Así celebraron los Chilenos Año Nuevo

Los chilenos esperaron el nuevo año desde Arica, en el norte, hasta Punta Arenas, en el sur, con fiestas familiares y celebraciones en restaurantes, centros nocturnos y con fuegos artificiales.

En los festejos no faltaron las empanadas, los arrollados de cerdo, la carne al pincho y los asados, acompañados con vino tinto, cerveza y pisco o ron en sus distintas variantes de tragos preparados.

Como es tradicional, para celebración de Año Nuevo, más de un millón de personas llegaron a Valparaíso y Viña del Mar para presenciar los espectaculares fuegos artificiales en su litoral en el Pacífico.

Se trata de uno de los espectáculos pirotécnicos más grandes de América Latina y los miles visitantes nacionales y extranjeros tenían ya reservadas más del 90 por ciento de la capacidad hotelera de las dos ciudades, que sólo las divide una avenida.

El inicio de la fiesta

Estos festejos comenzaron en Chile en 1671, en tiempos coloniales, cuando los jesuitas españoles levantaron una campana en lo alto de la Iglesia de la Compañía de Santiago, que a la medianoche comenzó a anunciar el naciente año.

En adelante, esta tradición se convirtió en una oportunidad para que, al igual que en la Navidad en la noche del 24 de diciembre, las familias de diferentes clases sociales compartieran y lucieran los trajes adquiridos especialmente para la ocasión.

Los puntos de reunión eran en la Alameda, la arteria principal de la capital, donde se instalaban fondas durante una semana y cada noche se hacían presentes los fuegos artificiales, en medio de la música y presentaciones artísticas. Al llegar las doce la noche, sonaba el cañonazo en el emblemático Cerro Santa Lucía, en el centro de la ciudad, y rompían las campanadas de las iglesias. Para esperar el 2012, los chilenos practicaron singulares cábalas y supersticiones.