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- 28/11/2024 00:00
- 27/11/2024 18:54
La última vez que vimos a Moana, se había convertido, en más que en solo la hija del jefe de la isla de Motonui, en una navegante capaz de surcar el océano y encontrar a otros pueblos, pero, para su sorpresa, no hay otros pueblos que respondan a su llamado. Con cada nuevo viaje, cada vez más lejos de Motonui, Moana comienza a cuestionar por qué no ha encontrado otras aldeas, hasta que una visión de sus ancestros le señala el camino al que debe ir para salvar a Motonui y todos los pueblos del mar.
Es entonces cuando Moana debe embarcarse nuevamente –con una tripulación más allá de su adorable cerdito Pua y el desorientado gallo HeiHei– para liberar la isla de Motufetu que ha sido víctima de una maldición del dios Nalo, aislando así a miles de personas, cerrando los canales del océano. En su tripulación (y cargando el peso de ser los nuevos personajes de apoyo y presencia cómica), se encuentra la carpintera Loto (Rose Matafeo), el historiador Moni (Hualālai Chung) y el granjero Kele (David Fane).
Tras recibir la visión y ser coronada como la navegante en jefe de su isla, Moana emprende un viaje en el que sus convicciones, fuerza y entrega se verán puestos a prueba ante la peligrosa tormenta que mantiene Nalo alrededor de Motufetu.
Moana, de la serie a la gran pantalla
En 2020, Disney anunció que Moana tendría una continuación en forma de serie para su plataforma de streaming, Disney+. Pero en febrero de 2024 se anunció que esto tendría un cambio: la serie se convertiría en una película secuela. En sus primeros guiones para el formato de serie podemos adivinar que los personajes de Loto, Kele y Moni tendrían un mayor protagonismo, dándose a conocer a través de los episodios que saldrían regularmente, y esa habría sido una buena estrategia para lograrse encariñar con ellos y sus roles dentro de la vida de Moana.
Sin embargo, ese efecto se pierde en medio de la prisa y urgencia de la crisis que enfrenta Moana. La premisa de que “es la única que puede salvar a todos” suena tan cliché como siempre, pero Moana (Auli’i Cravalho) lo compensa con su carisma y valentía en todo momento, incluso al decaer su fe en la misión, el semidiós Maui (Dwayne Johnson) es capaz de volver a levantarla –con una de las pocas canciones pegajosas de la cinta– a tiempo para seguir adelante y encontrar la isla perdida.
Quizás la historia de Motufetu hubiera sido un especial divertido en la serie de Moana, pero en su transformación a película se difumina un poco su sentido y propósito. Ya sabemos que Moana confía en sí misma, logró liberar a la diosa de la naturaleza Tefiti en su primer intento y siendo mucho más joven que en la actual entrega, por lo que ahora parece que necesita misiones para mantener una trama real, ya que su profundidad emocional está cubierta.
Hubiera sido un buen momento para profundizar un poco en sus relaciones con Moana, ya que las diferencias en edad, profesión, habilidades y pensamientos podría dar una buena combinación con las habilidades de Moana, pero la cinta adolece de tiempo y espacio en la narrativa para darnos elementos de importancia sobre ellos.
Incluso los antagonistas de esta entrega, el dios Nalo (Tofiga Fepulea’i) y la diosa Matangi (Awhimai Fraser) no logran tener énfasis en el viaje de Moana. Este se centra en cómo Moana y su equipo deberán recobrar la isla y unir a todos los pueblos con el mar, lo que parece una trama muy simple para una navegante experimentada, además, los elementos de aventura escasean lo suficiente como para que la travesía se sienta más como un paseo por las memorias ancestrales que como un momento de vida o muerte.
La interpretación de Fraser en su momento a solas con Moana es cautivante, junto con una canción que nos muestra su personalidad –aunque lejos de ocupar el lugar de ‘Shiny’ o la presencia de Tamatoa– tras pasar casi la primera hora en las sombras como la verdugo de Maui. Asimismo, en comparación con su primera entrega, los momentos emotivos y de reflexión son fugaces, con canción tras canción tomando el lugar de las reflexiones que harían de la trama un poco más memorable.
En la música se siente la ausencia de Lin-Manuel Miranda, quien compuso para la primera cinta, puesto que el toque esencial para el nuevo soundtrack se siente un poco desconectado de las personalidades tanto de Moana como de su pueblo. En la proyección a la que pude asistir, algunos niños salieron cantando las canciones de la primera entrega sin comentar siquiera las que acababan de escuchar, lo que puede decir mucho del impacto en la integración de las nuevas compositoras Abigail Barlow y Emily Bear.
Canciones como We Know the Way en su primera entrega pueden competir con la titular de la secuela, Beyond, la cual se referencia a lo largo de la travesía de Moana –casi como intentando decir “no me olvides”, cosa que How Far I’ll Go nunca necesitó– para dar un sentido de identidad a sus acciones.
La integración de la cultura polinesia pasa a un segundo lugar en la trama, sin ser integrada en sus detalles de forma obvia o puntual, sino que la estructura continúa su vaivén de conceptos y emociones sin un hilo conductor más allá de la visión que Moana recibe en los primeros minutos.
No podría dejar de mencionar el trabajo de animación en la cinta, que atrapa y destaca en su mayor parte. Las escenas vibran con los colores vívidos de la isla, el océano, los vestuarios y los movimientos. El nuevo atuendo de Moana capta su madurez y su rol como líder de la embarcación, lo cual es una buena preparación para su nuevo rol como hermana mayor.
En su trasfondo, Moana 2 es una historia destinada a entretenernos y hacernos ver a una Moana crecida, capaz de seguir el legado de sus ancestros y proteger a su familia, como otras no-princesas del universo cinematográfico de Disney. Es más que seguro que Moana no terminará con esta secuela, puesto que todo apunta a una posible continuación, sin embargo, de ser así, Disney deberá aprender de sus debilidades y fortalecer sus pasos para una historia digna de una hija del jefe.
Pese a los altibajos de su trama, Moana mantiene su firmeza y corazón, al igual que la fortaleza en su amistad con Maui, lo que de cierta forma logra salvar lo que sería una secuela perdida.
De estreno hoy en cines panameños.