La trampa del self-care

El 24 de Julio ha sido designado como el Día Internacional del Autocuidado. En esta fecha, se destacan actividades que promueven una actitud responsable en cuanto al disfrute de una mejor calidad de vida, la prevención de enfermedades y la recreación sana.

Esta es una estrategia que cumple un objetivo doble: comunicar la necesidad de mantener hábitos sanos y apoyar la sostenibilidad financiera de los sistemas de salud a nivel mundial.

Es innegable que la vida moderna exige que presentemos un contrapeso a las limitaciones del día a día. En la actualidad, se ha popularizado la idea de cumplir este objetivo a través de rituales de cuidado personal.

Pero ¿es esta iniciativa la verdadera respuesta a las exigencias de nuestra rutina diaria? ¿Hemos distorsionado el concepto de self-care o autocuidado más allá de lo que puede ser beneficioso?

El amor propio puede ser definido como la capacidad de ser responsables por nosotros mismos y tomar decisiones que nos nutran, nos convengan y renueven nuestra vitalidad.

La escritora norteamericana, Bell Hooks, explica en su libro “Todo Sobre El Amor” que el amor propio requiere que el entorno nos apoye con el fin de lograr esta meta. "Cuando podemos vernos y aceptarnos a nosotros mismos como realmente somos, construimos la base necesaria para el amor propio(…) El amor propio no puede florecer de forma aislada."

Uno de los grandes impedimentos, según Hooks, recae en el énfasis cultural que existe por el consumo sin fin, que desvía constantemente nuestra atención.

La intelectual señala que "somos bombardeados sin cesar con mensajes que nos dicen que todas nuestras necesidades pueden satisfacerse con el aumento material."

El arte, a veces extremo, del autocuidado, puede ser tan atrayente como exagerado.

Si la idea de expresar amor propio involucra alguna de estas variables, podemos considerar que quizás entramos en territorio de sugestión, en vez de bienestar:

1.   Cuando contiene ingredientes tóxicos

Somos seres integrales, todo lo que consumimos se vuelve parte de nosotros.

Desde potenciales cancerígenos hasta disruptores hormonales, muchos productos de cuidado personal que usamos a diario contienen sustancias químicas nocivas.

Una rutina de autocuidado que incluya derivados del petróleo, parabenos, ftalatos, fragancias sintéticas, plomo, aluminio y el popular talco mineral, puede estar afectando su salud a largo plazo.

Debido a sus cualidades de absorción de humedad, el talco mineral es utilizado como ingrediente principal en sombras de ojos, polvos compactos, rubores, labiales, entre otros cosméticos.

Una de las razones de la peligrosidad del talco mineral es la potencial presencia de microfibras de asbestos en sus componentes.

Si bien la industria del cuidado personal es una fuente inagotable de nuevas opciones, ser selectivos a la hora de comprar apoyará su verdadero bienestar.

2.   Cuando es dañino para el medioambiente

Si es nocivo para el medioambiente, es nocivo para los seres humanos.

El uso excesivo de plástico, su inadecuado reciclaje y la casi imposibilidad de su degradación biológica, es una de las grandes amenazas al ecosistema.

Los empaques de un sólo uso, los químicos derivados del petróleo y el empleo del poliéster en la gran mayoría de la ropa comercializada a nivel mundial ha conducido a la presencia de partículas de microplástico en el aire, el agua y el suelo.

Un estudio publicado por el grupo ambientalista, Environmental Science & Technology Letters, descubrió que existe más acumulación de microplásticos en el organismo de bebés que en el organismo de adultos que residen en la misma área.

Por su parte, el aceite de palma es empleado para producir champús, pasta de dientes, detergentes, medicamentos, chocolate, galletas, helado, jabón y otros. La desforestación en Asia y Suramérica para cultivar este ingrediente mutila los pulmones verdes de la tierra.

Las futuras generaciones dependen de las decisiones que tomemos hoy.

3.   Cuando requiere más dinero del que podemos gastar

El bienestar no se puede comprar.

Cuando la forma de autocuidado está ligada a gastar más dinero de lo que podemos costear, es posible que hayamos creado un hábito que ponga en riesgo nuestra estabilidad financiera, y es hora de reconsiderar.

La idea no es quedarse en casa todo el tiempo, sino más bien asegurarnos de que los gastos que llevamos a cabo realmente valgan la pena.

Estamos sometidos a innumerables mensajes que nos persuaden a averiguar si podemos ser más atractivos, saludables y exitosos. Esta es la verdadera trampa del self-care. Lastimar nuestras oportunidades de gozar de los beneficios de nuestro trabajo al comprometer nuestro futuro no es un acto de autocuidado en el que necesitamos invertir permanentemente.

La ciencia del autocuidado

La Teoría Polivagal del doctor, Stephen W. Porges, psicólogo, neurocientífico y profesor de psiquiatría en la Universidad de Carolina del Norte, USA, propone la regulación del sistema nervioso como una de las mejores formas de autocuidado. 

“El cerebro y el cuerpo están conectados a través del sistema nervioso. Un sistema nervioso desregulado crea un estado de alerta e hipervigilancia que no nos permite sentirnos a salvo”, explica el catedrático estadounidense.

Algunas de las recomendaciones de la Teoría Polivagal, promueven prácticas simples que emplean la autobservación como catalizador de cambio personal.

“Si deseamos comprometernos con nuestro bienestar, primero debemos considerar seriamente las áreas de nuestra vida que nos causan estrés y tomar acciones concretas para reducir su efecto. En segundo lugar, sentirnos apoyados y escuchados es vital para mejorar nuestra salud. Estar en armonía con otros nos hace sentir a salvo. En ese mismo sentido, debemos permitirnos disfrutar de actividades que nos hagan sentir estimulados, creativos y felices. Por último, nunca debemos subestimar nuestras necesidades emocionales. Es esencial cultivar el respeto a nuestras emociones, y buscar ayuda profesional si es necesario", formula el doctor Porges.

Otra clave para el desarrollo de hábitos saludables reside en la forma en que iniciamos y culminamos el día. En 2017, los científicos Michael W. Young, Jeffrey C. Hall y Michael Rosbash, fueron galardonados con el Premio Nobel por su investigación sobre los ritmos circadianos, el reloj interno que regula la producción de diversas hormonas a lo largo del ciclo de 24 horas.

Optimizar el funcionamiento de nuestro reloj biológico, fortalece el sistema inmune y permite la generación de nuestras células. Para lograr este objetivo, aconsejan aprovechar la luz solar a primera hora en la mañana, iniciar y finalizar el sueño en las mismas horas aproximadas, practicar el ayuno intermitente y usar aplicaciones que controlen la emisión de luz en los dispositivos electrónicos en la noche.

Entonces, ¿por qué deberíamos mantener una rutina de autocuidado? Porque es un acto dedicado a nosotros mismos, a la recuperación, a volver a nuestro estado más armonioso. Es reconocer nuestra propia importancia, estar presentes dentro de nuestro cuerpo, experimentar el mundo de una forma más suave, relajada, entretenida y provechosa para la salud mental y física.

El autocuidado debería, simplemente, hacernos sentir mejor y con más confianza en nosotros mismos para afrontar los retos de nuestras facetas más serias y demandantes.

Es innegable que atender nuestras necesidades más básicas probará ser fructífero a largo plazo. La meta es disfrutar de nuestros cuerpos tan conscientemente como sea posible. Reducir los factores de estrés internos y externos. Y emplear herramientas que realmente funcionen para nosotros y el futuro que deseamos crear.