Jesús, el protagonista

Actualizado
  • 02/04/2010 02:00
Creado
  • 02/04/2010 02:00
CRISTO PROLETARIO: ENRIQUE IRAZOQUI. Los caminos del Señor son inescrutables y les resultan atractivos incluso a cineastas no c...
CRISTO PROLETARIO: ENRIQUE IRAZOQUI

Los caminos del Señor son inescrutables y les resultan atractivos incluso a cineastas no creyentes. El italiano Pier Paolo Pasolini, comunista, ateo y homosexual, concibió la que está considerada la aproximación más hermosa a la figura de Jesús de Nazareth: Il vangelo secondo Matteo.

Desde el humanismo, consideraba a Jesucristo el mayor revolucionario de todos los tiempos y, para encarnarlo, quiso atraer a dos expertos en dinamitar esquemas: los escritores beat Jack Kerouac y Allen Ginsberg.

Sin embargo, tuvo una “epifanía”: conoció a un joven español de madre italiana que estudiaba literatura y quería centrar su tesis en la obra pasoliniana. Enrique Irazoqui, nacido en Barcelona el 5 de julio de 1944, se convirtió en el Cristo más proletario. Pero el actor no encontró hueco en el cine y acabó siendo profesor de literatura en Cadaqués y ajedrecista.

EL MÁS CARNAL: WILLEM DAFOE

Martin Scorsese, experto retratista de la corrupción contemporánea, deslumbró por su heterodoxa visión de Cristo, basada en el material literario del griego Nikos Kazantzakis.

En ella, un Cristo con más aristas humanas y filosóficas se hacía vulnerable al atractivo carnal de María Magdalena y se materializaba en el rostro anguloso y poco angelical de Willem Dafoe.

El actor, con predilección por roles bastante impíos, pasó todo un verdadero calvario durante el rodaje: Scorsese le prohibió fumar para evitar imágenes de un Cristo adicto a los cigarrillos.

Para más “inri”, el propio Dafoe optó por métodos interpretativos poco recomendables: abusó tanto de las gotas para dilatar sus pupilas y conseguir una mirada ultraterrena aun con la luz de los focos, que perdió la vista. Al tercer día, como en las escrituras, la recuperó.

EL MÁS GORE: JIM CAVIEZEL.

Un Mel Gibson en la cúspide de su carrera decidió mirar al cielo y crear The Passion of the Christ , una película con ambiciones casi integristas: rodada en arameo y latín y con un retrato impúdico del castigo físico que sufrió Jesucristo hasta llegar a la cima del Gólgota. Bombazo de taquilla, crucificó, en cambio, la carrera de Jim Caviezel, al que le sigue costando “resucitar” después de un filme de tanto impacto.

EL CRISTO TEEN: JEFFREY HUNTER.

En tiempos de competencia con la televisión, la Biblia volvió a la gran pantalla para defender la épica de la gran pantalla. Cristo hizo un “papel secundario” en la ganadora de once Óscares Ben Hur (1959), y tuvo los rasgos de Max von Sydow en The Greatest Story Ever Told (1965). Pero la película más relevante entre ellas fue King of Kings (1961), de Nicholas Ray.

La elección del protagonista, en cambio, suscitó no pocos comentarios jocosos: Jeffrey Hunter tenía una cara tan angelical que parecía casi adolescente, y la prensa de la época puso el sobrenombre de “Yo era un Cristo teen ”a la ambiciosa superproducción.

Hunter, en realidad, tenía 35 años, mucha más edad que otros intérpretes que habían encarnado a Jesucristo anteriormente.

EL CRISTO DE LAS BUENAS COSTUMBRES: H.B. WARNER

Con el mismo título que la película de Ray, el hombre que pronunciara aquello de “dadme dos páginas cualesquiera de la Biblia y haré una película”, Cecil B. De Mille, no hizo excepción con Jesús, cuya interpretación corrió a cargo de H.B. Warner en 1927.

Como Scorsese, también prohibió a todo el reparto practicar actividades “antibíblicas”: fumar, juegos de azar, natación, juegos de balón, salidas nocturnas o conducir descapotables.

Los planes fallaron cuando una mujer con la que Warner había mantenido relaciones amenazó con dinamitar el aura pura del filme. De Mille solucionó el conflicto a la manera del viejo Hollywood: pagó a la susodicha un silencioso exilio fuera de Estados Unidos.

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