Paraíso oculto en la selva de Darién

Actualizado
  • 12/10/2009 02:00
Creado
  • 12/10/2009 02:00
DARIÉN. Unos cuarenta y cinco minutos toma el vuelo del aeropuerto de Albrook hasta Punta Cana, en la provincia de Darién: un sitio rec...

DARIÉN. Unos cuarenta y cinco minutos toma el vuelo del aeropuerto de Albrook hasta Punta Cana, en la provincia de Darién: un sitio reconocido a nivel mundial para la observación de aves y las investigaciones científicas.

En el ambiente se respiraba el olor de las flores silvestres. En lo alto, un cielo despejado y un sol veraniego se adueñaban del horizonte como señal óptima para recorrer el pasado y el presente de la reserva privada de la Asociación Nacional de la Conservación de la Naturaleza (ANCON) y pulmón del Parque Nacional Darién.

Caminamos con dirección al campamento de ANCON, ubicado a 1,600 pies sobre el nivel del mar y a poca distancia donde aterrizó la aeronave que nos trasladó a la reserva. En el camino decenas de mariposas, pájaros y una variada oferta de flora y fauna endémica adornaban el imponente paisaje.

El campamento abre el pasado que encierra la época de la explotación de las minas de Cana, que se remonta al siglo XIX, cuando las riquezas geológicas y la actividad minera eran las más productivas de Centroamérica.

Durante el recorrido se observan pedazos de palas, hachas oxidadas, vasijas de barros, máquinas de coser y llaves para mover el tren que encierran el ministerio de un pasado dorado.

Aquí los minutos transcurren sin prisa. Luego nos adentramos por una trocha que cuida, entre la vegetación, los restos de una locomotora vieja, que transportaba el oro de aquella floreciente actividad comercial, que se desarrolló en Punta Cana.

En 1910 Cana fue el lugar más poblado de Darién. Unas 16 mil personas de distintas partes del mundo, atraídas por la actividad minera, invadían el lugar y convivieron con los nativos que se dedicaban a las otras actividades como la agricultura, la ganadería, el comercio y el transporte. Hoy sólo quedan menos de diez personas que se dedican a cuidar el campamento.

LA OTRA CARA

Para la directora de ANCON, Alida Spadafora, la belleza de esta reserva poco a poco se ha ido degradando por el avance de la frontera agrícola en los últimos 8 años.

“Todas las organizaciones y entidades que nos preocupamos por el ambiente tenemos que unir esfuerzos para que ésta y las otras áreas protegidas sean respetadas y así no sentir que las podemos perder”.

Lo Nuevo
comments powered by Disqus