Voy camino de Belén

Actualizado
  • 04/12/2011 01:00
Creado
  • 04/12/2011 01:00
Querido Santa: ¿Qué será lo que tiene la Navidad, que pone a la gente como loca? Y no me digas simplemente que es la época de la paz, e...

Querido Santa: ¿Qué será lo que tiene la Navidad, que pone a la gente como loca? Y no me digas simplemente que es la época de la paz, el amor y los regalos, por favor. Respeto tus canas y tus años explotando duendes, pero quiero llegar al meollo del asunto. A mi me resulta de lo más curioso, como mínimo, que ni bien Rudolph asoma su nariz, en Panamá la gente se quiere matar de la alegría.

Como por arte de magia, los autos se multiplican y los tranques duran toda una vida. En un rapto de puro júbilo, la gente se pone a pitar y pitar, ¡pero más que de costumbre!, convirtiendo el ingrato tráfico en una verdadera caravana llena de dicha. Nadie avanza, pero quedas tan sordo y aturdido que te vas olvidando del tranque de a poquito. ¿No es genial? Y eso no es nada. En los centros comerciales no hay un solo parking desocupado. Y en vez de rendirse y dedicarse al ‘origami’, ahí ves a la horda entusiasta peleándose a patadas y puñetes por conseguir un huequito donde dejar el carro, para entrar cuanto antes a gastarse todo el dinero que puedan en descubrir el verdadero sentido de la Navidad.

Y hablando de algarabías surrealistas y misterios sin resolver, no tienes idea la fascinación que tienen por el Burrito Sabanero en este país. Jesús, ¡y eso que no tenemos sabana! No importa que el repertorio de villancicos sea amplio. Te juro que en diciembre no hay un solo lugar del territorio nacional donde no esté sonando el ‘tuqui tuqui tuqui tuqui’ a todo lo que da, para el regocijo de la poca conciencia que aún no se ha tragado el ‘Juega Vivo’ (lógica panameña que enseña que, para ser alguien, hay que joder a todo aquel que te rodea). Ahora que lo pienso, voy a hablar con el presidente a ver si le hacemos un busto al incansable cuadrúpedo y al anónimo niño del galillo de oro, que cada año sin falta nos llevan por ese interminable camino que conduce hacia Belén. Todos juntos por Panamá.

Ya entrando en materia (que luego me paso de la cantidad de palabras y mi editora se molesta), yo estaba pensando pedirte una tableta de regalo. Dicen que son la madre y el mejor invento desde la tarjeta de crédito, que no hay nada mejor para estar todo el día pelotudeando que es una maravilla. Y como está de moda perder el tiempo, yo dije ‘Nada, esto es’. Pero no puedo ser tan egoísta, viste. Prefiero pedirte encarecidamente, tú que todo lo ves, que nos ayudes a descifrar a dónde se han perdido los más de 6 mil millones de dólares que el Canal de Panamá le ha aportado a las arcas del estado en estos 12 años de administración panameña. Mira que acá los políticos dicen que ya no hay recursos para hacer más hospitales y escuelas, solo para la Cinta Costera 3 y la Torre Financiera.

Te pido también que este año el precio de la libra de guandú no se vaya a las nubes, por favor. No vaya a ser que nos pase lo mismo que con el metro cuadrado, y ahora hace falta ser apellido Trump para comprarse un departamento decente. No estuve aquí para oponerme a tiempo al boom inmobiliario, ¡pero con el arroz con guandú que nadie se meta! Un abrazo, PERIODISTA

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