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Tulany Doglio: 'Sin la visión de la mujer, todo lo que haga la humanidad está a medias'
- 17/11/2020 00:00
- 17/11/2020 00:00
Tulany Doglio, quien se considera una orgullosa afrodescendiente panameña, es una ingeniera industrial nacida, criada y con estudios realizados en Panamá. Estudió en la Universidad Católica Santa María la Antigua, y posteriormente hizo una maestría en liderazgo y alta gerencia en la Universidad Latinoamericana de Comercio Exterior (Ulacex). “Desde mi inserción en el mercado laboral, me he especializado en las distintas áreas del complejo mundo de los recursos humanos”, destaca Doglio durante una entrevista con Mía Voces Activas. Esta amante de su país y de sus raíces africanas funge desde 2019 como directora de Servicios Compartidos de Recursos Humanos para América del Norte en Merlin Entertainments, una de las empresas de parques temáticos más grandes del mundo, ampliamente conocida por su marca de fábrica en los afamados productos Lego. Este año la empresa estadounidense destacó la trayectoria de la panameña durante la celebración del Mes de la herencia hispana o Mes de la hispanidad, que se celebra del 15 de septiembre al 15 de octubre, cada año, en Estados Unidos. En esta compañía, Doglio lidera un equipo que, entre otras tareas, juega un papel primordial como punto focal para todas las contrataciones de personal de las atracciones y productos Lego. La hija del líder afrodescendiente panameño Alberto Barrow, también ha realizado varios servicios de voluntariados de protección animal en Peoria Animal Welfare Shelter en Peoria, Illinois; así como también en el Comité de Planificación Peoria Zero K, una organización local sin fines de lucro cuya misión es fomentar el desarrollo económico a través de la educación mejorada para los estudiantes de ese distrito. Durante la entrevista, esta afropanameña esposa y madre de tres hijas, comparte su experiencia profesional y laboral en Estados Unidos, las motivaciones personales que la llevaron a este país, su visión sobre el empoderamiento de la mujer, la desigualdad de género, planes futuros y su visión sobre la inclusión de personas de ascendencia afro y latina en espacios laborales en el país estadounidense.
Fui contratada en Panamá por Caterpillar Inc., una de las empresas más grandes y emblemáticas de Estados Unidos. Primero laboré en nuestro país y luego se me ofreció la oportunidad de trasladarme a la sede principal de esta compañía, acá en Estados Unidos. Allí estuve durante tres años, y es muy especial para mí porque fue el sitio donde conocí a quien ahora es mi esposo. Más tarde volví a Panamá, y laboré por un tiempo para la misma empresa. Luego retorné a Estados Unidos y se presentaron otras oportunidades laborales y las aproveché.
En Estados Unidos hay una larga historia de lucha por la igualdad racial. Las mujeres negras han sido parte importante de la misma. Por otro lado, en esa lucha ha ido creciendo la participación de las mujeres latinas, inclúyanse aquí, también, las afrolatinas. En época más reciente, el movimiento 'Black lives matter' ha pasado a ser una pieza central en la lucha. Con todo ese escenario de fondo, las empresas están reconociendo, cada día más y más, el valor del respeto a la diversidad y la necesidad. Subrayo la necesidad de abrir espacios para aquellos que, por mucho tiempo, han estado excluidos. Ahora bien, hay que tener muy presente que esas luchas aún continúan, y que todavía queda camino por recorrer.
Esta es una cuestión que también hay que contar entre los pendientes. Ha habido avances, pero la lucha sigue. Aquellas que hemos ganado algún espacio en “la mesa” tenemos la responsabilidad ineludible de jalonar a otras mujeres; de hacer todo lo necesario para que todas tengan iguales posibilidades. “Puedo ser la primera, pero no seré la última” ha dicho la vicepresidenta electa de Estados Unidos, Kamala Harris. Ese es el sentido al cual me refiero.
Como mencioné anteriormente es una asignatura pendiente. Si bien es un proceso en curso, pues se van observando algunos avances, no acaba de completarse. Aún hay camino por recorrer y metas por alcanzar en este tema. Está ampliamente probado que la perspectiva y las invaluables contribuciones de la mujer, en todos los ámbitos del quehacer humano, son de vital importancia. Somos columna vertebral tanto en el espacio privado como en el público. Sin la “visión” de la mujer, todo lo que haga la humanidad está a medias.
