera virtual, como se hizo con los de cerro Otoe. Nos reunimos con 40 docentes, incluyendo al director de la escuela; se les explicó la actividad y ellos ya están organizados para hacerla. Les expliqué muy bien cómo es la actividad y ya están organizados para hacerlas el 10 de octubre”, confirma.
Claro está, para que estas actividades se lleven a cabo, se requiere de una preparación con los docentes y bibliotecarios del área. “Todo esto se hace en el marco del Plan Nacional de Lectura que ya tenemos. Lo que hay que hacer es actualizarlo, volver a hacer las reuniones con los equipos, pero, mientras tanto, hay que moverse; no podemos quedarnos allí y no hacer nada”, concluye Fong.