'La crónica francesa', un tributo a la palabra escrita desde la pantalla grande

Actualizado
  • 18/11/2021 00:00
Creado
  • 18/11/2021 00:00
La nueva cinta del afamado director Wes Anderson se estrena hoy en Panamá. A través de diversas historias se narra el nacimiento e impacto del diario 'The New Yorker' en Kansas.
La cinta es un conglomerado de escritos y experiencias basadas en la revista 'The New Yorker', de inicios de siglo.

El amor por Francia, el cine francés y el periodismo son los elementos clave que buscó destacar el cineasta Wes Anderson en su nuevo filme, La crónica francesa (The French Dispatch, 2021), que se estrena hoy en cines nacionales. La cinta rinde un homenaje a la revista neoyorquina The New Yorker, una lectura que apasionaba a Anderson, así como sus años de visitas a Francia, el lugar en donde se enamoró más del cine.

Describir la cinta no es tarea fácil, a diferencia de muchas otras obras audiovisuales que han salido a lo largo de este año, algunas de comedia, de superhéroes o familiares que se centran en valores, buenas maneras sociales o aprendizaje introspectivo. Pero, La crónica francesa no es así. Es un conglomerado de escenas rápidas, conversaciones fugaces y movimientos de cámara cautivantes que arrastran la concentración hacia nuevos focos, cada uno sin durar lo suficiente para crear una reflexión profunda en ese momento.

Con un elenco de grandes nombres, la cinta presenta a: Frances McDormand, Timothée Chalamet, Owen Wilson, Bill Murray, Tilda Swinston, Léa Seydoux, Benicio Del Toro, Adrien Brody, Jeffrey Wright, Lena Khoudri, Saoirse Ronan, Edward Norton, Willem Dafoe, Anjelica Houston, Kate Winslet, entre otros.

La historia fue escrita por Roman Coppola, Hugo Guinness y Wes Anderson, quienes disectan los recuerdos de Anderson y la realidad de una Francia revolucionaria, artística, longeva e inesperada.

Cada acto destaca un escrito especial por el elenco de 'periodistas'.

A través de tres actos principales, la historia narra los sucesos independientes de Moses Rosenthal (Benicio Del Toro), un convicto sentenciado por homicidio que se convierte en uno de los “principales pintores del siglo” al comenzar a pintar a su musa, amante y guardia de celda, Simone (Léa Seydoux). En el transcurso de su biografía –contada de forma intensa y cómica por Swinton–, se conoce entonces a quien será su portavoz en la vida fuera de la prisión, Julián Cadazio (Adrien Brody).

En la segunda historia nos concentramos en una periodista soltera (o solterona, como rehúsa llamarse, pero el resto la etiqueta), Lucinda Krementz (Frances McDormand) quien cae en la revolución entre estudiantes de la ciudad francesa Ennui-sur-Blasé, donde Zeffirelli (Timothée Chalamet), un joven poeta revolucionario, hace de líder y quien deberá aprender que cada guerra tiene sus vivencias y consecuencias.

En el tercer acto, quizás el más complejo de la cinta, se muestra a un periodista gastronómico, Roebuck Wright (Jeffrey Wright), quien se adentra en las entrañas de una estación de policía, en donde hace el intento de escribir el perfil de un chef legendario llamado Nescaffier (Steve Park), que hace su magia en la cocina del departamento de policía. Cada historia se cuenta con su propio estilo, con Anderson utilizando animación, gráficos, naturaleza muerta, juegos de palabras visuales y gags, todos unidos por el hilo de la partitura de Alexandre Desplat y el sentido de misión resuelto de Anderson.

En una entrevista con La Estrella de Panamá, Anderson señaló que “todos los escritores de la historia tienen sus modelos”, pero diría que “no hay un personaje en la película que sea tan parecido a su modelo como para ser indistinguible, aunque sí toman pequeñas partes de todas estas personas”.