Tuve la fortuna de crecer en un hogar en donde siempre se enalteció mi negritud y herencia africana. Con esta pregunta se me hace inevitable mencionar mi participación en la lucha, en Panamá, por la eliminación del 'derecho de admisión' como una práctica racista, y la creación de la Ley 16 del 10 de abril de 2002, que garantiza el acceso de toda persona a sitios públicos en el país. Imagínese, tener que lograr una ley para que no se te impida ingresar a establecimientos públicos. Pues, en Panamá, eso aconteció; eso me marcó. Ser la única mujer negra en muchos lugares, eventos y circunstancias (colegio, universidad, trabajos, etc.) deja marcas, muchas. Es un “privilegio” que le dice a uno que, el tema de género también está interrelacionado con la cuestión racial. Ahora, ser parte de una relación interracial (ese es mi estatus matrimonial) me coloca en una posición de educar a otros que no son afrodescendientes.
Sin duda, la autoestima es un factor trascendente en la vida y agradezco que fuera algo que mis padres me inculcaron. Si te autoidentificas con orgullo, entendiendo que todos somos distintos, pero fundamentalmente tenemos las mismas aspiraciones, que somos seres humanos y podemos enfrentar mejor los avatares de la vida.
La Declaración y el Programa de Acción de Durban, aprobados en la Conferencia de 2001, señalaron una ruta muy clara con respecto a los afrodescendientes, que bien puede resumirse en la necesidad de alcanzar el reconocimiento, la justicia y el desarrollo.
Creo que comparar el racismo que hay en Estados Unidos con aquel que sin lugar a dudas hay en América Latina aporta muy poco a la necesidad de luchar contra ese flagelo, en cualquier lugar en el que ocurra. El racismo de aquí y de allá es, en su esencia, un atentado a la dignidad humana. Ambos deben ser combatidos, claro está, teniendo en cuenta los contextos.
Aún estamos aprendiendo que la cultura panameña está compuesta de distintos aportes y que África está muy presente en lo panameño. Los afropanameños hemos ido abriendo camino en ese sentido. Lo que se reconoce hoy ha sido producto de muchas luchas. Todavía hay mucho por reconocer. Nuestra historia y nuestros aportes a la cultura nacional deben ser enseñados en las escuelas y colegios.
Los afropanameños no somos un grupo humano marginal en el país. Hemos sido parte de todo lo que ha ocurrido aquí. Eso hay que reconocerlo. Insisto, hay que enseñar nuestra historia en las escuelas y colegios. Políticas serias del Estado dirigidas a incluirnos.
El racismo es una cosa sistémica. El sistema tiene que cambiar. Los Estados deben promover políticas públicas. Por otro lado, hay que empezar en casa, en la comunidad.
Es un espacio, un momento para que el mundo focalice su mirada en los millones de seres humanos de piel negra. Es un paso, visibiliza, pero hay mucho por hacer. En cualquier caso, los cambios que se necesitan los haremos nosotros mismos. Nadie nos va a regalar nada.
Admiración, lucha, igualdad, visión.
Como señalé anteriormente, nadie nos regalará lo que nos merecemos como seres humanos. Tendremos que continuar bregando. Pero no me cabe la menor duda de que entre el presidente saliente Donald Trump y la elección de Joe Biden deberán ocurrir cosas para bien de las llamadas “minorías” en Estados Unidos.
Buscar ayuda. No tomar como cosa normal el maltrato y la violencia, ya sea física o psicológica. Las mujeres somos humanas; merecemos ser tratadas como tales.
Ha sido muy difícil, pero aquí estoy. Ha requerido de mucha paciencia. El hecho de que parte de mi familia esté en Panamá y yo en Estados Unidos es un factor que incide muchísimo; agrava los efectos sociales de la pandemia. Visito Panamá por lo menos una vez al año, al menos así ha sido antes de la covid-19. Aprecio más y más el tiempo con la familia y los amigos cercanos; virtual en muchos casos.
Sobrevivir y pasar tiempo de calidad con mi familia, cuando sea posible. Al jubilarme, quisiera adquirir una propiedad en Panamá, para pasar los inviernos de Estados Unidos. Panamá siempre será MI CASA, con mayúscula cerrada.