Fiesta cultural en la montaña

Actualizado
  • 02/02/2012 01:00
Creado
  • 02/02/2012 01:00
VERAGUAS. Nataly Yap Vanela no veía la hora en que pudiera estar sobre la tarima del Festival Arte y Literatura de San Francisco de la M...

VERAGUAS. Nataly Yap Vanela no veía la hora en que pudiera estar sobre la tarima del Festival Arte y Literatura de San Francisco de la Montaña (Veraguas). Como ella, muchos otros niños sanfranciscanos esperan para esta fecha la llegada de la fiesta cultural.

Al tomar aquella vía que se adentra en la campiña lo último que se imagina un foráneo es que hallará un acontecimiento como tal, donde no solo participan artistas vernaculares. El pintoresco pueblito interiorano recibe a rockeros, expositores de música clásica, poetas, pintores, escritores, fotógrafos, cineastas y todo promotor de las artes en cualquiera de sus ramas .

Esta fue la tercera versión del Festival. Edilberto González Trejos, sanfranciscano y organizador, recuerda muy bien el primer año: ‘si acaso habían tres gatos en este patio’. El fin de semana pasado ese mismo terreno estaba invadido de espectadores, las sillas no se daban abasto y la noche regalaba su mágico encanto para amenizar la velada.

La muestra artística inició con los poetas. El primer recital estuvo a cargo de las voces de Consuelo Tomás, Javier Medina B. y Lil M. Herrera.

Niños, jóvenes y adultos aguzaban sus oídos para atender las rítmicas frases que amplificaban las bocinas.

Esas tablas vieron desfilar al cantautor Gonzalo Homa, a Germán Pinzón, Cienfue, entre otros. Es que Tocando Madera no pudo encontrar mejor escenario ni público para iniciar su gira. Cielo estrellado, una brisa fresca que mecía a los árboles y hombres y mujeres amantes de las buenas costumbres. Todo conjugó perfecto para que los ejecutantes no extrañaran otro auditorio.

A la luz del sol los padres de los pequeños se apresuraban a terminar sus quehaceres para llevar a sus niños a participar de las actividades infantiles. Pequeños como Nataly se acercaban al Bibliobus del Instituto Nacional de Cultura (INAC), se les veía metidos en entretenidas lecturas a tal grado que hubiese sido un pecado interrumpirlos.

Talleres de manualidades, para desarrollar destrezas y capacidad inventiva, completaban la oferta para la gente menuda.

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