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- 31/05/2025 00:00
Cómo puede ser que
en mi delirio,
recuerde los poemas
ya leídos,
y al ver aquellos versos
tan profundos,
sienta que de esos versos,
no me olvido.
II
No olvido, que hay una luna,
que espera
que yo también le escriba;
y emocionada,
entre célebres palabras,
a menudo encuentro
alguna que sea mía.
III
Oh poeta, ¿qué haces
recogiendo del tiempo
dulces sueños,
para llenarlos del calor
nocturno,
por olvidar del tiempo,
lo pasado?
VI
Dime luna qué quieres
encontrar en mi presente,
cuando en mi mente
sólo la distancia viaja:
V
Persiguiendo sueños que
huyen como el viento,
y transformando su esperanza,
que divaga
sin encontrar dónde aferrar
los simientes
de esta gran encrucijada.
VI
Luna, déjame vivir
en el encierro de mi edad,
esta la que para mí es dorada.
En la que puedo escribir
con toda el alma,
sin esperar ser siempre
traicionada.
VII
Me muevo entre los brazos
de Morfeo,
pidiéndole al sol
que me rescate;
del dulce frío que para mí
sólo el sol radiante
puede llenar mi cuerpo.
VIII
Y me persigue la luna,
que me espera,
que en sus noches de
luz invade mi alma.
Susurrando en mis oídos
con ternura,
los versos que nacen con el alba.
IX
Espera luna, espera...
si en las noches de sombra,
la luciérnaga asustada,
me mira transmitiendo
tu llamada,
escribiré los versos
que flotando llegan,
a invadir los espacios
que en mi mente surgen de la nada.