La cinta es un tributo a los amores de Anderson, la escritura, el cine y Francia.

“Junto con estos escritores tienes a los editores que inspiraron a Arthur Howitzer, Jr.: Harold Ross, el fundador de The New Yorker, y William Shawn, quien lo sucedió. La película surge a partir de ellos, y de E.B. White. También hay otras voces de The New Yorker que sirvieron de inspiración, aunque no conozco particularmente su trabajo”, enfatizó, “una de ellas es St. Clair McKelway, creo que leí un solo artículo de él una vez, pero lo conozco más como personaje de libros acerca de The New Yorker, que como alguien que estaba allí. Hay tantos personajes y personas que se convirtieron en leyendas en esta extraña pequeña revista”.

Angoulême fue el lugar donde se rodó la cinta, una ciudad de poco más de mil habitantes, todos socios de la producción como extras o ayudantes en la realización de la cinta. Luego de una intensa búsqueda de locaciones, Anderson, el diseñador de producción, Adam Stockhausen y el productor Jeremy Dawson apuntaron a la ciudad de “época” como el indicado para desarrollar todas las historias de La crónica francesa. “Es una ciudad construida en distintos niveles; es muy especial rodar en un lugar que tiene profundidad, donde siempre hay algo detrás de ti. Las distintas capas te dan un marco en el fondo, y te da más posibilidades en la puesta en escena. Hay algo que te cautiva de inmediato en una ciudad con escaleras y callejuelas que descienden...”, apuntó el director.

Un reto al espectador

Más allá de no poder explicar la película a quienes no la hayan visto (por eso se incentiva a verla), el reto de Anderson fue crear diversos personajes que se sintieran reales, identificables y atrayentes en la gran pantalla, ayudándose de las vidas reales de a quienes encarnan, aún con nombres ficticios.

Un elenco de reconocidos actores se juntan en la narración.

El director listó las referencias para los personajes, quienes surgen de tomar a The New Yorker como el foco de la cinta; además, destaca a escritores de la revista como las insignias de los diferentes personajes. “Tilda Swinton interpreta un personaje llamado J.K.L. Berensen, que no es exactamente una persona de The New Yorker, pero la persona en la que está inspirada daba conferencias en el museo Metropolitan”, enfatizó Anderson en la entrevista.

Frances McDormand da vida a una mujer llamada Lucinda Krementz. Su personaje fue basado en la escritora Mavis Gallant, de las favoritas del director. “Era una residente francesa y vivía en mi barrio en París. De alguna manera, siempre sentí una conexión con ella, y hace tiempo que sentía que Frances McDormand podía encarnarla. También hay algo en el personaje de otra escritora, Lillian Ross, que fue amiga mía durante años. Y Janet Flanner, quien escribía sobre París para The New Yorker bajo el seudónimo de “Genêt”, comentó.

Roebuck Wright, el personaje interpretado por Jeffrey Wright en la película, nació a partir de un escritor llamado A.J. Liebling, quien solía escribir sobre comida, pero que también lo hacía sobre Francia. “Le encantaba viajar a Francia; había ido por primera vez cuando era muy joven y siempre regresaba. Estuvo allí durante la guerra; la historia es que se escabulló de su padre y se fue a Francia, y luego engañó a su padre para que lo dejara quedarse”, apuntó Anderson, además de señalar a James Baldwin y Tennessee Williams como inspiraciones.

Por su parte, al fundador de la revista, Arthur Howitzer, Jr. –que hace paralelo con el fundador real de The New Yorker, Harold Ross, y William Shawn, quien le sucedió– fue tomado también con partes del escritor E. B. White.

'La crónica francesa', un tributo a la palabra escrita desde la pantalla grande

Anderson nos muestra su nostalgia por objetos y tiempos que, incluso, le preceden. Es extraño que una película tan abarrotada, deslumbrante y visualmente insistente deje tanto espacio para la asociación libre, pero la obra de Anderson lo hace.

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