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- 12/12/2019 00:00
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La potencia del deseo, las tensiones y la pasión se unen en la obra de danza contemporánea 'Crush'. En su segunda versión mezcla una variedad de melodías que muestran un mensaje de lenguaje no verbal, a través de movimientos y activación multisensorial poética.
La erótica de la creación juega un papel fundamental en esta pieza, que lleva hacia lo desconocido y a la aglomeración de emociones que destellan reacciones como la frustración, la fantasía, el apego, el cariño, la vergüenza y la ira, según explica Carla Morely, productora del evento.
“Vamos a tener en escena a dos bailarines panameños que son Analida Galindo, Adrián Morales y Sara Martín. El resto son internacionales: dos bailarines de Costa Rica, Sebastián Méndez y Estefanía Dondi; y una bailarina eslovaca, Livia Méndez”, detalla.
“Este año tendremos a cuatro músicos nacionales interpretando música en vivo, mientras los bailarines se desplazan en el escenario. Lo más interesante de este tipo de performance es que sin diálogo se va a poder comprender la verdadera esencia de la obra”, cuenta.
La productora remarca que el intercambio cultural en el proyecto es mucho mayor porque “tenemos bailarines de diversas nacionalidades”.
Morely indica que los ensayos para la obra se iniciaron el 1 de diciembre. “Ellos practican en un horario desde las 10:00 a.m. hasta las 6:00 p.m, todos los días. Como cada uno tiene diversos compromisos en sus respectivos países, se les envió con anticipación la pieza musical para que la practicaran. Ahora solo están acoplando la coreografía y puliendo algunos movimientos”.
Ingmar Herrera, director musical de 'Crush', comparte que los ritmos que se escucharán en el teatro son modernos. “La composición es original porque combina el rock, elementos de melodías africanas, punk, incluso jazz. Es una combinación bastante interesante”.
Marlyn Attie, coreógrafa de 'Crush', cuenta que el proyecto surgió de un deseo que tenía de experimentar sobre la traducción de la emoción al movimiento. “Lo que buscamos es llevar la danza contemporánea al Teatro Nacional y que se contraste con la contemporaneidad del proyecto y la estructura clásica que tiene este lugar”.
Attie también es codirectora de la Fundación Espacio Creativo que encabeza la actividad y señala que la puesta en escena dura 50 minutos.
“Nos estaremos presentando este sábado 14, a las 8:00 p.m. y el domingo 15, a las 5:00 p.m. El 15 tenemos una competencia muy fuerte porque es el desfile de Navidad. Veremos si gana la cultura pura y dura (sonríe) ”.
Por otro lado, la bailarina expone que en la actualidad el sector de la danza contemporánea es un mercado que no se ha masificado. “Tiene un público muy específico. Por ser abstracto y carecer de narrativas. Requiere de una concentración e interpretación, y a veces no nos damos el tiempo de contemplar y tener nuestra propia óptica de las obras”, expresa y agrega que el objetivo es tratar de captar al público para que vaya a ver otras culturas. “ La idea es que la gente quiera asistir porque realmente desea presenciar los actos de danza. Este es un verdadero reto. Sé que tomará años, no lo lograremos de una vez, pero sé que para atraer más espectadores debemos subir la calidad de la oferta. Las artes es un mundo por explorar”.
La danza contemporánea surge como una reacción a las formas clásicas y como una necesidad de expresarse más libremente con el cuerpo. Es una clase de danza que busca expresar, a través del bailarín, una idea, un sentimiento, una emoción, pero mezclando movimientos corporales propios del siglo XX y XXI. Su origen se remonta hasta finales del siglo XIX. En los inicios se dirigía hacia una alternativa a la estricta técnica del ballet clásico, empezaron a aparecer bailarines danzando descalzos y realizando saltos menos rígidos que los tradicionales en el escenario. Con el tiempo, fueron apareciendo variaciones en las que la técnica clásica brillaba por su ausencia e incluso se introducían movimientos de otras técnicas corporales, como el flamenco, movimientos de danzas tribales y hasta del yoga. Hasta finales de la Segunda Guerra Mundial, este renovado estilo de danza se llamó danza moderna, pero su evolución desde finales de los años 1940 en adelante llevó a que se prefiriese emplear la expresión danza contemporánea. Hoy día, las técnicas modernas dejan paso a un torbellino de mezclas de estilos, llegando incluso a no dejar claro a qué estilo se asemeja o qué patrones se siguen. La danza clásica tiene una dramaturgia con principio, clímax y desenlace. La danza contemporánea puede seguir esta estructura o bien, contar historias de una forma no lineal. La danza contemporánea puede hablar de un concepto, proponer un ambiente o presentar movimientos con el propósito de conseguir una estética determinada, no siempre tiene que contar una historia. Por otro lado, la danza clásica se construye a través de pasos ya existentes y siempre codificados mientras que la danza contemporánea busca la innovación y la creación de nuevas formas de movimiento de acuerdo con las necesidades del coreógrafo o el intérprete.