La princesa que se convirtió en miserable

Actualizado
  • 16/02/2013 01:00
Creado
  • 16/02/2013 01:00
PANAMÁ. Cuando en el 2001 Anne Hathaway, a sus 18 años, personificó a la princesa que estaba escondida en un suburbio de la ciudad de Sa...

PANAMÁ. Cuando en el 2001 Anne Hathaway, a sus 18 años, personificó a la princesa que estaba escondida en un suburbio de la ciudad de San Francisco, Estados Unidos, sin saber que era miembro de una familia real europea de Genovia y heredera de una corona, nunca pensó que su futuro sería tan prometedor.

Mia Thermopolis, fue el personaje que interpretó en la cinta el Diario de una Princesa 1 y 2, de Disney, gracias a estas películas Hathaway se convirtió en un icono juvenil. Después de ese paso, su carrera como actriz se catapultó y empezó a part icipar en importantes cintas como: El Diablo Viste a la Moda (2006), Alicia en el País de las Maravillas (2010), Valentine’s Day (2010) Batman Asciende (2012) y por su puesto Los Miserables (2012), la que la ha ayudado a llevarse importantes premios como Mejor Actriz de Reparto en los recientes premios a los Globos de Oro, el sindicato de actores SAG y hace poco la Academia Británica BAFTFA, además de estar nominada a los premios Óscar que se revelarán el próximo 24 de febrero en Los Ángeles, Estados Unidos. Los Miserables se estrenó el año en 2012, pero no fue hasta ayer que llegó a las salas de los cines panameños.

HATHAWAY Y FANTINE

Los Miserables es la adaptación cinematográfica del éxito teatral mundial visto por más de 60 millones de personas en 42 países y en 21 idiomas en todo el mundo que aún sigue batiendo récords de taquilla en todas partes en sus 28 años.

Ambientada en la Francia del siglo XIX, el filme, que fue dirigida por el inglés Tom Hooper, cuenta la apasionante historia de sueños rotos y amor no correspondido, pasión, sacrificio y redención, un testamento para la fortaleza del espíritu humano.

En la película Hathaway interpreta a Fantine, una madre que se prostituye para poder dar de comer a su hija. La conexión de la actriz con Los miserables empezó mucho antes de que le ofrecieran el papel de Fantine. Cuando la actriz tenía siete años, el productor teatral Cameron Mackintosh escogió a su madre para hacer el papel de una de las chicas de la fábrica durante una gira del musical por Estados Unidos, y posteriormente interpretó a Fantine en varias ocasiones.

‘Solo quiere amor y ser libre para amar’, explicó Hathaway sobre su personaje en una entrevista realizada por Universal y cedida a La Estrella. ‘Pero Fantine solo obtiene dolor y desprecio. El tremendo sufrimiento de ella da pie al cariño que se infiltra en todo el resto de la película’ agregó la actriz.

La dedicación de Hathaway al personaje fue en todo sentido extraordinaria, su transformación física así como el emocional, también fue muy intensa . No sólo decidió que le cortaran su cabello en la escena en que Fantine vende su cabellera, sino que la ya delgada actriz perdió mucho peso para hacer que la decadencia física de Fantine fuera absolutamente creíble y que, en última instancia, su muerte se debiera a que se había consumido.

‘Durante el transcurso de cinco semanas, perdí 25 libras’, cuenta Hathaway. ‘Fue muy intenso y muy extremo y, para ser honesta, si me hubiera detenido a pensar realmente lo que estaba haciendo, me hubiera parecido demasiado duro. Sabía que tenía un momento final, y todo lo que necesitaba era mantener ni espíritu y mi enfoque en ese punto. No soy del método, pero estaba interpretando a un mártir. Por lo tanto, cualquier tipo de sufrimiento que experimentara, no se sentiría como un sufrimiento. Me sentiría como ella, que fue la transformación instantánea’, explicó.

Si bien muchos musicales tienen buena parte de diálogo, Les Misérables es casi íntegramente cantado. Eso representaría un enorme desafío para el elenco y el equipo a medida que avanzaba la producción. Hathaway y Hooper analizaron que ella cantaría en vivo, dado que estaba preparada para la tarea. ‘Yo estaba de acuerdo con la idea de cantar en vivo’, indicó la actriz. ‘Hay musicales que tienen una determinada sensibilidad y en los que hacerlo en vivo no marcaría gran diferencia. Es más fácil tener una pista y hacerlo de esa forma. Pero cuando tienes una historia tan dramática, cuando no hay diálogo para ver a través de ti, y cuando todo es así en el momento, implica una gran presión tener que cantar todo el tiempo, pero es tan espontáneo. Puedes mantener eso, honrarlo y explorarlo. Es un riesgo, pero los beneficios superan el posible costo.’, añadió.

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