La ortografía y la imagen personal

Actualizado
  • 14/05/2009 02:00
Creado
  • 14/05/2009 02:00
E n la última entrega de esta columna toqué el álgido tema de nuestra manera de hablar y sus consecuencias en la imagen que proyectamos ...

E n la última entrega de esta columna toqué el álgido tema de nuestra manera de hablar y sus consecuencias en la imagen que proyectamos ante el mundo. ¿Cuál no sería mi sorpresa al descubrir que yo misma incurría en ese instante en otro tipo de errores igualmente graves (aunque a veces menos notorios): los escritos?

Voces generosas y preocupadas me llamaron la atención sobre el mal uso de palabras como ENVES/ EN VEZ. Así he descubierto que, a pesar de ser una lectora orgullosa, una enamorada de nuestra lengua y una ex participante de Juegos Florales en mis años juveniles, cometo errores cuyo arraigo a mis costumbres es inmemorial.

en vez (= en lugar), envés (= parte opuesta a algo). Así, en mi columna anterior, debí decir:

“cometiendo el error de decir?vamo a comé en vez de vamos a comer, yo fui a bailá en vez de yo fui a bailar, etc. ?”

A raíz de ello prolongo mi discusión sobre el tema de la palabra dentro del contexto de la Imagen Personal porque todos somos candidatos potenciales a incurrir en errores que pueden afectar la imagen que tiene alguien de nosotros.

En el plano laboral y social escribimos muchos mensajes vía Internet o correo electrónico. En muchas ocasiones la ortografía, signos de puntuación, sintaxis, etc., nos dan una idea del nivel educativo, social y cultural de una persona.

Personalmente, creo que el interés juega un papel clave en este asunto. Leer nos ayuda mucho a mejorar nuestra ortografía, pues registramos las palabras en nuestro disco duro y luego las escribimos bien porque así las concebimos subconscientemente: así las vimos escritas por primera vez y no conocemos otra manera.

Curiosamente, también tiene mucho que ver el tiempo que dedicamos a escribir y a leer lo que hemos escrito. Muchas veces sabemos cómo se escribe una palabra pero nos equivocamos por estar apurados, no leemos y enviamos algo mal escrito. Por ello, tan importante como escribir a conciencia es leer y revisar a conciencia. No nos gusta, no tenemos tiempo, no se nos ocurre hacerlo todo el tiempo. Pero hay que hacerlo.

Imaginémonos yendo a una entrevista laboral. Aparecemos en la oficina de punta en blanco, regias. Regios. Impecables. Una gran sonrisa, un firme apretón de manos. Una voz agradable, buena modulación. Autoestima saludable. Campeones.

El puesto al que aplicamos es de importancia, manejaremos personal y rendiremos cuentas a un alto funcionario.

Léxico impecable, hablar pausado, perfecta pronunciación.

Al final de una entrevista prometedora dejamos con la recepcionista una nota de agradecimiento al reclutador por habernos recibido y entrevistado.

Lo nota reza:

“Estimado señor Pérez:

Agradesida por su tiempo, le reitero mi interez en ser parte del equipo de su empresa.

Estoy a tu completa dispocicion. Voy ha enviarle el correo que le prometí ésta tarde sin falta.

Atte.

María Velázquez”

Si mis lectores se animan, escríbanme y envíenme este párrafo con las correcciones pertinentes, ¡seguiremos la próxima semana!

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