El índice de Confianza del Consumidor Panameño (ICCP) se situó en 70 puntos en junio pasado, con una caída de 22 unidades respecto a enero de este año,...
- 23/04/2009 02:00
S i hay algo de lo que podemos estar seguras, segurísimas es que, aún deseando no hacerlo, siempre proyectamos una imagen. Esta premisa nos pone contra la pared. ¿Es que no podemos ser invisibles cuando vamos al supermercado, a la farmacia, a llevar a nuestros hijos al colegio, al estar en casa simplemente?
Pues no, invisibles no. Podemos ser lindas, estar arregladas, transmitir un mensaje sano de autoestima equilibrada y cuidado personal adecuado.
Podemos reflejar un matrimonio saludable, podemos tener hijos orgullosos de lo linda que es su mamá.
Podemos vernos feas, desarregladas, dejadas, perezosas, desilusionadas, cansadas, desinteresadas de la vida.
Es nuestra elección.
Y nuestras son también las consecuencias.
Cuando nosotras vamos al súper o a la farmacia o al colegio de nuestros niños o a la abarrotería de la esquina, vemos a otras mujeres.
Asumimos que son felices, infelices, que están satisfechas con sus vidas o no, que se quieren a si mismas o no, etc., solo con verlas caminar, sonreír, moverse, saludar. Con solo ver sus peinados, maquillaje, su ropa, sus zapatos.
El ser humano se alimenta permanentemente de las percepciones de sus sentidos, toma decisiones y se hace ideas del prójimo según lo que ven.
Es muy bueno ser una persona sencilla, generosa, apacible, ordenada, cariñosa.
Pero es mucho mejor ser una mujer sencilla, generosa, apacible, ordenada, cariñosa que además es bella, atractiva, bien cuidada, femenina, atenta de su imagen. Todas la mujeres podemos brillar, es cuestión de decidirse.
Ten un bolso bello y llamativo que te vista con solo usarlo, ese es un accesorio que ayuda a verte bien y arreglada.
Usa al menos labial y rimmel de pestañas al salir aunque sea a la esquina (y sombra, polvo, blush si es posible, también).
No te vistas de entre casa, no uses camisetas X grandes ni chancletas.
Ten tus manos siempre arregladas.
Siempre ten el cabello arreglado (sin crecimiento de raíces, bien cortado, limpio).
Mira tu rostro. Con el color adecuado, tus ojos se iluminan y tu rostro se pone como si te ruborizaras. Con el color adecuado, parece que sonríes aunque no lo hagas. Con el color adecuado ves menos líneas de expresión o arrugas en tu rostro.
Si tienes en tu clóset alguna prenda que nunca usas porque no te convence el color, acéptalo: jamás la usarás. Internamente nuestro sentido de la estética es muy preciso. Regálala y comienza a comprar con cuidado: obsérvate y observa lo que los colores pueden hacer por ti para bien, para mal, para mejor.
A la gente le gustará lo que verá: a ti te gustarán sus sonrisas y miradas de aprobación. Inténtalo.