Ni niño ni adulto

P ara empezar, y poder entender a un hijo adolescente, los padres no deben olvidar cómo se sintieron al pasar por esta etapa. De esta forma podrían ponerse en su lugar y tratar de entender y tolerar su conducta, a veces incomprensible. Esto es muestra de que todo es un estadio. Hoy nos miramos a un espejo y seguramente vemos a personas muy distintas a lo que fuimos en aquella época en que tirar puertas, encerrarse por horas o no querer saber de nadie era una constante. Por esto la acción de los padres es clave. No hay que dejarlos hacer lo que quieran, hay que guiarlos hacia el camino que poco a poco los llevará a entender lo que les ocurre.

Durante este tiempo se empieza a confirmar la propia identidad, seguida de una cantidad de cambios corporales, psicológicos y sociales que en la mayoría de los casos afectan más a las niñas que a los niños porque los cambios para ellas son mucho más drásticos. Por esto el sentimiento de ser ajeno predomina, ya que debido a los cambios se producen temores. Los sentimientos más recurrentes son los de tristeza y enfado con los que los padres deben vivir y sobre todo tratar de llevar sin obligarles a estar de un modo distinto.

Según Adela Rojas, especialista en sicología adolescente, este es un momento en que los adolescentes empiezan a tomar decisiones para sentirse independientes, pero a la vez quieren seguir estando bajo los cuidados y la protección de la infancia.

Todo este proceso da como resultado la consolidación de su identidad. Pero esto se da en medio de una lucha psíquica constante, en medio de las experiencias y los vínculos sociales y las relaciones interpersonales que tiene los adolescentes. Por esto los modelos en este momento son tan importantes, ya que ellos siguen este tipo de iconos para crear un auto concepto y una auto imagen que pueda ser acepta socialmente. ©PUBLICACIONES SEMANA