Taboga: historia de su poblamiento y retos actuales

  • 13/09/2025 00:00
De colina continental a isla del Pacífico, Taboga guarda en su geografía la memoria del deshielo que transformó el Golfo de Panamá

Hasta hace 16 mil años Taboga era una colina conectada a tierra firme. La actual isla formaba parte de una amplia llanura conocida como ‘la planicie de Las Perlas’, la cual tenía 150 kilómetros de largo y 200 kilómetros de ancho. El deshielo ocurrido entre 16 mil y 8 mil años atrás, inundó esta enorme planicie que ahora conocemos como el Golfo de Panamá, y convirtió en islas lo que entonces eran montañas. Sería durante este período de deshielo e inundación de esta planicie que llegarían los primeros humanos a las islas y a Panamá en general.

Durante la colonia la isla de Taboga sería un punto clave para la conquista y colonización de América. Puerto natural de ciudad de Panamá, sería desde aquí que Francisco Pizarro inicia su travesía para la conquista del imperio Inca. Tal como lo describe el arquitecto Samuel Gutiérrez en su libro, ‘Taboga: redescubrimiento de la isla y su arquitectura’ (1993), “las primeras décadas del siglo XVI y aún durante el XVII son un atropellado trajinar de piratas y aventureros que buscan oro, perlas y otras riquezas en el mar recién descubierto”.

Adelantando en el tiempo, los datos censales nos dan una medida clara del auge y penurias que ha vivido Taboga a través de su historia moderna. Para finales del período colonial, en 1790, Taboga contaría con una población de 412 habitantes, que iría aumentando durante el siglo XIX, llegando a 789 habitantes en 1851, duplicándose en 1870 a 1,568 y alcanzando su máximo histórico en 1896, con 3,136 habitantes.

El evento que impulsaría el auge en Taboga durante el siglo XIX, según lo describe el arquitecto Gutiérrez en su obra, fue la llegada de la Pacific Steam Navigation Company, llegada que estuvo relacionada con la construcción del ferrocarril. Esta empresa construiría en ‘El Morro’ “un villorrio de bungalows, un muelle, oficinas, talleres, un hospital, un cementerio y otras instalaciones”. El poblado, con apariencia ‘norteamericana’, se dividiría en dos secciones, “el de Taboga, el más antiguo, y el de la Restinga, ambos comunicados por una vereda”.

En el transcurso de la primera mitad del siglo XX la población del distrito de Taboga se mantuvo entre los 1,900 habitantes, con una caída notable durante la década de 1930, cuando descendió a los 1,763 habitantes. A partir de la década de 1960, la población de Taboga iría en franco descenso. Para 1960 la población del municipio era de 1,879 habitantes, reduciéndose a 1,089 habitantes para el 2023. Una pérdida del 42% de la población en 60 años.

El distrito de Taboga se divide en tres corregimientos, el de Taboga con 734 habitantes, y que concentra el núcleo principal de población. Están, además, Otoque Oriente con 188 habitantes y Otoque Occidente con 167 habitantes, según el censo 2023. En el caso específico de Taboga, este corregimiento tiene una superficie de 862.41 hectáreas y una densidad de 0.85 habitantes por hectárea, con el 2% de la superficie ocupada en usos urbanos. A esta población permanente hay que agregarle los al menos más de 200 mil pasajeros que llegan a su puerto cada año.

El agua: principal reto para el desarrollo de Taboga

Entender el presente y futuro de Taboga es comprender los retos derivados de su relación con el mar, y con el agua en general. En lo inmediato, estos retos se pueden resumir en las dificultades respecto a la disponibilidad de agua potable y la contaminación generada por los derrames de petróleo y sus derivados debido al paso de barco y al cercano puerto de Taboguilla. En un futuro próximo, habrá que añadir a estos, los impactos derivados del cambio climático entre los que se encuentran, las sequías, oleajes y el aumento del nivel del mar.

El abastecimiento de agua potable en Taboga depende de una planta desalinizadora con capacidad de producción de 250 mil galones de agua diariamente, la cual presenta fallas tanto eléctricas como derivadas de daños que producen los derrames de hidrocarburos, que afectan las membranas del equipo. Si bien el IDAAN ha perforado pozos para apoyar el suministro de agua potable cuando la planta desalinizadora sufre fallos, esto está lejos de ser una solución adecuada.

El clima tropical de Taboga condiciona severamente su acceso al agua. Durante la estación seca, los acuíferos reducen drásticamente su producción y, antes de contar con la planta desalinizadora, los pozos apenas alcanzaban 12,000 galones diarios, cantidad insuficiente que obligaba a racionamientos de hasta 48 horas por sector. Aunque la desalinizadora alivió parcialmente la escasez, su dependencia es crítica: en años de sequías asociadas a El Niño, como 2013 y 2016, el gobierno tuvo que enviar en barcazas un millón de galones desde tierra firme para suplir la demanda.

La intermitencia de los derrames de hidrocarburos en la Bahía de Panamá debido a fugas en los puertos de Rodman y Taboguilla, o de barcos que pasan por el Canal, representan un problema que impacta el abastecimiento del agua potable, la pesca y el turismo. Entre 2008 y 2025, Taboga y sus alrededores han sido escenario de al menos 8 incidentes de este tipo, con cuatro eventos entre 2020 y 2025.

En marzo de 2008 se denunció un derrame de aceite quemado cerca de la isla, mientras que en 2014 la ANAM investigó una mancha de hidrocarburos atribuida a malas prácticas de buques. En agosto de 2015 un derrame mayor tiñó el mar de negro y obligó al cierre temporal de playas, con la Autoridad Marítima de Panamá tuvo que desplegar medidas de contención. El más reciente evento se dio en mayo de 2025, cuando se reportó un derrame de ácido nítrico cerca de Taboga y Melones, que movilizó la respuesta interinstitucional por su peligrosidad.

Por último, tenemos el impacto de los oleajes y la proyección del aumento del nivel del mar. De acuerdo con datos publicados por el Ministerio de Ambiente, la mayor parte de las playas de Taboga, - su principal atractivo turístico, quedarían bajo el mar para el 2050. A esta afectación habría que agregarle los posibles daños a propiedades, que contabilizan según nuestro análisis a al menos 78 edificaciones en el borde costero de este municipio. La más reciente muestra del avance de esta problemática lo podemos observar en los daños ocasionados por fuertes oleajes y mareas máximas al muelle de Taboga, en septiembre de 2023.

La sostenibilidad de la ocupación humana en Taboga, está en gran medida condicionada al ordenamiento de la interfaz marino- costera de la isla. Dependiente del mar para su abastecimiento de agua potable, para parte de su alimentación y actividad económica, se requiere con urgencia que las actividades portuarias en su entorno sean reguladas con el fin de poder asegurar la provisión de servicios básicos y de los medios de vida de la población. Para más historias urbanas y ambientales de Panamá, visita el sitio: https://metromapas.net/

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