Turismo impulsa empleo local y compras directas a productores

La compra directa a productores, la generación de empleo en comunidades y la capacitación convierten a la gastronomía de productos frescos y nacionales en un eje del desarrollo turístico y económico local

La gastronomía se ha consolidado como uno de los principales vínculos entre la actividad turística y el desarrollo económico de las comunidades, al generar empleo directo, encadenamientos productivos y oportunidades para productores agrícolas y pesqueros.

En la provincia de Coclé, la operación gastronómica de un complejo hotelero ilustra cómo el turismo integra la economía local mediante la compra directa de frutas, verduras, proteínas y pescados a productores nacionales, principalmente de Chiriquí y zonas cercanas. El modelo reduce intermediarios, favorece precios más justos y garantiza la frescura de los alimentos que llegan al consumidor final.

“La calidad comienza en el origen del producto. Cuando se estandariza, la frescura se nota”, señaló Nibaldo Escobar, chef ejecutivo del hotel Decameron, quien destacó que el trabajo directo con agricultores y pescadores fortalece prácticas sostenibles y relaciones comerciales de largo plazo.

Más allá del suministro de alimentos, la gastronomía representa una fuente relevante de empleo. En ese complejo hotelero, cerca de 900 personas forman parte de la planilla, de las cuales más de un tercio se concentra en las áreas de cocina y servicio. La mayoría de estos trabajadores proviene de distritos cercanos de la provincia como Río Hato, Antón y Penonomé. A ello se suma la capacitación continua del personal, que permite la movilidad laboral desde posiciones operativas hacia roles de mayor especialización y liderazgo.

Este tipo de encadenamiento productivo no es exclusivo de un solo hotel. En Panamá, cadenas como RIU, Marriott y Westin han incorporado esquemas de compras recurrentes a productores agrícolas, pescadores artesanales y empresas de servicios locales, como lavandería, mantenimiento y transporte. En provincias como Coclé, Chiriquí y Azuero, el impacto comunitario es mayor debido a la cercanía con pequeños proveedores.

La dinámica se replica también en otros segmentos de la economía. Restaurantes y cadenas gastronómicas, junto a supermercados y empresas agroindustriales, han fortalecido la compra de insumos nacionales, integrando a caficultores, ganaderos, agricultores y pescadores a cadenas formales de suministro.

Supermercados como Rey, Riba Smith y El Machetazo mantienen programas de adquisición a productores certificados, mientras que la agroindustria alimentaria impulsa procesos de capacitación en inocuidad, trazabilidad y estándares de calidad, generando empleo indirecto en logística, empaque y distribución y elevando la competitividad del sector productivo local.

Este enfoque evidencia cómo la gastronomía de estos negocios trasciende la experiencia del huésped y consumidores y se posiciona como un componente estratégico del turismo sostenible. Al conectar la demanda turística con la producción local y el empleo comunitario, el sector contribuye a dinamizar economías regionales y a reforzar el papel del turismo como motor de desarrollo.

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