Panamá recuerda a Benedetti

PANAMÁ. La dramaturga uruguaya Alondra Badano conoció a Mario Benedetti cuando era estudiante de la Facultad de Humanidades de Montevideo. “Él llegaba a leernos sus poemas. Luego lo vi muchas veces durante su exilio, en La Habana y Barcelona”, recordó la escritora radica en Panamá.

En una ocasión, en un examen universitario le preguntaron: ¿En qué es Benedetti un representante genuino de la cultura uruguaya?. “En que es un montevideano de traje gris que anda modesto por las oficinas donde escribió sus primeros versos, como un ciudadano más, escribidor de retazos de vida que dejan ver las fisuras por donde se escapa la nostalgia de las almas, cuando ven que la justicia le debe cuotas a la humanidad”, respondió la autora de “Babilonia Way of Life”.

Para el poeta Pablo Menacho, Benedetti siempre mantuvo “una ética de vida por la cual tuvo que pagar con la persecución y el exilio”. “A pesar de ello nunca claudicó y mantuvo la esperanza de que, por encima de políticas trazadas desde otras latitudes, se respetara el derecho a ser y a pensar”, agregó.

El crítico literario y promotor cultural Ricardo Arturo Ríos considera al desaparecido literato uruguayo como “uno de los clásicos de la literatura hispanoamericana”, quien incursionó en todos los géneros y “en ellos dejó huellas imborrables de creatividad”. “Muchos se enamoraron con su lírica y cuestionaron las dictaduras con sus dramas y ensayos”, apuntó Torres.

“Con su muerte, la humanidad pierde una escala más de su potente voz”, manifestó Rodolfo De Gracia, miembro de la Academia Panameña de la Lengua. “La injusticia contra Borges se duplica y se bifurca ahora en el Cervantes que sobradamente mereció Benedetti y que no se le dio”, se lamentó el escritor, quien ha publicado diversos ensayos.