Un pintor de corazón

PANAMÁ. Ingeniero de profesión y pintor autodidacta, Eduardo Navarro comenzó a dibujar a los 3 años y a pintar formalmente en 1974, desde entonces le guarda tres horas diarias a esta pasión.

‘Inicié coleccionando libros sobre este arte, visitando museos, preguntado mucho a pintores amigos, pero sobre todo equivocándome mucho y divirtiéndome más’, dijo.

Desde su taller en Costa del Este, argumentó que para él hacerse artista plástico fue más difícil por no haber estudiado pintura, sin embargo, aseguró que ser empírico le ofreció desarrollar su propio estilo, donde no tiene límites ni murallas.

Según Navarro, la inspiración no es una musa lejana, la encuentra en todo lo que lo rodea. Y en ese reducido pero confortable estudio está rodeado de cráneos de camello, avestruz, vaca, chivo, lobo, lagarto y caballo, osamentas que consigue a través de intercambios culturales o por correo.

‘Caballos’ es su creación más representativa, temática a la que ya le ha dedicado 11 años. Su atracción por las estructuras, edificios, carros y sobre todo la de los animales y la de los seres humanos— lo condujo a estudiar las osamentas. ‘Antes de interesarme por pintar caballos, lo primero que hice fue estudiar su estructura ósea. Luego, el movimiento de sus músculos, así fue que pude pintar un caballo en movimiento. Cada cosa lleva un proceso de aprendizaje como si se tratara de un doctor o veterinario’, detalló Navarro.

‘Mi pintura es muy subjetiva y muy subconsciente y pienso que el tema me escoge a mí.

En el caso de los caballos, ellos me escogieron, y el día que me suelten ni me daré cuenta’.

TÉCNICAS

Aunque son variadas las técnicas sobre tela que domina, el pintor de corazón se identifica con el neoexpresionismo.

Cuando el artista panameño se enfrenta a un lienzo en blanco no puede predecir su período de trabajo; pues el tiempo que le toma realizar una obra, depende de cuán arraigado tenga el concepto (el que define el comienzo y el termino de la creación).

La pintura está terminada cuando ‘sientes que lo que quieres expresar está todo allí, de esa forma me doy cuenta que terminé un cuadro. Tienes que tener mucho cuidado en no pasarte, porque [la obra] pierde todo el impacto’, puntualizó.

Aunque no expone sus obras muy a menudo en Panamá, algunas de sus piezas reunidas bajo el título ‘Papel y Metal’ se mostraron en la Galería Habitante.

A parte de exponer sus creaciones en el país, Navarro ha mostrado su trabajo fuera del continente americano. En octubre de 2012 estuvo en Johannesburgo, Sudáfrica, donde exhibió ‘Caballos’, compuesta por 24 cuadros, donde logró hacer intercambio cultural con otros artistas.

¿Próxima exposición? Pues no tiene y es algo que no le causa estrés. ‘Ahora mismo estoy pintando muchas comisiones, después de esto, tendría que acumular algunas obras para poder hacer una exposición’, argumentó.

SUS GRANDES MAESTROS

Por un cuadro de Egon Schiele, Navarro pagaría un millón de dólares. ‘Me llaman la atención sus obras porque son súper poderosas, tristes y deprimentes. Tienen un sentido de profundo pesar y lo que las hace atractivas es la forma particular del dibujo del cuerpo de la mujer, es extraordinaria’.

Una obra que aseguró le impresionó sobremanera fue la de ‘Picasso Black and White’, que vio en el Museo Guggenheim Bilbao, en Bilbao, España.

‘Me encanta la filosofía de [Pablo] Picasso porque pintaba lo que él quería, era un maestro. Esas figuras deformes que hacía Picasso iban en contra de la corriente del momento

La idea era liberar un poco la formalidad de la tradición’. Además de Schiele y Picasso, Navarro dijo: ‘me han impactado diferentes artistas, en diferentes épocas de mi vida’. Y precisamente buscando nuevas experiencias artísticas, durante el primer semestre de este año, Navarro visitará las ferias de arte de Londres, Berlín y Dubai, para ‘conocer y tantear otros mercados, otras oportunidades y opiniones’.