El objetivo principal de este equipo interinstitucional, según el Ejecutivo, será gestionar la crisis social y laboral que enfrenta la provincia
- 21/04/2020 00:00
Si la respuesta es afirmativa, quiere decir que padece insomnio, un trastorno que impide conciliar el sueño o permanecer dormido durante la noche.

Este padecimiento también ocasiona cansancio. “El insomnio no solo puede minar tu energía y estado de ánimo, sino que también causa efectos negativos en la salud física y mental, así como en el desempeño laboral y calidad de vida”, señala el psicólogo Eliécer Pérez Rivera.
El especialista comenta que una de las causas frecuentes del insomnio es el ritmo de vida acelerado, el estrés o los problemas económicos.
Aunque la mayoría de las personas experimenta insomnio en algún momento de sus vidas, el riesgo aumenta con la edad. Por lo general, se debe al estrés o a un acontecimiento traumático. Algunos sufren insomnio a largo plazo (crónico) que puede prolongarse durante un mes o más.
El insomnio puede ser el problema principal o puede estar asociado a otras afecciones o a medicamentos, menciona Pérez Rivera, recordando que es de suma importancia dormir durante ocho horas.
“Dormir hace que uno se sienta descansado todos los días. Puede que mientras uno duerme, la mente y el cuerpo se apaguen, sin embargo, los demás órganos internos siguen trabajando para que nuestro cuerpo amanezca relajado”, enfatiza el psicólogo.
Merrill Mitler, experto en sueño y neurocientífico del Instituto Nacional de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, menciona en un artículo de este instituto que “dormir mantiene todos los aspectos del cuerpo de una forma u otra: el equilibrio energético y molecular, así como también la función intelectual, el estado de alerta y el humor”.

El médico del NIH dice que el cansancio impide ofrecer un buen rendimiento. El sueño ayuda a pensar con más claridad, a tener mejores reflejos y a concentrarse con más fluidez. “La realidad es que cuando observamos a alguien que ha descansado bien, esa persona está operando a un nivel distinto que quienes intentan seguir con una o dos horas de sueño por noche”, cuenta Mitler en la nota del instituto.
“La pérdida de sueño daña los niveles superiores de razonamiento, resolución de problemas y atención a los detalles”, explica Mitler. Las personas que están cansadas tienden a ser menos productivas en el trabajo y tienen más posibilidades de sufrir accidentes de tránsito.
La falta de sueño también influye en el humor, que puede afectar la manera en que se interactúa con otros. El déficit de sueño, con el paso del tiempo, puede incrementar el riesgo de sufrir depresión.
Estudios demuestran que la falta de sueño también aumenta el riesgo de padecer obesidad, enfermedades del corazón e infecciones, así como acelerar el cáncer. “Durante la noche, la frecuencia cardíaca, la respiratoria y la presión arterial suben y bajan, un proceso que puede ser importante para la salud cardiovascular. Mientras duerme, el cuerpo libera hormonas que ayudan a reparar las células y a controlar el uso de la energía que hace el cuerpo. Estos cambios hormonales pueden afectar su peso corporal”, explica el NIH en su sitio web.
Actualmente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce 88 tipos distintos de trastornos del sueño, pero el insomnio es el más frecuente. El insomnio crónico afecta hasta al 10% de la población adulta, y el insomnio transitorio impacta al 40% de la población de cualquier país occidental.
A este le preceden el síndrome de las piernas inquietas, síndrome de apneas –hipopneas del sueño, narcolepsia, hipersomnia idiopática, trastorno de conducta durante el sueño REM, parasomnias y trastornos del ritmo circadiano–, por mencionar algunos.
De acuerdo con Pérez Rivera, los cambios en el estilo de vida pueden contribuir a aliviar el insomnio agudo (insomnio de corta duración).
Una de las terapias que recomienda es la cognitiva conductual, puesto que disminuye la ansiedad que se asocia al insomnio crónico (insomnio constante). “La ansiedad tiende a prolongar el insomnio de forma negativa y esta es una causa del estrés”, añade.
Pero, ¿qué es la terapia cognitiva conductual?
“Es aquella que se centra en las ideas y las acciones que pueden alterar el sueño. Esta terapia fomenta los buenos hábitos de sueño y usa varios métodos para aliviar la ansiedad que generan los problemas de sueño, como son las técnicas de relajación, que ayudan a controlar mejor la respiración, la frecuencia cardíaca, los músculos y el estado de ánimo”.
Para el NIH, este tipo de terapia se debe hacer directamente con un experto, individualmente o en sesiones de grupo. “Este método puede animarlo a describir las ideas que pasan por su mente rápidamente, en términos de cómo se ven, cómo se sienten y cómo suenan. El objetivo es calmar y sosegar la mente”, describe el NIH.
En cuanto a los tratamientos médicos, “estos también sirven para aliviar el insomnio y restablecer un horario uniforme de sueño. Sin embargo, si el insomnio es un síntoma o efecto secundario de otro problema, es importante tratar la causa de fondo”, comparte NIH.
Estudios estiman que más del 60% de las personas que padecen problemas de sueño como insomnio, no buscan ayuda profesional, por lo que carecen de diagnóstico, y el resto se automedica diariamente.
Es necesario establecer un horario regular de sueño; si existe el hábito de dormir siesta, evitar que exceda de los 45 minutos.
Una de las mejores maneras de garantizar un sueño sano es determinar una hora fija para despertar y adherirse a ella. “La hora de despertar no tiene que ser exactamente la misma todos los días, pero el margen máximo no debe exceder de una hora. Aunque posiblemente parezca bueno dormir hasta tarde los fines de semana, eso realmente altera el reloj interno y hace más difícil recuperar el horario habitual en los días de semana. Luego, la privación de sueño se agrava”, puntualiza el doctor Craig Sawchuk, del departamento de psicología de Mayo Clinic en Rochester, Minnesota.
Igualmente es necesario evitar la ingesta de alcohol al menos cuatro horas antes de acostarse y no fumar; evitar el consumo de cafeína, té, chocolate o bebidas energéticas al menos seis horas antes de dormir; evitar comidas pesadas y picantes al menos cuatro horas antes de dormir. Es recomendable hacer una comida ligera antes de acostarse, señalan los especialistas.
Los expertos recomiendan hacer ejercicio regularmente, pero no inmediatamente antes de acostarse; utilizar ropa de cama cómoda y agradable; encontrar un nivel de temperatura agradable y mantener la habitación bien ventilada además de eliminar el ruido que pueda causar distracción y evitar la luminosidad de las habitaciones al máximo durante la noche; reservar el dormitorio para dormir y evitar utilizarlo para trabajar y para actividades lúdicas en general, como ver la televisión.