Gloriela Quezada: 'El diagnóstico temprano me salvó'

Actualizado
  • 26/10/2022 00:00
Creado
  • 26/10/2022 00:00
Quezada es sobreviviente de cáncer de mama; agradece al diagnóstico temprano que le permitió tocar la campana del Instituto Oncólogico
Gloriela Quezada, sobreviviente de cáncer de mama

En el año 2018, Gloriela Quezada fue diagnosticada con cáncer de seno. Cada seis meses iba a control porque padecía de quistes en ambas mamas. Un día asistió a su revisión y todo cambió para ella. Le hicieron una mamografía, esperó un tiempo en el consultorio y veía que no le hacían los demás exámenes.

“¿Qué está pasando? ¿Por qué se están demorando?”, se preguntaba. Los médicos le decían que estaban buscando sus archivos. Minutos después, la jefa y un grupo de técnicos de rayos X llegaron al consultorio a darle el diagnóstico que nadie quiere recibir: un cáncer estaba creciendo en su seno derecho.

Al salir del consultorio, caminó llorando, inerte... desde el Hospital Nacional hasta la avenida Peatonal, y regresó. Al llegar a su casa seguía sin poder creerlo. Estaba impactada, aunque días antes estaba sintiendo molestias e inflamación en el seno.

Su sorpresa fue porque normalmente le hacían filtraciones por los quistes. Sin embargo, seis meses antes el médico le había informado que estos estaban por desaparecer y que ya no era necesario el tratamiento. “En menos de seis meses el cáncer había llegado a mi cuerpo, es algo que ninguna persona puede pensar”, contó Quezada entre lágrimas.

A Quezada le hicieron una mastectomía radical, en la que le extrajeron 13 ganglios, de esos, 5 eran malignos

“¿Por qué tan rápido?, si me hicieron recientemente una mamografía y un ultrasonido, en el cual había sido diagnosticada en forma positiva. Fue un torbellino escuchar eso. Me dijeron que tenía que acudir con mi médico de cabecera, lo que hice inmediatamente”, expresó.

Al día siguiente se comunicó con el departamento de Seguro del Banco Nacional, donde trabaja. Les consultó de qué forma la podían ayudar. En su póliza laboral había declarado de su problema con los quistes, por lo que el seguro no le brindaba cobertura al 100% para el tratamiento que requería.

Se trasladó al Instituto Oncológico, donde afortunadamente trabajaba su madre, obtuvo su cita y fue atendida por un oncólogo. El diagnóstico fue el mismo, las opciones también fueron las mismas. Entonces, preguntó cuáles eran los pros y los contras.

Una opción era extraer el cáncer y quedar con el seno deforme, pero con el seno, ese era un pro. Un contra era que tal vez, en cinco años, el cáncer podía aparecer nuevamente. La segunda opción era extraer el seno completamente y eliminar la enfermedad. “¡Se va! El seno se va, de una vez lo decidí, eso fue de inmediato porque era una oportunidad de vida”, relató.

Y así fue. Le hicieron una mastectomía radical, en la que le extrajeron 13 ganglios, de esos, 5 eran malignos. Tuvo que recibir tratamiento de quimioterapia durante unos seis meses. Mientras Quezada hablaba, lloraba y sonreía a la vez, como recordando lo fuerte que fue durante ese tiempo, como celebración por estar con vida, conversando con un periodista mientras el fotógrafo captaba sus gestos con la cámara.

La radioterapia le dejó marcas de quemaduras en la espalda. Dijo que para ella no fue tan frustrante, se sentía fuerte, ni su hemoglobina ni sus plaquetas bajaron. Y pudo tocar la campana del Instituto Oncológico.

El nacimiento de su nieto: su medicina

Asegura que Dios, su familia y sus compañeros de trabajo fueron sus grandes aliados de “lucha”. Luego, llegó su “bálsamo”, su “medicina”: su nieto que ahora tiene tres años de edad. “Ese bebé es todo para mí y llegó en el momento justo que Dios dispuso. Me puso la enfermedad y me dio la medicina para salir adelante”.

Quezada le dice a las mujeres que es hora de tocarse, “tócate para que no te toque luchar contra el cáncer”, dirigió sus palabras no solamente a las mujeres, sino a los hombres que también pueden padecer de cáncer de mama. “No dejen de hacerse sus exámenes, sea de autoevaluación o de asistencia médica; el hacerlo les puede salvar la vida, lo digo por experiencia propia”.

Después de superar el cáncer, ve la vida desde otra perspectiva. “Estoy buscando todo lo positivo hasta en lo negativo. Evito las confrontaciones; antes estaba siempre a la defensiva de las personas o de las cosas. El no tener un seno no me ha impedido continuar con mi vida personal y profesional, soy más feliz, nada altera mi paz mental y espiritual”, finalizó.

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