Diana Durán: 'Hay que hablar de la profesionalización de las artes en Panamá'

Actualizado
  • 25/04/2023 00:00
Creado
  • 25/04/2023 00:00
La artista visita el diario para conversar de su preparación en la música, su primer álbum de estudio, su faceta de actriz y profesora
Diana Durán estudió en el Teatro de la Ópera de Viena al finalizar sus estudios universitarios en Panamá.

Vestida de rosa, chaqueta de jean y zapatillas blancas, llega Diana Durán a La Estrella de Panamá, “hoy vine de Barbie”, bromea. Ella es alegría, irradia luz y profesionalismo. “Lo primero que hago al despertarme es comprobar que tenga voz”, cuenta tras cámara la cantante, performer, vocal coach y maestra de canto. También “amante de los aguacates y los gatos”.

Cuando era niña soñaba con ser diseñadora de modas, pero cuando llegó el momento de elegir carrera no estaba entre las posibilidades económicas de sus padres, “era mucho más caro hace 20 años”, dice. Descubrió en la música una forma de canalizar su pasión por la moda; cuenta que ser cantante de ópera le permite plasmar su amor por la ropa y la extravagancia cuando está en el escenario.

Tiene una faceta de actriz. Su más reciente trabajo fue interpretar a Madame Kalalú en el musical “Maestra Vida”. “Me dejaron estar porque estoy loca”, expresó en una entrevista previa. Pero la realidad es que ella participó en la propuesta porque necesitaban a alguien que presentara un arquetipo diferente del personaje, y capaz de sostenerlo dentro y fuera del escenario. Diana Durán lo logró.

Siempre supo que quería ser artista, de alguna forma logró su sueño de niña. “Me gusta ser el centro de atención, hay que tener un poco de eso para ser músico, no sabía que iba a lograrlo a través de la música”, asegura. El encuentro con la cantante se convierte en tertulia, comparte sobre su espiritualidad, de cómo vive y siente la música. Además, habla de lo que quiere lograr con la profesión en Panamá.

Tu voz y talento nacieron contigo; sin embargo, tienes una preparación increíble. ¿Cuáles fueron los estudios que tuviste?

El talento definitivamente es un don. Creo que es un regalo que se nos da para desarrollar, para cultivar. Pero la parte del trabajo, la construcción del instrumento es muy importante, a veces la gente quiere pasar eso por alto.

Yo no estudié canto hasta que entré a la universidad a los 18 años. Cuando me gradué de la Universidad de Panamá, me fui a estudiar a Viena. Estudié en el Teatro de la Ópera de Viena con un director de orquesta y después estudié con otro director de orquesta de Serbia.

Así, fui buscando maestros de canto y escuchando a mucha gente con mucha experiencia, eligiendo lo bueno, desechando lo que tal vez no me servía en ese momento. Ahora miro para atrás, veo esas experiencias y encuentro que sí había cosas que me sirven, pero me sirven ahora con 20 años de carrera, que no me servían en el momento en que las recibí. Entonces, en ese momento, era como hacerlas a un lado y esperar que se madurara esa información.

Normalmente he estudiado más con instrumentistas o con músicos, que con maestros de canto. Mi primer maestro de canto formal lo conocí hace 10 años; con él me he mantenido y es hoy todavía mi mentor, un maestro italiano, entonces viajo a tomar clases con él para mantenerme en condiciones.

Recientemente estrenaste tu primer álbum de estudio, 'El viaje'. ¿Por qué esperaste tanto tiempo para hacerlo?

La primera razón es financiera. Es una realidad que esta es una carrera [costosa], yo dije 'me voy a ir a estudiar música porque esto me va a salir baratito'. Siendo cantante, que no tienes que comprar instrumentos y demás, fui ingenua y pensaba que realmente iba a ser menos costoso.

Es una carrera cara. Uno conoce mucha gente y sí se logran muchas cosas pidiendo favores, sin embargo, mientras más profesional te vas haciendo, menos cara tienes para ir a pedir favores. Yo llamo a una persona y le digo, ¿cuánto me cuesta? Porque yo espero ese mismo respeto de mis colegas.

Además, tenía otras metas. Quería comprar mi apartamento, era algo que tenía muy claro, que hasta que yo no tuviera mi apartamento, o sea, algo propio, mi casa, no quería gastarme el dinero en otras cosas, no quería invertir en otras cosas. He invertido en viajes, en educación, me enfoqué en tener mi apartamento; en 2020 ya tenía mi apartamento, me acababa de casar y llegó la pandemia. Fueron años muy duros, reflexioné que me privé tanto tiempo esperando el momento perfecto, el momento perfecto es ahora y llegó en 2022.

También escribes, ¿cómo es tu proceso creativo? Descríbeme qué haces cuando escribes, ¿tienes algún ritual especial?

[Risas] mi ritual es hacerle caso a todas mis ideas, todas mis ideas las grabo y las escribo. Absolutamente todo. Aunque sea un pedacito, aunque sean dos palabras, aunque sea un balbuceo. Hay canciones en el álbum que las soñé, de repente me desperté y las recordaba perfectamente.

Duermo horrible, ¡porque no se debe dormir con el teléfono al lado! Tengo la grabadora de voz en lo más fácil de encontrar, de repente en la madrugada me despierto y grabo, después tengo que decodificar lo que dije.

Hay otras que me toman más tiempo, me siento a trabajar, por ejemplo toco el piano, juego con ciertas combinaciones de acordes y entonces viene la composición de parte de la música. Muchas veces me llega la canción con la música y la letra de una vez.

¿Qué representa la música para Diana Durán?

La música es una forma de expresión, una forma de comunicarme, sobre todo de conectar.

He sido intérprete, siempre canté canciones de otros y no se puede menospreciar el ser intérprete, el poder conectar con la gente a través de una letra que no es tuya, de una música que no es tuya. Yo siento que todos esos años de entrenamiento me ayudaron a llegar hasta aquí.

Soy una contadora de historias, esa es mi magia, mi superpoder. Lo más importante para mí es poder conectar con otras personas y meterlas en esa película en la que yo estoy, que tengo en mi cabeza, en las emociones que quiero transmitir y meter a mi público dentro de esa magia, dentro de ese momento que se crea.

Vivir de la música en Panamá...

Es posible. Sí, claro que sí, hay que trabajar mucho, no es gratis. No es suerte, sí hay que trabajar mucho, la mayoría de los músicos tienen varios trabajos o tenemos varios trabajos. En mi caso, ha sido una bendición dedicarme a las clases de canto y eso ha sido realmente mi centro operativo. Mis clases de canto es lo que me permite tener mi ingreso de todos los meses y pagar mis responsabilidades.

La música es mi trabajo, la forma de ganarme la vida, mi forma de dejar un legado para Panamá a través de mis alumnos, de la formación, de siempre hablar de lo importante que es la profesionalización de las artes. Ese es mi legado cultural, lo que yo puedo hacer dentro de mi capacidad como individuo.

Espero que más adelante esa capacidad crezca y pueda sumar aliados que me permitan llegar a más personas, conectar con estudiantes, con más cantantes y desarrollar talentos que nos permitan representar a Panamá en el exterior. Son muy pocas las personas que tenemos de exportación, no porque no haya talento, sino porque hace falta la profesionalización de la industria musical para poder lograrlo.

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